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«Los empresarios nos sentimos muy atosigados por muchas circunstancias»

Carlos Moro / Fundador y presidente de Matarromera
Carlos Moro / Fundador y presidente de Matarromeralarazon

Su pasión por la enología heredada de sus mayores, su fuerte vocación empresarial, su inconformismo, su optimismo nato... perfilan la vocación de este vallisoletano que ha revolucionado la industria del vino y apostado por la diversificación. Carlos Moro está muy ilusionado con la bodega de La Rioja que lleva su nombre y que aún no ha empezado a comercializar. El Grupo Matarromera, que cerró 2015 con un volumen de negocio de 20,3 millones de euros, incrementó su facturación en los últimos tres años en un 20%.

– ¿Cómo explica estos resultados?

– Hay una razón fundamental: nuestros productos se demandan porque gustan en los mercados. Emina y Matarromera son marcas consolidadas. En épocas inciertas como ésta, se tiende a apostar por lo más seguro. Una segunda es que nos hemos abierto a otros campos. Vamos ganando mercado en los vinos de poca graduación o sin alcohol. Un tercer factor es el de la internacionalización. Y, finalmente, la ampliación de gamas de productos y de negocios.

– ¿Cuál es el motor de tracción de Matarromera?

– Sus marcas y la percepción del consumidor, que las identifica con conceptos como calidad y valor, así como un precio ajustado.

– ¿Qué pasos inminentes tienen previsto dar?

– Mantener el rumbo marcado. En el ámbito de la exportación, seguir abriendo caminos. Estamos actualmente en 80 países y hay 200... En el campo de la diversificación, buscaremos siempre el encuentro con el consumidor. También debemos centrarnos más en las gamas altas. Hay un mercado de vinos exclusivos. Los productos con un valor añadido siguen teniendo tirón.

– ¿Qué mercados internacionales se les resisten más?

– Los más pequeños, aparte de África y Oriente Medio. Tenemos una tarea inmensa. Estamos exportando a Irán los cosméticos Esdor. A las Seychelles y Australia exportamos vinos sin alcohol. Debemos actualizar nuestra oferta en Centroeuropa y mirar, si se puede, a Oriente Medio.

– ¿Se siente apoyado por las administraciones en su internacionalización?

– La querencia de las embajadas y las unidades comerciales hacia las empresas está aumentando. Hay una mayor conciencia de que los centros y los recursos del Estado y las autonomías en el exterior tienen que ser defensores de la economía y el comercio españoles. No obstante, nadie te da nada hecho. Corresponde a ella poner los medios y la inteligencia necesarios.

– ¿Cuáles son los principales obstáculos a los que tiene que hacer frente cada día un empresario?

– Los empresarios nos sentimos enormemente atosigados por muchas circunstancias. Hostigados por la enorme burocracia que nos asfixia. Si cuesta montar una empresa, mucho más mantenerla. Está cambiando continuamente la normativa y los requisitos, las peticiones de informes de datos son constantes... O se flexibiliza y se simplifica el mercado laboral o no se contrata.

– ¿Tienen mucho recorrido los frisantes y los sin alcohol?

– Sin duda. El consumo del vino en España ha venido reduciéndose progresivamente. Efectivamente, es una manera de expandirlo globalmente y ganar adeptos para el tradicional gracias a la experiencia sensorial que viven. Desde el punto de vista económico, resulta muy interesante para España, uno de los mayores productores.

– ¿Está la industria del vino en general estancada?

– Ha sabido salir fuera y crecer. Ciertamente, han conseguido mantenerse las empresas profesionales. Éste no es un mercado para «llegar, ver y vencer». Exige mucha paciencia porque los resultados tardan en llegar.

– ¿Necesita una reordenación? ¿Sobran bodegas?

– Quizá sí, pero el mercado permite la existencia de pequeñas bodegas siempre que ocupen un nicho específico.

– ¿Ha llegado la tecnología en toda su amplitud a este sector?

– Siempre ha sido muy científico. Desde nuestro ingreso en la UE ha habido un importante apoyo a la tecnología. Este proceso tecnológico no tiene fin y afecta a todos los procesos.

– ¿Cómo marchan las otras empresas?

– Esdor Cosméticos ha crecido. Abrobiotec, la biotecnológica va estupendamente.

– ¿Y el aceite?

– Nos ha sobrepasado. Pusimos todos los medios para hacer algo excepcionalmente bueno y lo hemos logrado. Con esos olivos cultivados en una zona fría y dura como ésta cosechamos unas aceitunas ricas en polifenoles, aromas y color. La guía italiana «Flos Olei» ha calificado el ecológico como uno de los ocho mejores aceites del mundo.

EL PERFIL

Ingeniero agrónomo, diplomado en Economía de la Empresa, doctor en Enología y Viticultura, diplomado en Economía de la Pyme y máster en Tecnología de la Información y de las Comunicaciones, Carlos Moro ha sido alto funcionario del Ministerio de Agricultura y ha trabajado en relevantes proyectos aeronáuticos. Pero su gran pasión, el vino, le hizo dar un viraje a su vida profesional. Fundó Bodega Matarromera, primera piedra y piedra angular de un grupo que hoy en día es un referente de la industria enológica.

El poder de las marcas

La diversificación de bodegas y líneas de negocio, su internacionalización y el poder de sus marcas explican el crecimiento imparable de Grupo Matarromera. La empresa vallisoletana cuenta con una amplia gama de productos vitivinícolas y presencia en seis denominaciones de origen a través de siete bodegas. A este portfolio, le ha añadido en los últimos años otros negocios como los cosméticos Esdor, los Aceites Oliduero, los vinos sin y bajos en alcohol, la destilería del Duero y el negocio turístico de la compañía compuesto por el Hotel Rural Emina (en Valbuena de Duero), el restaurante La Espadaña de San Bernardo y las diferentes actividades que desarrollan las bodegas.