Macroeconomía

La política monetaria encara su transición

La retirada de estímulos disparará la volatilidad. Los fundamentales de la economía justificarían unos tipos de interés más altos

La política monetaria encara su transición
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La reversión de las medidas expansivas debe abordarse con cautela y sin precipitaciones, según la visión de la Fed.

Perpetuar el entorno de bajos tipos de interés y no hacer la transición a tiempo es uno de los principales peligros para la economía mundial, ya que podría generar desequilibrios y burbujas de activos. Mario Draghi descartó un final abrupto de las compras de deuda, una política expansiva que ha sido para las bolsas un bálsamo de aceite. Sin embargo, que el mercado se haya acostumbrado a recibir respiración asistida constituye una amenaza, puesto que cuando se retire, como no se proceda de manera pausada y controlada, el paciente podría asfixiarse.

Independientemente del escenario de vuelta a la normalidad, la reversión de las medidas expansivas generará volatilidad, ya que el precio de los activos caerá y se destruirá riqueza. Además, las tasas nunca habían estado en terreno negativo, por lo que la salida de esta situación tan anómala y sin precedentes resulta desconcertante.

Juan Ignacio Crespo, autor de «¿Por qué en 2017 volveremos a entrar en recesión?», sugiere realizar la transición en EE UU con la subida de los tipos de interés y la no renovación de la compra de deuda pública cuando vaya venciendo lo que la Reserva Federal tiene en cartera. En Europa recomienda acabar con el QE en marzo de 2017 e iniciar la vuelta a tipos de interés normalizados, por encima de cero y sin penalización por los depósitos a los bancos en el BCE. Tomás García-Purriños, gestor de MoraBanc Asset Management, propone hacerlo de forma ordenada, sin precipitarse en las decisiones, acorde a la actual visión cauta de la Fed.

Cualquier alza de las tasas podría sumergir a los emergentes, porque son países con abultadas deudas contraídas en dólares y zancadillear la estabilidad mundial. No obstante, Crespo asegura que ha llegado el momento de empezar a retirar los estímulos monetarios y pensar en subir los tipos. Recuerda que Estados Unidos ya lo hizo, aunque no por la vía de reducir deuda en manos de la Reserva Federal.

García-Purriños asevera que los fundamentales de la economía justificarían unos tipos de interés más altos, y que cuando hay disparidad entre los tipos de interés justificados por los fundamentales y los impuestos por las autoridades monetarias se generan desequilibrios que suelen desembocar en recesiones. De igual modo, sostiene que las expectativas de una mayor inflación en EE UU deberían pesar positivamente sobre los tipos de interés. En este sentido, «caería el precio de los bonos, repuntarían las rentabilidades, se apreciaría el dólar y caería el oro». Por sectores, mantiene que lo deberían hacer relativamente mejor el industrial, el energético y el financiero, frente al de telecomunicaciones y «utilities». De forma paralela, alerta de que mantener en el tiempo unos tipos de interés tan bajos podría poner en riesgo la viabilidad de algunos planes de pensiones.

Los estímulos monetarios han sido de gran ayuda entre 2008 y 2012, pero «a partir de ahí ha sido como echar gasolina al fuego». Crespo afirma que, si el problema que originó la crisis era que había demasiado dinero a la caza de muy pocos activos rentables, los 14 billones de dólares que han inyectado los bancos centrales lo han agravado. «La consecuencia inmediata de retirarlos puede ser una recesión global que sanearía la situación para iniciar de nuevo el proceso de acumulación», agrega.

«La política monetaria se normalizará no tardando mucho. Al menos, si Trump no cambia su visión sobre la Reserva Federal». Crespo revela que los activos pasarán por una fase de ajuste y bajada, que arrastraría a las bolsas y, quizá, al sector inmobiliario de ciertas ciudades como Londres o Estocolmo, inmersas en una burbuja.

Euro-Dólar

Trump ha desempolvado el debate sobre la paridad entre el euro y el dólar. De hecho, el 45% de los «traders» que operan en el mercado de futuro considera que la divisa comunitaria se cambiará a un dólar a finales de 2017, el doble de los que lo pensaba antes de la cita electoral, según Bloomberg. Las promesas de aumento de gasto y rebaja de impuestos obligarían a la Reserva Federal a acelerar el ritmo de subida de los tipos de interés, apreciando el billete verde respecto a la moneda única.

Ismael de La Cruz afirma que los mercados llevan tiempo descontando que la Reserva Federal subirá los tipos de interés pronto, por lo que los inversores no apostaban abiertamente por una subida en el euro frente al dólar. De hecho, la divisa comunitaria ha bajado de los 1,07 dólares por primera vez en el año. En el caso de asistir a una subida de los tipos de interés, el director de Análisis de mercados en WiseTrend.es asegura que el billete verde se fortalecería. De La Cruz ve difícil llegar a la paridad, aunque admite que una prórroga del QE ayudaría a alcanzarla.