Educación

El metaverso: el aula del futuro donde todo está por hacer

Las universidades asumen el reto de crear un modelo de enseñanza digital donde alumnos y profesores obtengan una experiencia formativa única

La realidad virtual anuncia cambios radicales en el sector de la educación
La realidad virtual anuncia cambios radicales en el sector de la educaciónDreamstimeDreamstime

A lo largo de los años, el entorno universitario ha sido, en muchas ocasiones, pionero en el desarrollo e implantación de nuevos estándares y métodos educativos y formativos. Así ocurrió en los duros años de la pandemia, cuando tanto alumnos como profesores, investigadores y demás personal tuvieron que adaptarse en un tiempo récord a una situación que aceleró muchos cambios ya incipientes en la sociedad y en algunos centros de formación, como las clases online, las videollamadas o las plataformas digitales aplicadas al área de la enseñanza universitaria y de posgrado. Lo que era excepción de algunos centros de enseñanza a distancia se estableció como norma habitual para todos. Como dato, según un informe titulado «The European Edtech Funding Report» y publicado por Brighteye, desde el año 2020 la inversión en tecnología educativa se ha triplicado y en 2021 se llegó a los 20.000 millones de dólares.

En este punto, muchos centros vieron cómo el trabajo iniciado años antes encontraba ahora un momento único y perfecto para su implementación y desarrollo. Tal es el caso de U-Tad, que desde 2013 desarrolla programas de posgrado sobre realidad virtual y, más recientemente, sobre la construcción y desarrollo del metaverso, que en un futuro se aplicará al ámbito universitario, como destaca Laura Raya, directora de posgrados VR (por las iniciales de realidad virtual en inglés, virtual reality). Raya asegura que «ahora estamos en el punto de construcción de ese metaverso». Sin embargo, ya podemos, de alguna manera, testear cómo serán estos metaversos, pues ya existen mundos virtuales que dan una idea de lo que será. Hoy en día, destaca Laura Raya, «se puede asistir a espacios y eventos virtuales con algo más que una mera cámara web», superando así el concepto de la «simple» videollamada. «Los procesos de investigación que llevamos a cabo desde U-Tad nos hacen tener muy buenas sensaciones en cuanto a la aceptación de este tipo de desarrollos», asegura Raya.

Demanda de talento

Sin embargo, la construcción de este nuevo entorno de formación y desarrollo tiene, hoy en día, una gran carencia de personal cualificado. Muchas universidades confirman que las empresas demandan perfiles laborales que aún se están desarrollando, y que no todas pueden ofrecer. Centros de formación como el Campus 42 de Telefónica cuentan con un 100% de empleabilidad entre sus estudiantes, incluso varios meses antes de haber terminado sus estudios. Por eso es importante implantar programas de formación centrados y especializados en la creación y desarrollo computacional de entornos que aporten al usuario una experiencia completa y satisfactoria.

Aunque todos los expertos coinciden en que el metaverso es aún un proyecto en construcción, ya hay iniciativas que han nacido con idea de desarrollarse y crecer en este sentido. Es el caso de Metaverse University, una institución que ha aterrizado este año académico en Barcelona, con idea de hacerse un hueco impartiendo cursos de blockchain, criptomonedas, NFT, el metaverso y el legal tech.

El metaverso «universitario» da sus primeros pasos, pero un informe impulsado por el eLearning Innovation Center (eLinC) de la UOC, Universidad Oberta de Cataluña, y elaborado por el analista en transformación digital, Marc Cortés, analiza el impacto que la irrupción del metaverso provocará en la educación. Supondrá en primer lugar cambios de contenidos y entornos, ya que «supone pasar de un proceso presencial híbrido o digital a otro plenamente inmersivo». Debe aumentar la calidad del aprendizaje y su adaptación a cada estudiante, ya que este podrá moverse por su cuenta en entornos inmersivos y ahí estará la inteligencia artificial para personalizar ese proceso. Por otro lado, el informe destaca «las nuevas posibilidades que ofrecen los entornos virtuales» para relacionarse y moverse en entornos digitales. También gracias al metaverso la educación puede extenderse a un volumen superior de estudiantes.

Pero no todo lo que gira en torno al mundo digital es positivo. Está el riesgo de que se amplíe la brecha digital o generacional. Y hay quienes creen que tanta digitalización y aplicaciones virtuales pueden hacer que se pierdan facetas como las relaciones sociales. En este sentido, Raya destaca que «las tecnologías deben estar siempre al servicio de la vida real, para ayudar en ella, nunca para sustituirla. Hay personas que piensan que la tecnología cambiará la vida que conocemos, pero no debe ser así». El riesgo de usar mal la tecnología está ahí, y es obligación de los centros velar por un correcto uso de la misma, a través de un modelo de enseñanza apropiado.

La posibilidad de una disminución o supresión de la dimensión social de la persona solo es factible si se usan de manera incorrecta estas herramientas. «Haciendo un uso correcto, el usuario no solo obtendrá una experiencia más satisfactoria del metaverso, sino que además también podrá interactuar tanto con otros usuarios como con el mismo entorno», concluye Raya.

En lo que todos los centros coinciden sobre el metaverso y su implantación en el ámbito universitario es que, hoy en día, hacen falta perfiles profesionales cualificados que puedan desarrollar y crear hoy lo que otros alumnos y usuarios disfrutarán en el futuro. Para ello son necesarios programas específicos. Con esta proyección en el horizonte, las investigaciones actuales y los docentes más comprometidos con el futuro auguran un porvenir favorable en este sentido y, aunque la actividad docente tenga lugar en un entorno diferente al actual, las bases y el foco harán que la experiencia de alumnos y formadores sea tan buena como hasta ahora.