Sequía
Los grandes propietarios agrícolas marroquíes se benefician del agua para sus cultivos
Un informe subraya que esta circunstancia aumenta las exportaciones pero no reduce los precios a los menos favorecidos
Un reciente trabajo de investigación, citado por HesPress, tras revisar el “aumento significativo” de las exportaciones agrícolas marroquíes diez años después del lanzamiento del Plan Marruecos Verde (en concreto, 2019), y el hecho de que el pequeño porcentaje de tierras de regadío en Marruecos consume la mayor parte de sus extracciones de agua, concluye que “la élite agrícola, los propietarios de grandes fincas y ‘aldeas agrícolas’ que producen productos agrícolas para la exportación, son los que consumen la mayor parte de los recursos hídricos" del país.
El documento de la Iniciativa de Reforma Árabe, titulado "Más allá de la escasez: observaciones sobre la desigualdad social en Marruecos", afirma que las cifras de exportación mencionadas "reflejan la naturaleza de la economía agrícola de Marruecos, que se basa en las exportaciones de agua", así como "la importante transformación de la estructura de la producción agrícola nacional", donde "la inversión en cultivos que requieren un uso intensivo de agua ha aumentado, duplicándose los volúmenes de producción a nivel nacional, y la mayor parte destinándose a la exportación".
En cambio, el documento, elaborado por el investigador Zakaria Al-Ibrahimi, profesor de sociología y antropología en la Universidad Cadi Ayyad de Marrakech, recuerda el aumento “del volumen de las importaciones marroquíes de cereales y legumbres en los últimos años”; subraya que “si bien la élite agrícola y las grandes empresas agrícolas se benefician de la exportación de este tipo de productos (…) esto no se ha reflejado en los precios para el consumidor marroquí, debido a la duplicación de los de las frutas tempranas, los cítricos, las verduras y las frutas en general en los últimos diez años”.
La misma fuente señaló la "interpretación política basada en la autoridad ecológica que controla el conocimiento político y el discurso ecológico", según la cual "la sequía y la escasez de agua se atribuyen a la incapacidad de la producción agrícola nacional para satisfacer las necesidades de los marroquíes de los productos agrícolas más consumidos en Marruecos".
El investigador añadió que “los datos subyacentes revelan que la importación de los productos agrícolas más consumidos en Marruecos está vinculada a dos factores fundamentales: el sector de riego marroquí y la naturaleza de los beneficiarios del agua en Marruecos”, explicando que “la superficie total de regadío en Marruecos no supera el 19% de la superficie cultivable total y consume aproximadamente el 87,8% de las extracciones de agua”.
Señala que este porcentaje supera el promedio mundial de extracción de agua en el sector agrícola, estimado en un 70 % por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Las tierras de secano restantes siguen sujetas a las fluctuaciones pluviométricas y climáticas, y concluye que «esto significa que la élite agrícola, los propietarios de grandes latifundios y pueblos agrícolas que producen productos agrícolas para la exportación, son quienes consumen la mayor parte de los recursos hídricos de Marruecos».
"Una de las soluciones fundamentales para la reforma del agua es aumentar los precios del agua y establecer una asociación público-privada para establecer infraestructuras hídricas, distribuir agua y monitorear las extracciones de agua de todo tipo", propone.
En este sentido, el documento afirma que "parece claro que la tendencia que regirá las políticas públicas del agua en Marruecos en las próximas décadas se basa en un espíritu neoliberal, a través de la mercantilización del agua, liberándola de la noción de propiedad pública y servicio público, y sometiéndola a la lógica del mercado".
El investigador incluyó numerosas recomendaciones en su documento, entre ellas "establecer un impuesto al agua a las empresas agrícolas y a los grandes productores, aumentar el impuesto al sector turístico y exigir a las instalaciones turísticas que proporcionen plantas de tratamiento de agua", "reconsiderar las políticas agrícolas aprobadas y el modelo económico agrícola basado en la agricultura de exportación, e implementar restricciones a la exportación de productos agrícolas para garantizar el acceso de los pobres y los grupos de bajos ingresos a ellos".
El mismo documento pidió "promover actividades agrícolas que no agoten los recursos y mejoren la soberanía y seguridad alimentaria, y prohibir los cultivos que requieren un uso intensivo de agua, especialmente en las zonas secas (sandía, aguacate)", explicando que "amenazan la estabilidad social en estas áreas, desmantelan su estructura social y promueven la agricultura local".