
PGE
Servicios públicos desastrosos: ¿dónde va el dinero que nos quitan?
Las carreteras siguen teniendo baches, los trenes sufren averías, no llega el dinero a los enfermos de ELA y falta personal en la Seguridad Social

No me cansaré de repetirlo. No tenemos Presupuestos Generales del Estado para este año y, por lo que parece, tampoco se presentará el proyecto correspondiente para 2026, por aquello de las dificultades para que se apruebe. Quedan poco más de tres meses y medio, el 30 de septiembre, y la cosa pinta muy mal. Se trata de una obligación establecida en la Constitución, que el Gobierno presidido por el marido de Begoña (y otros anteriores) se salta a la torera una y otra vez. Pero es que, además, estamos hablando de la esencia de las democracias occidentales, resumida en lo siguiente: ¿cuánto dinero me van a “sablear” en concepto de tasas e impuestos diversos con la excusa de la prestación de servicios y, segunda parte, en qué se van a gastar esa cantidad ingente de dinero? Teóricamente la “pasta” está destinada al funcionamiento de los distintos servicios públicos, como el SEPE. Pero resulta que este último es un caos y sirve para muy poco. Vamos, que de servicio público tiene muy poco. El problema es que no es el único. Intentar conseguir una cita presencial con la Seguridad Social a efectos de jubilación si se tiene alguna duda, problema o dificultad es un auténtico milagro. Te argumentan que falta personal. ¿A dónde va nuestro dinero?
Si alguien tiene que viajar con frecuencia por autopistas, autovías o carreteras nacionales, habrá podido comprobar durante estos últimos años el importante grado de deterioro de las mismas: los baches se multiplican por doquier. ¿Acaso no se destina suficiente dinero para estos menesteres? De lo de la red ferroviaria mejor no hablar. A la vista está lo que ha sucedido durante los últimos meses, que ha ocupado portadas y portadas. Puede que en algún caso haya habido una avería en un tren, pero en la mayor parte de las ocasiones han sido problemas en la infraestructura. Y así podría seguir con el memorial de carencias y problemas varios, pero me voy a limitar a un solo ejemplo: el de los enfermos de ELA. Que bastantes meses después de haberse aprobado la Ley correspondiente no haya llegado un solo euro a estos pacientes y a sus familias me parece cuando menos vergonzoso. Gran pregunta: ¿a dónde va a parar todo el dinero que nos quitan, que cada vez es más?
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