El desafío independentista
«Esta situación destroza la imagen de Barcelona»
Los turistas, preocupados por la inestabilidad en las calles, intentan cancelar sus viajes. Otros se han visto atrapados en municipios catalanes
Los turistas, preocupados por la inestabilidad en las calles, intentan cancelar sus viajes. Otros se han visto atrapados en municipios catalanes.
Un turista británico no quita ojo a un balcón donde cuelgan varias señeras. No entiende el significado de este enseña. «¿Pero cuál es la bandera de Cataluña?», dice Cyril Dutton, que ha venido desde Burton-on-Trent, una pequeña localidad de Inglaterra. A él los movimientos separatistas no le resultan extraños, conoce bien los días de tormenta en los que Escocia desafió a Reino Unido con un referéndum soberanista. Aún así, dice que le preocupa más lo que ocurre en España, porque ve más tensión en la calle. Además, cree que esta situación de inestabilidad no es buena para el país ni para la ciudad como destino turístico. «Esta situación destroza la imagen de Barcelona. Claro que las manifestaciones afectan a los turistas. Nosotros el domingo, veníamos de Blanes, la intención era venir a Barcelona pero no pudimos, estaba cortado y tuvimos que hacer noche en Santa Susana, comenta. «Deben solucionar esto rápido porque si no hay gente que no querrá venir, por muy interesante que sea esta ciudad», apunta.
Este sector aporta aproximadamente un 15% del PIB de la Ciudad Condal, una vía de ingresos vital, y da trabajo a, aproximadamente un 9% de la sociedad. Una situación que ahora podría estar en riesgo y que, según ha explicado el ministro de Energía y Turismo, Álvaro Nadal, ya ha comenzado a mostrar un frenazo. Hasta ahora, según datos del Ministerio, la tasa interanual de crecimiento en Cataluña es del 10% y ahora, hasta septiembre, ha sido del 2%. «Quise cancelar mi viaje, lo tenía planeado desde hace seis meses, pero al ver lo que estaba ocurriendo, la violencia, las manifestaciones... intenté por todos los medios anularlo», afirma Hyesu, una surcoreana que finalmente sólo estará cinco días en Barcelona. «No es bueno para los turistas, yo tenía miedo. Me gusta que la gente pueda salir a la calle, pero no de esta manera. El otro día quise salir de la ciudad para visitar algún municipio de las afuera y no pude. Tengo que estar pendiente todo el día de si hay cortes, cierres, protestas, para organizar mi viaje. No es cómodo. Si la agencia con la que contraté el viaje me hubiera devuelto el dinero no habría venido», confiesa. A Katiana y Alex, de Bonn, Alemania, les gusta ver a la juventud movilizarse, dicen que son la fuerza de la democracia, pero que «todo debe hacerse de acuerdo a la ley. A mi no me gustaron las imágenes de la Policía agrediendo a la gente, aunque fuera ilegal, no se puede tratar así a los ciudadanos. Los que somos extranjeros nos hemos quedado con la imagen que ha salido en la prensa internacional y era la de los policías pegando. Es algo muy malo para Cataluña y creo que también para el resto del país. Hay que ser pacífico», apunta Alex.
Desde las cadenas hoteleras niegan que la tensión secesionista esté afectando a sus reservas. No hay un número de cancelaciones significativas como para poder relacionarlo con este contexto. Pero a pie de calle, la opinión es diferente. «Mis amigos me decían que estaba loca por venir en este momento, pero tenía que hacerlo porque presento una película en el Festival Internacional de Cinema Ciclista, así que aquí estoy», dice Jill Yesko, natural de Nueva York, pero que lleva ya años viviendo en Baltimore (Maryland). Para esta estadounidense, los separatismos no tienen sentido en pleno siglo XXI. «El principio de solidaridad dentro de una nación debe mantenerse. La unidad es clave. Por eso hay que dialogar, entenderse, no se puede apostar por la ruptura. Desde EE UU vemos lo ocurrido con el Brexit, un paso muy negativo. Salirse de Europa no tiene sentido. Es retroceder en la historia, al igual que ocurriría si se separara Cataluña de España», asevera. David y Helen hacen cola para subirse al bus turístico en Plaza de Cataluña. Acaban de llegar a Barcelona desde Lloret de Mar, donde se vieron obligados a sumar alguna noche más a la reserva de su hotel allí para evitar atascos o manifestaciones. «Nos gusta mucho lo que estamos viendo en Cataluña, pero estamos también muy preocupados por lo que pueda suceder los próximos días», dice la pareja natural de Durham, en Inglaterra que se sube al bus turístico ansiosos por ver La Pedrera. No saben si volverán algún día.
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