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Berlusconi se aferra al poder

La Razón
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En cualquier país europeo que no sea Italia un primer ministro acusado de prostitución de menores y abuso de autoridad habría presentado su dimisión por ética política y para concentrar todos sus esfuerzos en su defensa. Pero es que Silvio Berlusconi es diferente a todos. El hombre más ricos de Italia tiene una visión utilitarista. Su prioridad no es la cosa pública. ¡Qué va! Su intención al embarcarse en política a comienzos de los noventa no fue otra que escapar de la Justicia. Como los mafiosos rumanos que se presentaron a las elecciones europeas para lograr su inmunidad legal, Berlusconi se refugia en el poder para evitar a toda costa sentarse en el banquillo.

Eso lo ha conseguido hasta ahora gracias a leyes hechas a su medida y la aquiescencia de los italianos, que le han votado pese a sus brabuconadas y escándalos. Sin embargo, el próximo 6 de abril arrancará en Milán su juicio por el "caso Ruby"y éste no será el único. Otros tres casos abiertos le esperan después.

Pero el principal perjudicado por el vía crucis de Berlusconi no será el primer ministro, sino Italia, donde la incertidumbre judicial del "Il Cavaliere"impedirá tomar cualquier decisión o reforma. Se abre un nuevo "impasse"de impredecible duración.

Como en su primera experencia en el poder, en 1994, el futuro de Berlusconi está en manos de los jueces y de la Liga Norte, que tiene en sus manos hacer hacer caer al Gobierno y precipitar la convocatoria de elecciones. ¿Acaso puede un país aguantar hasta 2013 con un jefe de Gobierno más preocupado en su estrategia de defensa que en los problemas de la nación?

El problema es que Berlusconi, cuya popularidad ha descendido en medio del Bunga Bunga y las "velinas"aireadas por la Prensa, no tiene una alternativa ni a derecha ni a izquierda. En la oposición, la izquierda permanece dividida entre una pléyade de partidos incapaces de seducir a los italianos e insuflar el decoro político del que está tan necesitado el país transalpino. En el centro derecha, el otrora aliado de "Il Cavaliere", Janfranco Fini, no logra constituir a su alrededor un polo centrista que le pueda conceder la mayoría tras abandonar el verano pasado el Pueblo de la Libertad.

Ante tanto despropósito, la única alternativa sería formar un Gobierno técnico que gobernara el país hasta la celebración de nuevas elecciones. La salida de Berlusconi de la vida política es una condición "sine qua non"para que Italia vuelva a ser un país normal y respetado en el exterior. ¿Hasta cuándo tendrán que esperar los italianos?