España

Un «agujero» superior a los 5.500 millones de euros

Montoro avanzó que 2016 cerrará con unos ingresos tributarios próximos a los 188.000 millones de euros, frente a los 193.520 millones presupuestados

Un «agujero» superior a los 5.500 millones de euros
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Montoro avanzó que 2016 cerrará con unos ingresos tributarios próximos a los 188.000 millones de euros, frente a los 193.520 millones presupuestados

España cuadrará sus cuentas por el lado de los ingresos. Pero, aunque desde 2009 se hayan incrementado en cuatro puntos, existen «agujeros» fiscales que alejan la recaudación de la media comunitaria y provocan una desviación presupuestaria.

El ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, avanzó que los ingresos tributarios en 2016 serán próximos a los 188.000 millones de euros, lo que supondría la segunda mayor recaudación de la historia, sólo superada por los 200.000 millones que se registraron en pleno «boom» inmobiliario. Esta cifra sería, aproximadamente, un 3,4% superior a la de 2015. Sin embargo, dejaría una grieta en las cuentas de 5.520 millones, ya que para este año se habían presupuestado 193.520 millones de euros.

Las predicciones de Montoro no son demasiado optimistas. Y es que, según las propias estimaciones gubernamentales, el tercer pago a cuenta en el Impuesto sobre Sociedades elevará la recaudación en 2.000 millones. Teniendo en cuenta que en los dos últimos meses de 2015 se ingresaron 25.637 millones de euros y que hasta octubre el Estado ha recaudado 161.491 millones, la recaudación total de 2016 debería ser de 189.128 millones. Es decir, 1.128 millones más de lo que calcula el ministro.

El aumento de los ingresos, sustentado básicamente en el tirón de la actividad económica, porque IRPF y Sociedades bajaron durante los dos últimos años, permitirá al Gobierno cumplir con el 4,6% de déficit pactado con Bruselas. No obstante, si se mantuviera una ejecución presupuestaria similar a la del mismo periodo del año pasado, José María Mollinedo, secretario general de los Técnicos de Hacienda (Gestha), calcula que la desviación sería de 5.370 millones de euros.

Mientras que la media de recaudación en la UE se sitúa en el 40% sobre el PIB en España apenas llega al 34,6%, en 2009 era del 30,6%, lo que nos posiciona a la cola de la eurozona en cuanto a ingresos se refiere. Sin embargo, la estructura económica de los distintos países comunitarios es totalmente diferente, ya que a igual nivel de poder adquisitivo en España los salarios son más bajos, por lo que la recaudación por IRPF será menor. De igual modo, las empresas alemanas son significativamente más grandes. De ahí, sus mayores ingresos por Sociedades. Y es que en términos de PIB no se pueden hacer comparaciones homogéneas.

PRESIÓN FISCAL

Mollinedo expone que, incluyendo la Seguridad Social, la presión fiscal española es del 33,6%, cuando la media ponderada de la UE asciende al 38,8%. Así, el diferencial recaudatorio sería de 5,2 puntos porcentuales, por lo que, «si la presión fiscal se ajustara a los estándares europeos, España recaudaría al año 54.000 millones de euros más». Pero el secretario general de Gestha no cree que la mejora de la recaudación pase exclusivamente por subir impuestos. Más bien, aboga por tapar las «fugas» que tiene actualmente el sistema, para lo que se debería poner en marcha un plan realista contra el fraude fiscal y aumentar los medios de la Agencia Tributaria, donde sólo hay un empleado por cada 1.928 contribuyentes, frente a países como Alemania, donde trabaja uno para cada 729. «España necesita más de 26.000 nuevos funcionarios para reducir el fraude con garantías», apostilla.

La variable principal que determina la recaudación fiscal es la coyuntura económica. Y en los dos últimos años los ingresos crecieron por el avance del PIB, que estimuló el consumo, aumentó la recaudación por IVA, y permitió que se incrementaran las rentas declaradas en el IRPF.

Santiago Álvarez, profesor titular de Hacienda Pública de la Universidad de Oviedo, explica que los impuestos con mayor capacidad recaudatoria son los que recaen sobre la renta, ya sea de personas físicas o de sociedades, y el consumo, principalmente el IVA y los impuestos sobre alcohol, tabaco o combustible. Y matiza que aplicar tipos impositivos elevados sobre bases imponibles reducidas se traduce en una menor recaudación. Pero uno de los grandes problemas del sistema tributario español es que combina tipos impositivos elevados con un gran número de beneficios fiscales en los principales impuestos, por lo que se reducen los ingresos y se desincentiva la obtención de rentas.

La estimación de ingresos se realiza a partir del cuadro macroeconómico, trasladando la evolución prevista de las principales magnitudes (PIB, consumo, remuneración de asalariados...) a la de las bases tributarias. Álvarez recuerda que en 2015 la desviación fue de 3.800 millones de euros, y que estas se producen porque existe una tendencia a considerar que lo que crece la recaudación en relación a lo que avanzan las principales magnitudes económicas es mayor de la real. «El Gobierno ha sobrestimado claramente el efecto del crecimiento económico sobre la recaudación tributaria», agrega.

Pese a la comúnmente aceptada atribución de las pérdidas recaudatorias al fraude fiscal, Ignacio Ruiz-Jarabo, ex director general de la AEAT, no considera que el nivel de incumplimiento tributario en España sea tan acusado como se dice, ni tan diferente a los países de nuestro entorno. El también socio director del despacho Carrillo&Ruiz-Jarabo piensa que los ingresos fiscales en nuestro país son inferiores a los presupuestados por la evolución de las bases imponibles de los diferentes impuestos y por las sobrestimadas magnitudes macroecónomicas.

El crecimiento económico es la principal palanca del aumento de la recaudación tributaria. Y la coyuntura en los últimos años ha lastrado los ingresos, dada la propia política tributaria. En la medida en la que crezca el PIB, los españoles tendremos más salarios, por lo que pagaremos más por el IRPF y consumiremos más, lo que conllevará un aumento de la recaudación por IVA. Ruiz-Jarabo explica que debido a la intensa elasticidad-precio de buena parte del gasto de los españoles, las subidas del IVA generaron un efecto contractivo en el consumo, provocando que éste creciera menos de lo que lo hubiera hecho en ausencia de las subidas. Al no haber estimado correctamente el citado efecto contractivo, los responsables de nuestra Hacienda se han encontrado con una recaudación por el impuesto menor de la que esperaban, porque «parte de la subida de los tipos impositivos ha sido neutralizada por el descenso de las bases imponibles».

PÉRDIDAS EN IRPF

España recauda cada año, en IRPF, 17.673 millones menos que la media de la UE. Y Mollinedo lo achaca a que este tributo recae, mayoritariamente, sobre las rentas medias, principalmente del trabajo. La estadística demuestra que el 86,8% de la base imponible general declarada procede de las rentas del trabajo personal, y casi el 97% de los declarantes dice ganar menos de 60.000 euros.

Desde enero hasta octubre, los ingresos totales por IRPF fueron de 61.786 millones de euros, un 0,4% menos que en el mismo periodo del ejercicio pasado. Y teniendo en cuenta que en los dos últimos meses de 2015 se recaudaron por este impuesto 10.342 millones, los ingresos de 2016 podrían llegar a los 72.128 millones. Es decir, 3.304 millones menos que los 75.432 millones presupuestados.

Rubén Gimeno, director del servicio de estudios del REAF-REGAF, atribuye el descenso al impacto en la rebaja de este impuesto que se proyectó, de manera escalonada, para 2015 y 2016. No obstante, una parte de la rebaja de los tipos, tanto de la tarifa general como del ahorro, que en principio iba a realizarse este año, ya se adelantó a mediados del pasado.

Gimeno afirma que en lo que se refiere al IRPF cada vez es más difícil ocultar ingresos. En 2015, las liquidaciones por rentas del trabajo fueron el 85% del total, mientras que las rentas empresariales supusieron el 16%, lo que pone de manifiesto el poco margen de fraude que hay en el IRPF.

Las rentas del trabajo están controladas plenamente por la Administración. Y como el grueso de los ingresos por IRPF recae en las rentas del trabajo, un crecimiento del empleo conlleva directamente un aumento de la recaudación.

Álvarez, por su parte, advierte de que aunque los tipos de gravamen nominales del IRPF estén entre los más altos de la UE, España ocupa el puesto 12 por recaudación, lo que «se debe a la proliferación de beneficios fiscales».

No expedir factura por determinados trabajos, escriturar inmuebles por importes inferiores a lo pactado entre las partes, aceptar únicamente pagos en efectivo, diseñar estructuras societarias con la finalidad de no tributar donde se obtienen las rentas... Gimeno asegura que ciertos ingresos se pierden debido a comportamientos fraudulentos que sólo pueden eliminarse si se actúa in situ y se acude al foco del fraude.

El director del servicio de estudios del REAF-REGAF piensa que, quizá, incrementar el número de inspectores de Hacienda reforzaría el control y, por lo tanto, elevaría los ingresos. De igual modo, propone mejorar la tributación del régimen de impatriados para atraer más capital humano cualificado y, sobre todo, captar inversión del exterior con una fiscalidad favorable y evitar la erosión de las bases imponibles que se producen cuando se realizan ciertas operaciones con estos fines.

Si bien es cierto que la presión fiscal en España es cinco puntos porcentuales menor que en la OCDE, también lo es que desde 2011 ha crecido con mucha mayor velocidad. Ruiz-Jarabo remarca que aunque nuestra presión fiscal sea más baja, el esfuerzo fiscal que se nos exige, dados los niveles relativos de renta, es mayor que en Francia, Alemania o Dinamarca.

Subida de impuestos

El Gobierno aprobó una subida de impuestos de 4.800 millones para cumplir con Bruselas, limitando las deducciones en el Impuesto sobre Sociedades e incrementando el gravamen al alcohol y al tabaco. Además, planea crear un tributo sobre bebidas azucaradas y carbonatadas, con el que pretende recaudar 200 millones, e implantar nuevas figuras impositivas medioambientales. Pero Gimeno resalta que un aumento de los impuestos trae consigo un incremento de la recaudación únicamente cuando los tributos que se suben son los directos. Y es que una subida de los impuestos indirectos no siempre conlleva un aumento de los ingresos, puesto que puede desincentivar el consumo.

«La medida más eficaz para aumentar la recaudación consiste en favorecer el crecimiento económico, cuestión que, precisamente, desaconseja las subidas impositivas». Ruiz-Jarabo insiste en que las subidas de impuestos corren el riesgo de propiciar el fraude fiscal, ya que los tipos impositivos constituyen el «dividiendo» del defraudador, por lo que a tipos impositivos más altos mayor será la «rentabilidad».

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) teme que la subida de impuestos no recaude tanto como espera Montoro. Cree que la recaudación cíclica será de 7.000 millones de euros, por debajo de los 10.000 millones que estima Hacienda. Y el ex director general de la AEAT asevera que no tendrá, en sí misma, el efecto esperado. Aun así, la economía española crecerá este año por encima del 3%, lo que expandirá las bases imponibles de los impuestos e incrementará los ingresos.

Lucha contra el fraude

España podría recaudar a medio plazo alrededor de 40.000 millones de euros si se pusiera en marcha un plan de reducción del fraude que estrechara la colaboración entre las administraciones tributarias autonómicas y la estatal. Al menos, según los cálculos de Gestha. Asimismo, de algunos informes se desprende que 144.000 millones de euros de los españoles se encuentran a espaldas del fisco, en paraísos fiscales.

Mollinedo recuerda que los grandes patrimonios, multinacionales y corporaciones empresariales son responsables del 72% del fraude fiscal en España. Sin embargo, la AEAT destina sólo el 20% de sus efectivos a investigarlas, mientras que el 80% de la plantilla se centra en autónomos, pymes y trabajadores.

Hacienda cosechó durante el año pasado el récord de 15.600 millones de euros en esta batalla, un 27% más que en 2014. Pero Montoro ya ha anunciado un nuevo plan, mediante el que se reforzará el control de las liquidaciones de IVA y se limitarán los aplazamientos de los pagos a la AEAT, que tiene pendiente de cobro unos 10.000 millones de euros. Además, el Gobierno acorralará al «cash», limitando a 1.000 euros el pago en efectivo para combatir el fraude en el IVA. El impacto de la batería de medidas en la lucha contra el fraude se estima en 2.000 millones de euros.

Ruiz-Jarabo lamenta que la suma de una actitud extremadamente incisiva de la inspección de Hacienda, una generalización abusiva de los embargos cautelares y una injustificable restricción en la concesión de aplazamientos del pago de las deudas tributarias esté «abocando a los pequeños empresarios españoles a la inmersión de su actividad, lo que aumenta el fraude».