
Crítica
Luis Garicano, economista, y su crítica a España: "Nos parecemos más a un país latinoamericano que a uno europeo"
Para Luis Garicano, España se aleja de Europa para parecerse cada vez más a un país latinoamericano, con una economía estancada que se apoya en el turismo y la inmigración y un riesgo creciente de fuga de jóvenes talentos

Luis Garicano ha lanzado una dura advertencia sobre la deriva de España, un país que, a su juicio, ha comenzado a alejarse de sus socios comunitarios en lo institucional y lo económico. Su diagnóstico es contundente y dibuja un panorama preocupante para el futuro nacional: «Nos parecemos más a un país latinoamericano que a uno europeo». Para el economista, episodios recientes como la investigación abierta al fiscal general del Estado o la entrada del Gobierno en el accionariado de Telefónica son maniobras ajenas a las prácticas habituales en la Unión Europea. Este diagnóstico se suma a otras voces que, como el economista Gonzalo Bernardos, advierten de que lo peor para la economía española podría estar aún por llegar.
En este sentido, Garicano denuncia la consolidación de un populismo que se basa en saltarse las normas para poder gobernar sin contrapesos ni frenos institucionales, una estrategia que encuentra un terreno fértil en una sociedad que percibe como «anestesiada». El analista no duda en trazar paralelismos con situaciones políticas de otras latitudes, comparando la situación española con la Hungría de Viktor Orbán o, incluso, con la Argentina de tradición peronista. Esto se ha dado en el II Foro Económico de El Liberal, el pasado marzo.
Asimismo, esta fragilidad institucional se ve acompañada de una economía estancada para la mayoría de la población. A pesar del notable incremento de la presión fiscal, los ingresos de las familias españolas apenas han variado desde la crisis financiera de 2008, con la única excepción de los jubilados, cuyas pensiones sí han experimentado un crecimiento. El ciudadano medio, por tanto, dispone de menos recursos en un entorno de precios más altos. En este contexto de precios elevados y menor poder adquisitivo, la situación del mercado de la vivienda agrava la presión, con economistas como Niño Becerra alertando de que la demanda española en vivienda está siendo sustituida por la extranjera, lo que añade una capa más de complejidad al problema.
La debilidad oculta del crecimiento económico
Además, el aparente avance del Producto Interior Bruto (PIB) esconde una profunda debilidad estructural. Según Garicano, este crecimiento no se sustenta en una mejora de la productividad, el único factor capaz de generar riqueza sostenible y mejores salarios a largo plazo. Por el contrario, la economía española se apoya en el fuerte impulso de la inmigración y en el sector turístico, un modelo que, si bien suma a las cifras macroeconómicas, no se traduce en una mejora real de los sueldos para los trabajadores. Esta falta de un crecimiento basado en la productividad contribuye a que, según algunos expertos como Jose Elías, España se perfile como uno de los peores países para emprender, lo que dificulta la creación de nuevas fuentes de riqueza.
Por todo ello, el economista advierte de que el gran riesgo para el porvenir del país reside en su capital humano. La falta de oportunidades y de un horizonte profesional atractivo podría provocar que los jóvenes más preparados y con talento decidan emigrar en busca de un futuro que no encuentran en España. Garicano lamenta que, en la raíz de todos estos problemas, subyace la pérdida de «el relato liberal y de mercado» que, en su opinión, fue el auténtico motor de la prosperidad nacional en décadas pasadas.
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