
Entrevista
Timur Turlov (Freedom24): "Este mundo ya no necesita mano de obra barata"
El empresario kazajo de origen ruso, que posee una de las mayores fortunas del mundo, asegura que la mayoría de los errores de los inversores principiantes se deben a su falta de paciencia

Timur Turlov no es un rostro conocido en España. Pero ello no le hace un inversor menos importante. Nacido en Moscú en 1987 pero kazajo de nacionalidad -renuncio a la rusa tras la invasión de Ucrania-, Turlov posee una fortuna estimada en 5.800 millones de dólares, lo que le sitúa en el puesto 560 del ranking de mayores fortunas del mundo que elabora la revista «Forbes». De formas educadas, Turlov se maneja en su encuentro con LA RAZÓN en un inglés que denota su origen eslavo en una de las salas del Cipriani Wall Street, un monumental edificio situado en el corazón del distrito financiero de Nueva York donde se disputaron días atrás los Campeonatos Mundiales de Rápidas y Blitz de Ajedrez que su compañía, Freedom Holding, patrocinó.
Y es que Turlov, además de un exitoso hombre de negocios, es un gran aficionado al ajedrez. Un deporte que, asegura, le ha ayudado mucho a levantar su compañía. «Creo que hay mucha analogía entre ambos [el ajedrez y las inversiones]. Para lograr algo grande en los negocios y las inversiones, tienes que estar concentrado. Tienes que estar preparado. Tienes que pensar en los próximos movimientos», asegura.
Aunque en su caso, según admite, él no estaba muy preparado cuando lanzó su compañía. Turlov trabajaba en un banco ruso cuando la Gran Recesión le dejó en la calle. Así es que en 2008, y con 100.000 dólares, según cuenta, fundó Freedrom Finance, un servicio de bolsa online para dar acceso al mercado americano a ciudadanos de las antiguas repúblicas soviéticas. En 2012, se expandió a Kazajistán, donde su compañía creció incluyendo un banco, un «broker» online y un servicio para invertir en los mercados europeos. Negocios todos que unificó más tarde en Freedom Holding, que en 2019 hizo historia al debutar en el Nasdaq neoyorquino.
«A veces tenemos que asumir la responsabilidad de hacer algo, de empezar algo para lo que no estamos preparados. Pero paso a paso, podemos superarlo todo. Y podemos aprender cualquier cosa que no sepamos», asegura Turlov sobre sus comienzos.
Invertir tiempo en uno mismo para aprender y ser paciente son dos de las claves que han llevado a Turlov a convertirse en lo que es hoy, uno de los hombres más ricos del planeta -aunque, en alguna ocasión, haya manifestado que no era su objetivo-. En su opinión, la mayoría de los errores de los inversores principiantes se deben a que tienen prisa por ganar dinero rápido. «Apretar el botón muy, muy rápido no te dará ninguna ventaja. Hay que pensar más a fondo, no más rápido», reflexiona.
«Es mucho mejor invertir en uno mismo antes de empezar a invertir en valores»
Pese a su éxito -la rama europea de Freedom Holding, Freedom24, cuenta con oficinas en Alemania, Francia, Italia, España, Países Bajos, Bélgica, Austria, Grecia, Polonia, Bulgaria y Chipre y más de 330.000 clientes en Europa y el grupo capitaliza más de 5.700 millones de euros-, Turlov considera que «no somos lo bastante grandes como para sobrevivir en este mundo». «Tenemos que hacernos más fuertes no por ambición sino porque si no desarrollamos nuestra tecnología, si no construimos un ecosistema financiero realmente bien integrado, quebraremos». Es, dice, una suerte que correrán las pequeñas y medianas empresas financieras si no ganan volumen ante los grandes bancos digitales.
Una de las palancas que Freedom Holding quiere activar para crecer es lograr una licencia bancaria en España. Pero, como admite Turlov, «para una empresa centroasiática, es extremadamente difícil obtener una licencia bancaria en este momento en Europa». Y eso que, como dice, cotizan en el Nasdaq en Estados Unidos. Pero como admite Turlov, el hecho de que naciera en Rusia, se nacionalizara kazajo y su empresa tenga su sede en Chipre, es un obstáculo. Pese a ello, cree que «tarde o temprano convenceremos al regulador europeo» para poder crear un banco digital en nuestro país, como ya han hecho en Asia Central, algo que les ayudaría a dar «mucho mejor producto integrado y más sostenible» debido a la digitalización.

Turlov habla de esta cuestión, de la digitalización, y también de la tecnología, que no dejan de ser ejes centrales de su plataforma financiera; con una convicción contundente. Los considera los pilares para ganar la batalla de la eficiencia. En su opinión, la inteligencia artificial (IA) y los robots van a cambiar por completo el mercado laboral y van a redefinir el panorama del coste de la mano de obra y su peso en la sostenibilidad de las compañías. «Muy pronto, una gran cantidad de IA y de robots comenzará a hacer algunos trabajos más simples, que requieren mano de obra barata». Así es que, añade, «este mundo ya no necesita mano de obra barata. Necesita mano de obra bien educada, mano de obra cara, pero mano de obra bien cualificada». Los robots, dice, no son una amenaza para la gente bien educada.
En este punto, Turlov cree que tanto Estados Unidos como Europa y otros países avanzados tienen una ventaja competitiva mucho mayor que cualquier otro país del mundo, pero también cree que deben seguir apretando para mantenerse por delante de China. No obstante, considera que si Donald Trump cumple con sus amenazas arancelarias una vez que llegue a la Casa Blanca, se podrían dar pasos atrás. «No creo que la nacionalización de la economía sea buena porque puede crear las condiciones para que una economía nacional pueda ser extremadamente ineficiente», asegura el inversor kazajo.
En todo caso, Turlov considera que al presidente electo de Estados Unidos no le será tan sencillo cambiar las cosas de la manera tan drástica como ha planteado en su campaña electoral. «La política estadounidense está muy diversificada. No es tan fácil cambiar realmente el curso del estado de Estados Unidos incluso siendo el presidente», afirma.
«La nacionalización de la economía no es buena porque crea las condiciones para que sea ineficiente»
Lo que Turlov no teme son las ambiciones desreguladoras de Trump. Uno de los motivos que llevaron a la Gran Recesión de 2008 fue precisamente la falta de controles al sector financiero. Sin embargo, Turlov apunta que «en este tipo de mundo, las crisis nunca se repiten». La de 2008, dice, «fue una crisis de crédito. Muchos bancos se derrumbaron. En realidad, las hipotecas se derrumbaron y hubo una gran escasez de dinero en efectivo». Pero ahora, prosigue, «hay un montón de dinero en efectivo en todas partes». Así es que, concluye al respecto, «no hay posibilidad de que veamos el mismo tipo de crisis que en 2008».
Eso, sin embargo, no significa según Turlov que no vayamos a enfrentarnos a otra crisis en el futuro. Pero esa «será diferente. Será más de inflación que de crédito», según su pronóstico.
Mientras esta crisis llega -porque todas acaban llegando-, Turlov cree que ahora mismo hay varios sectores que ofrecen oportunidades de inversión. Uno de los más atractivos para él en este momento es el tecnológico. «La digitalización sigue abriendo muchas oportunidades para todos. Y es un proceso que todavía no ha terminado», afirma.
Las energías renovables también están entre sus preferencias inversoras. Este tipo de fuentes, afirma, «son buenas para las inversiones porque son muy eficientes. Se han vuelto tan baratas como el carbón. Y acabarán con el carbón no porque este sea malo sino porque es menos eficiente», vaticina. «Toda esta energía verde se convertirá finalmente en la principal fuente de energía no por la ESG -los criterios de sostenibilidad, por su siglas en inglés- sino por la eficiencia general de esta tecnología, porque será mucho más barata para producir energía», explica.
Por último, a Turlov también le seducen los ecosistemas digitales, que pueden integrarse en muchos sectores como el comercio electrónico, las telecomunicaciones o la banca, dice. ««Las empresas que resuelvan este rompecabezas de integraciones se convertirán en un nuevo tipo de monopolio digital, como Google o Facebook», anticipa el empresario kazajo.
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