Banca
La sentencia del Supremo sobre las revolving podría tener un impacto de 12.000 millones en 15 millones de tarjetas
La deuda varía de los 2.000 euros hasta los 20.000, según la tarjeta contratada
La reciente doctrina del Tribunal Supremo sobre las tarjetas de pago aplazado o "revolving" afecta a unos 15 millones de tarjetas de este tipo que circulan en España.
Aunque las dos sentencias del Alto Tribunal no implican que automáticamente la cláusula que carece de transparencia sea abusiva, lo que allana la reclamación, lo cierto es que estas sentencias mantienen vigente la necesidad de acudir a los tribunales.
Las dos sentencias del pasado 30 de enero, la sala de lo civil del Supremo explica qué requisitos deben cumplir las entidades financieras cuando ofrecen este producto al cliente, ya que se trata de una modalidad en la que el pago de intereses se realiza muy despacio y el préstamo se alarga.
Con este tipo de productos se puede disponer del importe concedido sin tener que pagar la totalidad en un plazo determinado, sino que el crédito se reembolsa de forma aplazada mediante el pago de cuotas periódicas.
Su importe puede ser una cantidad fija o un porcentaje, normalmente muy bajo, de modo que el periodo de permanencia se alarga y aumentan los intereses, ya que se amortiza muy poco capital en cada cuota.
15 millones de tarjetas
Según los cálculos del bufete Navas & Cusí, en España hay alrededor de 15 millones de tarjetas de este tipo, y el nuevo criterio expuesto por el Supremo puede tener un impacto de unos 12.000 millones de euros en las entidades financieras.
La plataforma reclamador.es destaca que, según el año de contratación del préstamo y el tipo de interés de la tarjeta "revolving", la deuda varía de media a unos 2.000 euros, si bien en algunos casos se eleva hasta los 20.000.
En febrero de 2023, el Supremo ya había considerado usurario el interés de este tipo de tarjetas si superaba en más de 6 puntos porcentuales el tipo de interés de estos productos en cada momento.
Pese a estos altos tipos de interés, que de media se sitúan en el 23%, la contratación de estas tarjetas ha crecido en los últimos años de forma "consistente", por la facilidad que supone obtener un préstamo sin garantías con cuotas muy bajas que elige el propio usuario