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Editorial

El Prat, símbolo de la Cataluña que despega

Salvador Illa ha dado un paso valiente, desbloqueando una actuación imprescindible para el desarrollo económico del Principado, pero que una alianza de circunstancias entre ERC y los Comunes había conseguido paralizar.

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, comparece para explicar el proyecto de ampliación del Aeropuerto de Barcelona DAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESSEUROPAPRESS

No cabe más que felicitarse por el acuerdo de ampliación del aeropuerto barcelonés de El Prat alcanzado entre la Generalitat de Cataluña y AENA, el gestor aeroportuario nacional, que promete convertir esa infraestructura en uno de las principales plataformas de enlace intercontinental del Mediterráneo. El presidente del gobierno autónomo catalán, Salvador Illa, ha dado un paso valiente en la dirección correcta, desbloqueando una actuación imprescindible para el desarrollo económico del Principado, pero que una alianza de circunstancias entre ERC y los Comunes había conseguido paralizar.

La ampliación de El Prat se ha acordado aunando los puntos de vista técnicos y medio ambientales, con una inversión de más de 3.200 millones de euros, que correrá a cargo del operador aeronáutico, lo que supondrá ampliar la llamada «pista del mar» en 500 metros, permitiendo duplicar prácticamente el número de vuelos intercontinentales. De este modo, Barcelona estará en condiciones de competir como centro de conexiones internacionales con aeropuertos como los de Marsella, Estambul o Qatar, que es el objetivo final buscado, además de aliviar la actual saturación, puesto que El Prat ha llegado a su límite técnico de pasaje con 55 millones de viajeros en el último año.

Si hay que buscar un símbolo del nuevo despegue de Cataluña hacia el futuro nada mejor que el aeropuerto de la Ciudad Condal, entre otras razones, por lo que significa de suelta de lastre de unas políticas que so capa de la defensa de la naturaleza, la protección contra la masificación turística o la reclamación de soberanía apostaban por el estancamiento o el mero decrecimiento. Argumentar que la nueva pista llevará 20 millones de turistas más a Barcelona como han hecho desde la extrema izquierda es, simplemente, demagogia de la peor clase. De momento, ni ERC ni los Comunes, que sostienen al gobierno de la Generalitat en minoría, parecen dispuestos a ir más allá de lo declarativo o de la intención expresa de poner palos en las ruedas para que fracase el proyecto de ampliación, seguramente, porque son conscientes de que la iniciativa de Salvador Illa tiene el respaldo de la mayoría de los ciudadanos de Cataluña y, por supuesto, el respaldo cerrado del mundo empresarial, reflejado en Foment del Treball.

Falta ahora que desde AENA y el Ministerio de Transportes se avance como primera providencia en las ampliaciones de los aeropuertos de Valencia, Ibiza y Tenerife Norte, que están en niveles de saturación, y se preparen las de Sevilla, Málaga o Alicante, que están a punto de alcanzar sus límites operativos. En cualquier caso, como decíamos al principio, se trata de una buena noticia y no sólo para Cataluña, porque un país en la situación geográfica de España y con la mayor industria turística del mundo necesita de grandes y modernas infraestructuras de transporte.