Bruselas

La troika analiza las opciones de Irlanda después del rescate

El Gobierno irlandés comenzó hoy a analizar con la troika las opciones que maneja ante la conclusión el próximo 15 de diciembre de su programa de ayuda, que van desde un segundo rescate hasta la independencia económica total.

Los inspectores de la Comisión Europea (CE), Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI) llegaron hoy a Dublín para evaluar por última vez los progresos efectuados por el Ejecutivo irlandés para cumplir el pasado trimestre con los objetivos marcados en su rescate.

Como en ocasiones anteriores, se espera que la troika certifique la buena marcha del programa solicitado en noviembre de 2010 a la Unión Europea (UE) y FMI por 85.000 millones de euros, que ha obligado a Dublín a aplicar durante tres años un duro plan de ajuste.

De convertirse el 15 de diciembre en el primer país rescatado de la zona euro -junto a Grecia, Portugal y Chipre- que abandona con éxito su programa, Irlanda serviría de ejemplo para aquellos, con Alemania a la cabeza, que insisten en que la austeridad funciona.

"Esa imagen de alumno aplicado es una baza negociadora muy importante para el Gobierno en caso de que solicite un segundo, aunque suave, rescate", aseguró hoy a Efe el economista Alan McQuaid, de la consultora dublinesa Merrion.

Ese hipotético nuevo programa de ayuda es lo que el Gobierno irlandés de coalición entre conservadores y laboristas denomina "línea de crédito preventiva".

Un fondo de reserva, explicó a Efe un portavoz del Ministerio de Finanzas, creado para que, en caso de necesidad, asegure la recuperación económica y afiance el exitoso regreso de Irlanda a los mercados de deuda.

Aunque Dublín y Bruselas ya han mantenido contactos para explorar ese escenario, el ministro irlandés de Economía, Michael Noonan, considera que su país podría no necesitar más asistencia económica internacional.

"La opción de no acogerse a otro programa es todavía una opción sólida", declaró Noonan tras reunirse ayer en Washington con la directora del FMI, Christine Lagarde.

En ese sentido, McQuaid recordó hoy que Irlanda tiene cubiertas sus necesidades de financiación hasta 2015 con una reserva de unos 25.000 millones de euros y que los indicadores económicos, reforzados por la caída del paro o la estabilización de los precios de la vivienda, son positivos.

El mayor peligro para el país, opinó el economista, es la exposición de una economía tan globalizada como la irlandesa a la volatilidad de los mercados internacionales, por lo que "no vendría mal un colchón económico en caso de necesidad".

"Eso sí, deberíamos tener acceso a esa línea de crédito sin condiciones draconianas, bajo nuestros propios términos", precisó el experto al valorar las palabras de Noonan como un intento de posicionarse ante una eventual negociación con sus socios europeos.

Las pruebas de resistencia de la banca europea, previstas para el próximo año, también podrían determinar que los bancos irlandeses necesitan más capital pero, en ese caso, Dublín quiere que el Mecanismo de Estabilidad Europeo (ESM) inyecte dinero en las entidades, sin necesidad de recurrir a la citada "línea de crédito".

Alemania rechaza el uso del ESM para recapitalizar directamente a la banca, a pesar de que la UE prometió a ayudar a este país para romper el vínculo entre su deuda bancaria y la soberana.

En este tablero negociador, el Gobierno irlandés debe atender también a su propia ciudadanía, que no quiere que asuma más condiciones, más aún cuando sus dirigentes celebran que el fin de rescate marca la recuperación de la soberanía económica perdida hace tres años.

Sea como fuere, Dublín no tomará una decisión al respecto hasta que Alemania forme un nuevo Gobierno "hacia finales de noviembre", según ha confesado Noonan, a la espera de las demandas que podrían plantear los posibles socios de la canciller Angela Merkel.

De momento, los socialdemócratas alemanes ya han hablado de elevar el impuesto sobre sociedades irlandés desde el 12,5 % actual, pues lo consideran un caso de competencia desleal en la UE, una opción que Dublín rechaza de plano.