Comisión Europea

Grecia harta a la UE al dejar en sólo 71 millones el recorte en pensiones

El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker
El presidente de la Comisión, Jean-Claude Junckerlarazon

Bruselas revela los detalles de las conversaciones para desmontar la estrategia de Atenas.

En estos cinco meses de negociaciones la pelota ha dado tantas vueltas que ya no se sabe en cuál de los tejados está. Tanto Grecia como las instituciones culparon ayer a la otra parte de torpedear el acuerdo después de la abrupta interrupción de las discusiones. La Comisión Europea (CE) detalló las propuestas de los socios para desmentir las acusaciones del primer ministro heleno, Alexis Tsipras, quien aseguró que «la insistencia en nuevos recortes de las pensiones (...) sólo puede explicarse por conveniencias políticas» y que esperarán con «paciencia» a que los acreedores sean «realistas».

La portavoz comunitaria, Annika Breidthardt, negó que las instituciones pidieran «recortes individuales en las pensiones» y señaló que la oferta es una reforma «para la eliminación progresiva de la jubilación anticipada, prolongar la edad de jubilación y quitar incentivos incorrectos». A través de estos ajustes, según la CE, se recaudará en torno al 1% del PIB al año, mientras que Grecia sugirió 71 millones de euros para 2016, menos del 0,04 % del PIB. Un ejemplo de cuán distantes se encuentran ambas posiciones y de la falta de seriedad en las propuestas helenas, tal y como apuntó el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, quien se mostró «decepcionado» ante la falta de resultados.

9.500 millones en recortes

En cuanto a las modificaciones del IVA, la representante de la CE reconoció que todavía existen diferencias, pues Grecia plantea tres tipos, del 6%, 13% y 23%, según la propuesta helena filtrada por el diario «Kathimerini», que permitiría ingresar 1.400 millones de euros. Por su parte, los acreedores contemplan sólo dos tasas del 11% y del 23%. El documento griego (complementario) de siete páginas incluye medidas por un valor de 3.600 millones de euros para 2015 y de 5.900 millones para 2016. Entre otras, un recorte en el abultado presupuesto de Defensa (200 millones), un impuesto del 12% a las empresas con ganancias superiores al millón de euros (600), un aumento del 26% al 29% en el impuesto de sociedades (450) y un incremento del impuesto de solidaridad (220), así como iniciativas contra la evasión fiscal y el contrabando.

Atenas ya ha aceptado alcanzar el 1% de superávit primario, un porcentaje que, según Breidthardt, significa una «revisión sustancialmente a la baja» del 3% del objetivo fijado en el segundo programa de rescate, una de las «concesiones» de la CE. Las reformas presentadas por la delegación helena iban encaminadas a evitar el recorte de las pensiones y la subida del IVA, que proporcionarían 2.000 millones adicionales: la cantidad que separa del acuerdo a Grecia y los acreedores, equivalente al 1% del PIB anual.

No obstante, las instituciones siguen considerando insuficientes los planes de Atenas. El Fondo Monetario Internacional insistió ayer en la necesidad de aplicar recortes en pensiones y una subida del IVA. Fuentes de Bruselas lamentaron que el equipo negociador griego entregó sistemáticamente las mismas cifras que ya fueron antes descartadas, además de acudir una hora tarde a las reuniones. Algo que acabó con la paciencia de la troika.

Entretanto, el Ejecutivo izquierdista mantiene su empeño de elevar el acuerdo al nivel político y abordar así la cuestión de la reestructuración de la deuda y el programa de inversiones. «No vamos a firmar una prórroga de la crisis», justificó el ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, lanzando la pelota al tejado de Berlín: «Grecia dijo ayer basta y ahora los europeos deben tomar decisiones (...), concretamente la canciller alemana». Esa pelota, sin embargo, «está en el tejado del Gobierno griego», según señaló el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. La fecha límite es este jueves, cuando tendrá lugar el Eurogrupo. Los 17 ministros y Varufakis deberán dejar de pasarse el «balón» y poner fin a la interminable saga de las negociaciones.