Construcción
Tanger Med, el puerto que le está dando la vuelta al norte de Marruecos
Cuentan que en tiempos de Hassan II –que reinó Marruecos entre 1961 y 1999–, en el palacio de Dâr-al-Mahkzen se tenía una visión más que negativa del norte del país. La zona, con ciudades emblemáticas como Tánger y Tetuán, vivía sumida en el mayor de los olvidos. No sólo no llegaban inversiones públicas, sino que el rey, que poseía en la zona varias residencias, una de verano, apenas lo visitó durante su reinado. Todo lo contrario de su sucesor, su hijo Mohamed VI, quien antes de ser coronado era un habitual de esas tierras sobre todo en épocas vacacionales. No se limitaba a recluirse en un complejo palaciego, sino que salía y tenía contactos frecuentes con sus habitantes. De hecho, en su primer discurso se comprometió a impulsar y desarrollar un superpuerto en esta región, proyecto que ya estaba sobre la mesa, pero que su padre lo había dejado arrinconado en un cajón. De hecho, las conmemoraciones del décimo aniversario se han celebrado bajo el eslogan de «Achievement of a Royal visión», lo que se podría traducir como «el logro de un empeño del Rey».
La realidad es que el Tánger, el Tetuán y sus alrededores de hoy en día presentan un cambio cualitativo con respecto a hace 25 años. La modernización es más que palpable. Sus carreteras, sus servicios, sus inmuebles, sus zonas verdes... tienen otro aire. La pobreza es menos visible, el tipo de comercio más occidental y el consumo ha crecido notablemente. La causa de esta transformación se llama Tanger Med, que comprende el puerto y los polos industriales que se han ido desarrollando en torno al mismo y que se han convertido en una potente locomotora económica y fuente de generación de empleo y riqueza.
Además, Mohamed VI se ha preocupado de que lleguen cuantiosas inversiones para servicios, zonas de recreo y deporte, áreas verdes, escuelas, centros sanitarios e infraestructuras como el imponente paseo marítimo de Tánger en el que se está terminando de construir un puerto y desarrollando en sus proximidades un urbanismo de alto standing. La oferta hotelera actual es más amplia, diversa y moderna. El emblemático Hotel El Minzeh convive con otros más funcionales y ejecutivos de cadenas internacionales o con algunos muy exclusivos como Le Mirage, a pie de playa junto a Las Grutas de Hércules. El turismo se está convirtiendo en otra importante fuente de ingresos. Además, quién se podía imaginar hace dos décadas que la primera línea de alta velocidad de África iba a tener su punto de partida en Tánger. Los Ferrocarriles Nacionales de Marruecos pretenden que en primavera ya esté en marcha.
Tanger Med echó a rodar en 2007, pero fue presentado en 2003. El encargado de hacerlo, Mohamed VI. «Estamos lanzando –afirmó– uno de los grandes proyectos de la historia de nuestro país. EEstamos convencidos que se va a convertir en un gran complejo portuario, logístico, industrial, comercial y turístico». Pero esa tan publicitada visión del heredero de Hassan II no se queda en el corto o medio plazo. «Marruecos está llamado a ser el enlace entre Europa y África, el Mediterráneo y el Atlántico, y al tiempo utilizar sus fortalezas para convertirse en un activo socio comercial».
Esta ambiciosa propuesta programática exigía movilizar cuantiosos recursos económicos, así como un apoyo directo de la Casa Real. No ha habido problemas. La inversión en el complejo ha superado ya los 8.000 mill0oes de euros, 5.000 públicos y el resto privado. Los primeros dineros llegaron a través del fondo de inversión Hassan II que, a su vez, se había nutrido del proceso de privatización de Maroc Telecom, que finalmente terminó en manos de la francesa Vivendi. Los 1.000 millones que está costando la segunda fase, que se prevé operativa en 2019, procede bancos marroquíes, fondos árabes y el Banco Europeo de Inversiones.
La ubicación de este puerto de gran calado es estratégica. Emplazado en Oued Rmel, a 45 kilómetros de Tánger y 20 de Ceuta. Esta estratégica situación ha permitido que, en sólo una década, haya conseguido conectarse con 174 puertos de 74 países de los cinco continentes. El complejo portuario, con una extensión de 1.000 hectáreas, incluye tres puertos, dos de contenedores y uno de pasajeros, dotados de una estación ferroviaria, una terminal petrolífera y una zona de almacenamiento de vehículos destinados a exportación, así como una zona franca en la que trabajan empresas de distintos sectores. Cuando Tanger Med II esté concluido tendrá capacidad de 9 millones de TEU de contenedores, un millón de vehículos, 7 millones de pasajeros y 700 camiones. Su consejero delegado, Mehdi Tazi, resalta precisamente que, en poco tiempo, «se ha convertido en una puerta en materia logística hacia África y en una base de exportación internacional». Es el primero de Marruecos y de África, y el 16 del mundo, y mueve 5.500 millones de euros en exportaciones. El pasado año movió 50 millones de mercancías.
La plataforma industrial que ha desarrollado –12 millones de metroz cuadrados– ha dinamizado económicamente la zona. Pero está llamada a ser mucho más, ya que se han reservado 30 millones de metros cuadrados. Ya se han establecido 750 empresas, que han invertido 3.000 millones de euros, en seis zonas diferentes: la zona franca del complejo portuario; la zona franca de Tanger (automoción, textil, aeronáutica); la Ciudad de la Automoción de Tánger; Renault Tanger Med (la fábrica más grande de África), Tetuán Park (industria ligeras) y Tetuán Shore (offshoring). El resultado ha sido la creación de 65.000 empleos.
Las empresas que han apostado por Tanger Med son Renault, Delphi, Lear, Yazaki, Valeo, TE Connectivity o Antolín; Esterline Souriae, Daher-Socata, MB Composites; Larinor y Eiremor; Danone, Coca-Cola y Lesieur; Powerex y Tronico; Siemens; Mayborn Group y Bonimasteri, y las «packaging» españolas EuroPac y Tecnicarton.
Estas áreas tienen «punch» para las empresas por dos motivos. El primero es que las empresas de las zonas francas, siempre que el 90% de su producto vaya al exterior, están exentas de de pagar el Impuesto de Sociedades los cinco primeros años y pagan sólo un 8,75% los 20 siguientes ejercicios. Otro atractivo es el coste de la mano de obra. El salario mínimo interprofesional está en 240 euros al mes frente a los 707,6 de España, aunque los directivos de las compañías asentadas insisten en que pagan por encima de lo que marca la legislación porque se rigen por acuerdos propios.
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