Empleo

La lealtad, una virtud que las empresas se esfuerzan en lograr

Las empresas exigen lealtad a sus empleados, quieren ser apoyadas en los momentos difíciles
Las empresas exigen lealtad a sus empleados, quieren ser apoyadas en los momentos difícileslarazon

Los jóvenes son los más insatisfechos, dejarán la compañía para la que trabajan en dos años.

Lealtad. Según la Real Academia Española (RAE) es el cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien. Las empresas exigen lealtad a sus empleados, quieren ser apoyadas ante un revés o una calamidad. La lealtad sólo se demuestra en las adversidades, pero para tener empleados leales, ¿no deberían las empresas mantener un elevado nivel de satisfacción de sus trabajadores? Para convertirse en una empresa de trabajadores fieles se necesita entender antes de nada cuáles son sus necesidades e intentar satisfacerlas. «Se fideliza a empleados y colaboradores de la misma forma que a los clientes: buscando siempre la manera de aportarles valor desde nuestra compañía. Hay que intentar superar sus expectativas, transmitiendo tanto al conjunto de los empleados como a título individual por qué son importantes para la empresa y qué se espera de cada uno de ellos y, por supuesto, rectificando aquello que no hagamos bien», explica Idoia de Paz, directora del área de Human Capital de Consultoría de Deloitte.

Una encuesta elaborada por esta consultoría, indica que las empresas están cada vez más lejos de conseguir esa fidelidad. El 43% de los jóvenes «millennials» ve dejando la compañía para la que trabajan en dos años y sólo el 28% busca permanecer más de cinco años en ella. La encuesta revela también que la fidelidad es aún menor entre los profesionales de la generación posterior, la Z (nacidos entre 1995 y 1999): el 61% de los encuestados pertenecientes a esta generación dice que abandonará su actual empresa en dos años si se les presenta la oportunidad. «Millennials» y «Generación Z» señalan una brecha entre los objetivos que, a su juicio, las empresas deberían perseguir y las verdaderas prioridades de la organización para la que trabajan. Así, generar empleo, proteger el medio ambiente, mejorar la sociedad y la calidad de vida de los empleados e innovar, destacan en el ranking de metas no cumplidas por las organizaciones.

A diferencia de los datos que arroja la encuesta de Deloitte, Maite Palomo, profesora de Grado y Posgrado de ESIC Business and Marketing School, opina que la lealtad de las personas se está recuperando. «Durante la crisis se produjo una “mala praxis” por parte de las empresas en la gestión del personal, empeorando sus condiciones laborales, lo que provocó su falta de compromiso emocional. Las empresas han aprendido de los errores del pasado y están volviendo a tratar a los demás como personas», explica Palomo. Para mantener empleados fieles y leales, esta profesora de ESIC considera que las empresas también deben seguir apostando por el talento sénior y a los jóvenes «millennials» y de la «Generación Z» ofrecerles un entorno laboral donde el ambiente no sea «ni estresante», ni «agobiante». Pero por encima de todo, «la fidelidad, la lealtad y el compromiso depende del talento directivo», concluye esta experta. «Dinámicas como mantener un “feedback” continuo, trabajar con transparencia o participar en proyectos multidisciplinares son demandas de las nuevas generaciones integradas en las compañías que hay que tener en cuenta como gestores de personas. De lo contrario podrían desengancharse de nuestra forma de liderar y, finalmente, de nuestra organización», apunta Idoia de Paz.

Cifras y salarios

La lealtad no es sólo una cuestión de cifras y salarios, sino de estabilidad dentro de la empresa y de oportunidades de desarrollo de planes de carrera. Garantiza el éxito de las empresas. Como apunta Juan Carlos Cubeiro, CEO de Right Management, «los profesionales leales son evidentemente más confiables, colaboran más y mejor en el equipo, se sienten más comprometidos con la empresa, son más productivos y se orientan más al cliente. El impacto en la rentabilidad, la eficiencia, la innovación y la sostenibilidad es más que claro». Añade que, la lealtad se promueve a tres niveles: instintivo, generando en la cultura de la empresa mecanismos que la favorezcan y penalicen la traición; afectivo, haciendo que los profesionales estén rodeados de personas leales y comprometidas, y racional, sopesando las ventajas de la lealtad (que compense) y las desventajas de la traición.