Consumo
Un tejido productivo en vilo
La tensión aumenta a medida que se acercan las elecciones generales. El principal temor de los agentes económicos es que se ponga en riesgo la recuperación por abandonar el impulso reformista.
¿Nerviosismo o escepticismo? Mientras millones de catalanes acuden hoy a las urnas, y con el desafío independentista en plena efervescencia, a los empresarios españoles les gustaría despejar las incógnitas electorales. Están en vilo. Si bien la crisis ha enterrado la antigua visión endogámica de la política y la economía en España, ahora somos conscientes de que nuestro futuro se encuentra ligado a Europa y, en un sentido más amplio, a un mundo globalizado. Sin embargo, las incertidumbres aumentarán a medida que se acerque la fecha de los comicios generales, sobre todo en función de lo que dictaminen las encuestas.
Únicamente, un 21% de las empresas considera que los cambios políticos que se sucederán tras las distintas citas electorales afectarán negativamente al crecimiento de sus negocios, según una encuesta realizada por Grant Thornton. En cambio, desde el Círculo de Empresarios no se muestran nada indiferentes ante el panorama político que pueda definirse en el futuro más inminente. Aunque como institución no se manifieste a favor o en contra de opciones políticas concretas, apoyan las medidas que fortalezcan la recuperación que ya se vislumbra gracias a las reformas estructurales y arremeten contra los partidos que vayan contra el equilibrio de las cuentas públicas.
Las decisiones políticas resultan esenciales para el ámbito empresarial. Máxime, en sectores tan regulados como el financiero o el energético. Y la seguridad jurídica es fundamental para captar y retener inversiones. Jesús Sainz, secretario general del Círculo de Empresarios, afirma que el marco institucional y regulatorio en el que se desarrolla la vida empresarial es, en muchos casos, determinante para la economía y las empresas. Pero Álvaro Sanmartín, economista jefe de Grant Thornton y asesor del fondo Alinea Global, asegura que «el devenir de las empresas lo siguen marcando, fundamentalmente, las leyes básicas de una economía de libre mercado. El margen para realizar políticas económicas fuertemente heterodoxas es bastante reducido en el contexto de la Unión Europea. Lo que ha sucedido con Grecia es un buen ejemplo».
Pese a que en algunos ámbitos la relación entre economía y política sea intensa, en otros es mucho menos estrecha de lo que a veces se quiere hacer ver. «La longevidad de una compañía exitosa suele superar con mucho la de las distintas legislaturas y proyectos políticos. Los negocios son los negocios, independientemente de las posiciones ideológicas individuales». Sanmartín piensa que lo importante es que los marcos de actuación económica y empresarial se mantengan lo suficientemente estables como para reducir incertidumbres y dar seguridad a la iniciativa empresarial. «Creo que eso en España, como país miembro de la zona euro, está casi garantizado», apostilla. En cualquier caso, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha efectuado un viaje por las principales plazas financieras de Londres y Nueva York para defender las favorables expectativas de crecimiento de la economía española, calmar a los inversores y aplacar las dudas sobre el riesgo político.
A la vista de la última cita electoral, en la que el batacazo del partido en el Gobierno coincidió con los mejores datos económicos en muchos años, el economista jefe de Grant Thornton diría que existe una disociación entre macroeconomía y política. De igual manera que el cambio político, tras las generales de 2011, tuvo una profunda raíz económica –la crisis afectaba a la mayoría de las familias y empresas–, si a estas alturas la recuperación hubiera calado más hondo en los hogares, «el panorama seguramente sería distinto». Aun así, el entramado empresarial catalán sí ha mostrado su máxima preocupación ante una eventual secesión. Hartas del desafío independentista, cientos de empresas han decidido trasladar su sede desde Cataluña a otras comunidades autónomas. Además, las incertidumbres en torno a los comicios autonómicos han cuadruplicado las pérdidas que sufren este año en bolsa las compañías que residen en el territorio catalán.
Un 35% de las empresas cree que el auge de los nuevos partidos, el fin de las mayorías o el cambio de gobiernos podrían lastrar la evolución de la economía, y casi la mitad de los empresarios piensa que dichos cambios no impactarán de forma significativa. De forma paralela, un 68% no prevé que mermen su crecimiento empresarial. No obstante, casi todas las entrevistas tuvieron lugar antes de las elecciones autonómicas y municipales de mayo, por lo que la sensación actual podría ser bien distinta. Sanmartín opina que, si bien en determinados sectores o compañías pueda haber ciertos motivos de alarma, para buena parte de las empresas el precio del crudo, la depreciación del euro o los bajos tipos de interés resultan más determinantes en su crecimiento que los resultados electorales.
La confianza empresarial en la economía vuelve a marcar un máximo histórico. De hecho, un tercio de las empresas planea aumentar su plantilla, según la encuesta de Grant Thornton. El también asesor de Alinea Global sostiene que el incremento de la confianza en el último año y medio ha sido espectacular, y que se están batiendo incluso los récords de la década pasada, durante los años de bonanza. Pero no lo achaca a una excesiva euforia de los empresarios. «Se trata más bien de que empieza a verse la recuperación como una realidad consolidada».
La intención de incrementar las contrataciones se trata de un síntoma, aunque desde el Círculo de Empresarios no se atreven a afirmar que sea ineludible, de la recuperación económica. Sainz explica que «si esos planes se convierten en realidades sí será inequívoco. Esperemos que así sea y que no hagamos nada que genere incertidumbres y pueda dar al traste con la recuperación».
El principal temor para los empresarios españoles es que se revierta la coyuntura económica por abandonar el impulso reformista. Al menos, en opinión de Sainz. Sanmartín, por su parte, destaca que la salida de la crisis está en el propio trabajo, más que en promesas externas de soluciones mágicas. Y es que a los factores de recuperación comunes a toda la eurozona, «España añade una serie de reformas estructurales que están permitiendo un crecimiento más rápido. Ése es un factor importante para explicar cómo el optimismo de las empresas españolas supera al de otras economías vecinas, como Francia e Italia», señala.
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