Desempleo juvenil
Sin consenso tardaremos más
A medida que la economía española empieza a despegar tímidamente, se ponen de manifiesto los efectos positivos de la reforma laboral. En Alemania, entre 2003 y 2005 se consiguió un consenso social amplio bajo el impulso del Gobierno en la llamada Comisión Hartz, que aprobó leyes para reducir las cifras de paro y relanzar el empleo. La lucha contra el fraude del paro, el esfuerzo puesto en la formación, así como el seguimiento de los desempleados y el impulso a los «mini jobs» fueron las claves que permitieron a Alemania convertirse en la primera potencia de Europa.
En España no ha sido posible un acuerdo similar y el Gobierno, sin contar con el apoyo de las fuerzas sociales, ha tenido que adoptar unas medidas similares a las que adoptó Alemania. Los puntos de desencuentro con los sindicatos se han centrado en el rechazo de la flexibilidad en la empresa y en la reforma de la negociación colectiva. Por parte de la CEOE, en el importe de la indemnización por despido, el excesivo protagonismo de la instancia judicial y la no aprobación del mal llamado «contrato único», que pretende acabar con la temporalidad, pactar de antemano una indemnización inferior a la actual y evitar así la vía judicial.
Sin alcanzar un amplio consenso, el camino para consolidar un cambio estructural en nuestras relaciones laborales nos va a costar más tiempo, hasta que la cultura de la flexibilidad y de la responsabilidad social se abra paso de manera implacable. Una vez iniciada la senda del crecimiento económico se puede comprobar la eficacia de las medidas de una reforma laboral que ha colaborado en la reducción del ritmo de crecimiento del desempleo y se ha homologado con el resto de países europeos.
*Profesor del IESE
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