Presupuestos autonómicos

La Generalitat plantea otro hachazo fiscal para que PSOE y Podemos apoyen sus presupuestos

El Ejecutivo catalán está dispuesto a tocar el IRPF, cambiar Sucesiones e introducir impuestos verdes para ganarse el favor de socialistas y comunes

Quim Torra (dcha), presidente de la Generalitat de Cataluña, junto a su vicepresidente, Pere Aragonés
Quim Torra (dcha), presidente de la Generalitat de Cataluña, junto a su vicepresidente, Pere Aragonéslarazon

El Ejecutivo catalán está dispuesto a tocar el IRPF, cambiar Sucesiones e introducir impuestos verdes para ganarse el favor de socialistas y comunes.

Los últimos presupuestos que consiguió aprobar la Generalitat se remontan a finales de 2016 y ya por aquel entonces hubo que hacer encaje de bolillos para pactarlos entre dos fuerzas antagónicas como el PdeCat y la CUP. El panorama, por entonces, era muy diferente y el referéndum independentista asomando en el horizonte justificaba cualquier extremo. La situación ha cambiado mucho en estos años y los presupuestos de 2020 se antojan como la única posibilidad de evitar una nueva convocatoria electoral.

En este contexto, el conseller de Economía, Pere Aragonès, lleva tiempo buscando la complicidad de socialistas y comunes para sacar las cuentas adelante. Y estos guiños pasan, como ya es habitual en Cataluña, por nuevos incrementos fiscales. Así las cosas, Aragonès detalló ayer el proyecto que está presentando al resto de grupos parlamentarios, que incluye una modificación del IRPF para hacerlo más progresivo, un cambio en Sucesiones e impuestos verdes.

En concreto, el conseller explicó que esperan incrementar el gasto en 2.200 millones que salen del «aumento de la recaudación, porque la economía ha crecido». Sobre la modificación del IRPF, Aragonès se limitó a explicar que tendría varias vertientes «para incrementar la progresividad». También planteó una modificación del impuesto de Sucesiones que recordó que ya puso sobre la mesa en la negociación con los comunes de los Presupuestos de 2019, pero que el partido de Colau rechazó por quedarse corto.

Las malas lenguas, sin embargo, explican que Aragonès, de ERC, ha presentado unos presupuestos que son poco más que un brindis al sol. Al fin y al cabo, desde su propio partido cada vez son más las voces que abogan por nuevas elecciones en caso de no prosperar las cuentas, por lo que los alicientes para aprobarlas son escasos, máxime cuando los dos potenciales aliados, PSC y comunes, son partidarios de volver a abrir las urnas. Aragonès, en la comparecencia, asumía que llegado ese extremo «sería muy difícil gestionar la situación», pese a las reticencias del PdeCat. «Con el presidente tomaremos decisiones para gestionarlo», añadió.

En cualquier caso, en la primera reunión que su departamento mantuvo con un partido de la oposición –el martes con la CUP– no hubo entendimiento; de hecho, el partido radical manifestó su descontento porque en la primera toma de contacto vislumbraron un proyecto continuista con los «recortes de los últimos años». Y eso que ellos aprobaron los últimos presupuestos.