Finanzas

El principio del fin de las empresas públicas y el nacimiento de una nueva banca

La Razón
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manoel gadi

La semana pasada comenzamos nuestro primer artículo descubriendo el origen de la compañía española especializada en la financiación de empresas, Bravo Capital. En nuestro repaso a lo largo de la historia, hablamos de las importantes inversiones realizadas por el sector público para la creación de empresas estatales. Descubrimos que el periodo de la historia posterior a los años cuarenta no era un momento ideal para la creación de Bravo Capital, debido al proceso de nacionalización en el que la banca se encontraba. Se trató del momento en que surgieron las grandes compañías públicas de nuestro país, al calor de la creación en 1941 del Instituto Nacional de Industria (INI). El INI originó la apertura de nuevas compañías industriales en España y, de esta forma, promover el desarrollo económico del país. Endesa, Campsa, Telefónica, Renfe, Iberia, Elcano o Seat nacieron en este periodo.

Se trataba de un conglomerado diseñado para la consolidación del Estado como protagonista principal en la economía autárquica mediante el establecimiento de un conjunto de monopolios públicos que aglutinarían a todos los agentes de los sectores estratégicos españoles. Sin embargo, por su estructura, estaba condenado al fracaso, cosa que después se demostró. Y es que, si avanzamos un poco más en el transcurso de la historia, y nos centramos en los 70, podemos apreciar grandes cambios sociales y económicos que se produjeron en el país fueron el principio del fin de las empresas de titularidad pública. Sin duda, fue una década de transformaciones, con una mezcla entre la ilusión y la incertidumbre, que afectó a todos los ámbitos de la vida de los españoles.

un nuevo modelo

Durante la Transición, con un nuevo modelo económico sobre la mesa que se abría paso, la gestión pública de las empresas iba perdiendo fuerza a favor de la gestión privada. Pero no fue hasta los años 80, con la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, cuando comenzaron las desinversiones en las empresas públicas.Por un lado, se buscaba rentabilizar parte del sector público, hasta entonces subvencionado, cerrando o privatizando empresas como Hytasa, Intelhorce o Potasas de Navarra. Por otro lado, se promovió la venta de aquellas compañías que no tenían interés estratégico, como la Textil Tarazona, Marsans o Entursa, entre otras, y aquellas que no podían competir como empresas públicas, destacando Secoinsa, Skf, Seat, y Enasa. Se siguió con privatizaciones parciales mediante las salidas a bolsa de Gesa, Endesa, Ence, Repsol y Argentaria, y se culminó, en los años 90, con las privatizaciones totales de empresas tan relevantes hoy en día como Gas Natural, Endesa y Red Eléctrica. A lo largo de estos años, los del asentamiento definitivo democrático, reaparece la banca privada, la cual comienza a instaurar procesos de análisis de ratios, «rating» y una completa gestión de riesgos a la hora de dar financiación. Es en este momento, cuando comienza a gestarse la idea de fundar Bravo Capital.

Paralelamente a estos cambios en el modelo económico, se producen una serie de novedades en el ámbito de la educación. Las familias comenzaron a invertir en la formación de sus hijos, movidos por la creencia de que un mayor nivel de estudios implicaría un buen puesto de trabajo y, consecuentemente, una grata remuneración salarial. En ese momento, las empresas privadas comienzan a demandar perfiles muy especializados y el tan manido currículum vitae se convierte en un instrumento de diferenciación entre candidatos. Se trata de un momento en el que la privatización de las empresas va unida a la necesidad de financiación y a la contratación de profesionales altamente cualificados. Crecer se convierte en un imperativo para las nuevas empresas españolas.

Se están poniendo los cimientos de las finanzas, tal y como las conocemos hoy. De cómo evolucione la sociedad española y la necesidad de financiación de nuestras empresas, seguiremos hablando el próximo domingo.