Salvemos el Teatro
El «Crematorio» de los escenarios
Fernando Ramírez Baeza desnuda la corrupción en el thriller «Subprime». Cuándo: hasta el 7 de abril (excepto lunes y días 12 y 26 de marzo).. Dónde: Teatro Fernán Gómez. Madrid.. Cuánto: 18-24 euros. Tel. 91 436 25 40.
Una gasolinera. Un vídeo comprometido. Un escándalo que salpica al presidente del Gobierno...
Una gasolinera. Un vídeo comprometido. Un escándalo que salpica al presidente del Gobierno... Han leído bien: no hablamos del «Caso Campeón» ni del escándalo Bárcenas y no hay lío alguno entre uno y otro. Esto es, aunque no lo parezca, pura ficción, se titula «Subprime», y se trata de un thriller con trasfondo político financiero que llega al Teatro Fernán Gómez de Madrid con Pep Munné, Chete Lera, Federico Aguado y Daniel Huarte, entre otros. Lo curioso es que Fernando Ramírez Baeza escribió este thriller hace cuatro años. Pero, visto el argumento, parece que la ficción ha sido visionaria. «Es un ejecicio de imaginación, siempre lo fue. Lo que pasa es que la realidad ha dictado sentencia y nos ha sorprendido a todos los que hemos estado en el montaje», asegura Ramírez Baeza, quien procede de un mundo cercano al que retrata. Licenciado en Economía, ha trabajado siempre en entidades financieras. La trama transcurre en una gran petrolera, inspirada en Repsol: «Conozco el ambiente de la Castellana, los tempos, la velocidad que hay allí, la forma de hablar, la pose... Tiene sus códigos, como cualquier otro. En cuanto al de la política, es un ejercicio de ficción», reconoce el autor. «El motor de la historia fue la idea de pillar al presidente del Gobierno haciendo algo comprometido, ridículo, que si sale en televisión acaba con un Gobierno... en teoría», prosigue. «Después, me vino la idea de una videoconferencia, y eso me abrió todo una escenario de posibilidades».
Ricardo Campelo, un joven director de origen venezolano afincado en España desde hace años, lleva las riendas de este montaje. «Muchos de los hechos al principio no habían sucedido, y se han ido completando en la función –asegura–. Algunos son más graves de los que retratamos, pero nuestro final es tremendo; es lo que en derecho internacional se llama "casus belli", un motivo de guerra. Esperemos que no lleguemos a ese nivel en la realidad, pero la situación pinta más o menos así». Y el autor deja claro que el texto no habla en concreto de Zapatero ni de Rajoy: «Podía ser cualquiera. Esa intención estaba muy presente: es una crítica a cómo funciona el poder político, a lo alejado que está de la gente que lo elige, a cómo se toman decisiones de espaldas al electorado y muchas veces con intereses personales por encima del bien colectivo... Pero eso para mí es general, no tiene que ver ni está inspirado en ningún color político, y esa higiene la mantiene durante todo el texto. Es de las pocas líneas rojas que marqué a la hora de llevarlo a escena».
Bebiendo de Obama y Chávez
«Hay muchas referencias icónicas a la política contemporánea», explica Ricardo Campelo, que en los ensayos les puso a los actores las imágenes de Barack Obama en el momento de la muerte de Osama Bin Laden. también ha dotado a Chete Lera, vicepresidente en la ficción, de un discurso que «mucho más latinoamericano, más populista; mueve mucho más las manos... Tiene cosas inspiradas en Chávez», cuenta el director, un venezolano afincado en España.
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