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Las bolsas chinas sufren su peor caída en ocho años

Las bolsas chinas sufren su peor caída en ocho años
Las bolsas chinas sufren su peor caída en ocho añoslarazon

Las bolsas chinas sufrieron hoy el mayor desplome desde 2007, al caer el 8,48 % el índice de Shanghái, el referencial de los parqués chinos, y el 7,59 % el de Shenzhen, apenas dos semanas después de empezar a recuperarse de su peor mes.

Dos semanas después de recuperarse parcialmente del peor mes de su historia y de la pérdida de un tercio de su valor, las bolsas chinas volvieron a desplomarse ayer casi un 8,5%, en lo que supuso la mayor caída de los mercados en el país de los últimos ocho años. Tras un mes de incertidumbre en el que los parqués habían recuperado parte de las pérdidas acumuladas desde finales de junio, la Bolsa de Shanghái, el índice referencial del gigante asiático, volvió a caer y se hundió un 8,48% hasta los 3.725,56 puntos, liderando el mayor hundimiento de las bolsas chinas desde 2007.

En el que fue calificado como «lunes negro», la bolsa de Shenzhen cerró su sesión con una caída del 7,59%, y el índice CSI300, que aglutina a las principales compañías cotizadas de Shanghái y Shenzhen, se desplomó un 8,6%, hasta los 3.818,73 puntos. Asimismo, el Hang Seng, índice de referencia de Hong Kong, también cayó, aunque con menos fuerza, un 3,09%.

«La confianza entre los inversores es bastante pobre», manifestó Louis Tse, director de VC Brokerage, quien añadió que éstos «están vendiendo acciones para tratar de recuperar su dinero». Según varios expertos, el viernes pasado muchos comenzaron a recoger beneficios después de que el martes anterior el índice de Shanghái alcanzara la barrera de los 4.000 puntos. «Los inversores no confían en que el mercado alcista vuelva a corto plazo», aseguró Jimmy Zuo, operador de Guosen Securities.

Precisamente y tras ese breve periodo de estabilidad, el cierre de ayer supuso que unas 1.600 empresas, entre las que se encuentran todas las corredoras de bolsa que cotizan en el mercado, perdieran un 10%, el límite establecido que permite la normativa bursátil china. Y es que el desplome también coincidió con el anuncio de la Oficina Nacional de Estadísticas de que los beneficios de las principales firmas industriales chinas habían caído un 0,3% interanual en junio, un dato que contrasta con el crecimiento de un 0,6 % interanual que habían registrado en mayo.

Otros de los posibles detonantes del batacazo de ayer al que muchos apuntaron fueron las expectativas de que la Reserva Federal estadounidense suba los tipos de interés a partir de septiembre, así como el temor a que el Gobierno de Pekín no opte por desarrollar una política monetaria más expansiva, según declaró a Reuters Yang Hai, estratega de Kaiiyuan Securitie.

En la misma línea se enmarca el que el «índice flash» de gestión de compras de la producción en China de la revista económica «Caixín» anunciara el pasado viernes un retroceso hasta los 48,2 puntos, frente a los 49,4 de junio, lo que provocó que las bolsas chinas ya abrieran con pérdidas. La desconfianza de los inversores en la intervención del Gobierno para frenar esta sangría también marcó una jornada que supuso un grave varapalo para Pekín. «La realidad es que no pueden controlar el mercado como les gustaría y las medidas que han puesto en marcha no han sido efectivas», aseguró Tai Hui, responsable de la estrategia de Mercado para Asia de JP Morgan.

Las iniciativas implementadas por las autoridades chinas para revitalizar los parqués han sido muchas, como permitir a más de 1.400 compañías suspender la negociación de sus valores, prohibir a grandes accionistas y directivos vender sus participaciones, restringir las ventas a corto plazo y suspender las nuevas salidas a bolsa. Sin embargo, la debacle ha continuado pese a la recuperación de un 17% desde los mínimos marcados el 8 de julio.

Las cifras muestran que sólo se consiguió estabilizar el mercado el 9 de julio tras el anuncio de la Oficina de Delitos Bursátiles del Ministerio de Seguridad Pública y la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China (CRMV) de que estaban investigando a las entidades y personas que habían hecho «venta maliciosa», mientras Pekín imponía draconianas medidas para salvar los parqués.

Ahora, en un nuevo intento por recuperar la confianza de un mercado tan volátil, la CRMV ha iniciado una investigación a ocho empresas del país sospechosas de haber vendido sus acciones de una manera ilícita, aunque las pesquisas parecen sobre todo dirigidas a mantener la confianza de los 90 millones de pequeños inversores que lo componen.

Pese a que Pekín había anunciado que no consideraría que los parqués se habían estabilizado hasta que el indicador de Shanghái superara los 4.500 puntos, esta fuerte caída pone en tela de juicio las medidas tomadas.