Banco de España

La morosidad de la banca alcanza ya el 3,62%, la tasa más alta desde finales de 2022

Pese a ello, sigue siendo el nivel más bajo desde 2008. El cómputo de créditos dudosos ascendió a 42.248 millones en febrero

MADRID.-Banco de España no prevé que los tipos hipotecarios vuelva al nivel previo a 2022 en los próximos años
Banco de EspañaEuropa Press

La morosidad de la banca continúa su lento pero constante camino al alza y empieza a mostrar ya signos negativos según avanza el año, tras elevarse en febrero al 3,62%, una centésima por encima de la ratio de enero, acumulando dos meses seguidos al alza y alcanzando la tasa más alta desde finales de 2022, pese a mantenerse en "niveles bajos", en mínimos desde 2008. La morosidad del sector financiero -considerando las entidades de depósito y los establecimientos financieros- alcanzó ese nivel récord de los últimos dos años debido a que se redujo el saldo total de créditos pero, al mismo tiempo, crecieron los préstamos impagados.

Así lo ha constatado el Banco de España, que según los últimos datos publicados correspondientes al mes de febrero, los préstamos morosos concedidos en España subieron 144 millones de euros, hasta los 42.248 millones, mientras que la cartera crediticia mermó hasta 1,166 billones, 1.000 millones menos que en el cierre de enero. Si la comparación se realiza con el mes de febrero de 2023, la morosidad del crédito ha pasado del 3,55% al 3,62%, aunque el saldo de préstamos dudosos se ha reducido en casi 350 millones. No se han registrado variaciones en el total de crédito concedido. En febrero, la banca registraba 1,135 billones de euros en préstamos, apenas un millón de euros menos que en enero. Además, se redujo en 33.494 millones en 12 meses.

El supervisor apunta que la morosidad de las entidades de crédito -bancos, cajas y cooperativas- anotaron una ratio de dudosos del 3,52%, dos centésimas más que en enero. Los dudosos aumentaron en 169 millones en el mes para totalizar 39.247 millones. Si se compara con hace un año, el signo es distinto. La tasa de morosidad es superior al 3,46% que marcó en ese momento, a pesar de que el saldo de impagados desde entonces ha caído 574 millones.

En en el caso de los establecimientos financieros de consumo, la tasa de morosidad ascendió al 6,59%, seis centésimas más que en enero, y 55 décimas más que hace un año. En este caso también sumó dos meses seguidos al alza. Este aumento se explica por la caída de la financiación en el mes, que fue del 1,65%, para sumar 42.742 millones, a pesar de que el saldo de morosos descendió en 24 millones, hasta 2.816 millones, mientras que lo hizo en 286 millones en el último año. Comparado con un año antes, estas entidades han visto cómo la morosidad de los préstamos concedidos ha pasado del 6,04% de febrero de 2023 al 6,59% del mismo mes de 2024.

Hoy mismo, el Banco Central Europeo (BCE) ha estimado que los efectos de las subidas de los tipos de interés junto con la pérdida de poder adquisitivo por el impacto de la inflación hacen que la capacidad de los hogares para abordar el coste de sus viviendas y el pago de hipotecas sea "motivo de preocupación" y, por tanto, prevé un aumento de la morosidad. Así lo explica el economista del BCE Omiros Kouvavas, que señala que entre el 5% y el 10% de los hogares de bajos ingresos han declarado retrasos en el pago del alquiler o la hipoteca y/o de los servicios públicos en los últimos tres meses. Si bien este porcentaje se ha mantenido relativamente estable en el tiempo y disminuyó ligeramente en el primer trimestre de 2024, el indicador prospectivo de riesgo de morosidad, medido como la proporción de hogares que esperan realizar un pago atrasado en los próximos tres meses, "ha aumentado sustancialmente entre los hogares de bajos ingresos".

De este modo, en el primer trimestre de 2024, la proporción de hogares que esperaban retrasarse en los pagos de servicios públicos o de alquiler aumentó a más del 20%, frente a aproximadamente el 15% en 2023, y casi se duplicó hasta el 30% en el caso de los pagos atrasados de las hipotecas. "Dados los efectos presentes y futuros tanto del aumento de las tasas de interés como de la pérdida de poder adquisitivo debido a la inflación, la capacidad de los hogares para cubrir los costes relacionados con la vivienda y los pagos de las hipotecas es motivo de preocupación, especialmente para los hogares de bajos ingresos", advirtió Kouvavas.