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Resiliencia: el valor que ha traído la pandemia a la formación

Las universidades tienen la responsabilidad de infundir en sus estudiantes la confianza de que se puede construir un mundo mejor

Covid en la universidad
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El objetivo vital de toda persona es buscar la felicidad. Y parte de esa felicidad se consigue cuando descubres el propósito de tu vida. Nuestros universitarios creen haber descubierto su vocación, que les llevará a ejercer una profesión que les apasione, que en parte responda a esa necesidad de encontrar sentido y alcanzar la felicidad. La Universidad debe orientarse a formar personas para que en el proceso de aprender lo curricular y competencial, se desarrollen de forma integral. En ese camino, la Universidad debe atreverse a plantearse el desafío de ayudarles a ser más felices. El futuro dependerá de las personas capaces de generar felicidad y de las personas capaces de promover la Vida.

Expertos en resiliencia no se equivocaban cuando vaticinaban que ésta se convertiría en una cuestión central en la gestión de las organizaciones. Decían que las organizaciones de y con futuro serán resilientes o no serán. En estos momentos de crisis, así está siendo. Para afrontarla y construir un futuro esperanzador, necesitamos que la resiliencia sea un elemento central de la cultura organizativa.

La RAE define resiliencia como la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Es un proceso dinámico que se construye desde lo social, lo relacional y comunitario. Asimismo, es un constructo complejo de altísimo interés interdisciplinar de intervención psicosocial. Nos permite dirigir la mirada a los diferentes factores que influyen en los contextos en los que las personas nos desarrollamos. Y uno de los contextos en los que esto es posible es en la Universidad.

Vivimos en una sociedad caracterizada por una incertidumbre que nos hace vernos sin capacidad de respuesta. Este paradigma nos impulsa a un cambio de mirada que implica no sólo conocer la realidad y saber cómo afrontarla, sino también transformarla; más allá de resistir ante la crisis, proyectar futuro y creer que se pueden alcanzar otras posibilidades.

La importancia de fomentar resiliencia en un contexto marcado por la crisis es clave. Implica un cambio de mirada que nos hace más capaces de afrontar las adversidades. No se trata sólo de resistirlas, sino de transformar y transformarnos proyectando futuro. Todos los que han creído que algo era posible tenían esta visión, esta mirada apreciativa y posibilista. Han transformado la vivencia adversa en un escenario repleto de posibilidades.

Los expertos en resiliencia indican que estamos en la Era de la Resiliencia, la era de las posibilidades y una Universidad será resiliente o no lo será.

La esperanza posible

La Universidad no ha de ser ingenua, sí posibilista, infundiendo esperanza de que lo aparentemente imposible sea posible, como nos describió Rosling en su libro Factfullness. La Universidad tiene la responsabilidad de infundir en sus estudiantes la confianza de que se puede construir un mundo distinto y mejor. Se trata de instaurar un mundo de posibilidades, de apasionarse por generar alternativas viables e ir más allá de lo probable para explorar destinos no predichos. Nos recuerda también a lo que se denomina esperanza realista.

Muchos desean volver a la normalidad, cuando lo verdaderamente deseable es que en estos momentos seamos capaces de hacer posible lo que antes de la crisis nos parecía imposible. Hay que permitir que lo que está sucediendo nos transforme para bien y aprendamos. Insisto, no es ingenuo pensar así, sino posibilista, como lo fueron Rosling y Mandela, porque todo parece imposible hasta que se hace.

El mundo seguirá cambiando aceleradamente, por lo que aquello que enseñamos y aprendemos en la escuela y en la Universidad habrá pasado pronto de moda. Ello nos exige actualización y formación continuada para formar a los estudiantes en un marco actualizado, y la Universidad ha de estar abierta a nueva información y buscarla activamente.

Desde este marco, ante un desafío como la pandemia, una Universidad resiliente fomenta en el estudiante el pensamiento creativo, crítico y enfocado en la acción, como forma de afrontar lo que devenga, proyectar futuro, crecer y Vivir. Una Universidad resiliente es aquella que sabe apreciar y potenciar los valores y la ética, la confianza, el talento y el compromiso de las personas mediante un liderazgo generativo y humilde.

Una Universidad resiliente es aquella que sabe construir y fomentar espacios de oportunidad donde encontrar un sentido. También es la que sabe transformar y fortalecer vínculos para tejer redes de cooperación y corresponsabilidad; fomenta un aprendizaje del error en el camino a la excelencia; valora y estimula la inclusión de la diversidad; y, lo más importante, se ordene y dirige a que toda la comunidad universitaria alcance la felicidad a la que todos somos llamados y la ponga al servicio de los demás. En resumen, una Universidad resiliente es aquella que promueve la Vida.