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Bofetada a Sarkozy

La Razón
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A sólo siete meses de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas (22 de mayo), el conservador Nicolas Sarkozy recibió el domingo otro duro golpe a sus opciones de reelección. El Senado, que desde la fundación de la V República por el general Charles de Gaulle en 1958, ha estado dominado por la derecha, pasó a manos de la izquierda, que por primera vez goza de mayoría absoluta en la Cámara Alta.

El giro político, atribuido por el Gobierno conservador a la desunión de la derecha, es el resultado lógico de las sucesivas victorias electorales que los socialistas han obtenido en municipales, cantonales y regionales desde 2007. De hecho, el Senado, reminiscencia de la Revolución Francesa, no es elegido por sufragio universal, sino por grandes electores (diputados, consejeros regionales y delegados de consejos municipales).

Ni la exitosa operación militar en Libia para derrocar al coronel Muamar Gadafi ni el escándalo de Dominique Strauss-Kahn (su principal rival) han ayudado a Sarkozy a aumentar sus bajos índices de apoyo, que le colocan como el presidente más impopular de la V República. De hecho, si el tiempo no lo remedia, "Sarko", que aún no ha anunciado oficialmente su candidatura a la reelección, puede acompañar a Valéry Giscard D'estaing en el reducido "club"de jefes de Estado que han gobernado Francia durante un sólo mandato.

La errática política de reformas llevada a cabo desde que asumió la Presidencia en 2007, su cercanía a las clases más acomodadas de Francia, los escándalos y su tendencia a protagonizar él mismo la acción del Gobierno han desgastado a un presidente hiperactivo que no ha sabido poner en la práctica su ambiciosa agenda política.

En la práctica, la pérdida de la mayoría en la Cámara Alta supone un contratiempo importante en los meses finales de la legislatura. Aunque la gubernamental Unión por un Movimiento Popular (UMP) conserva la mayoría en la Asamblea Nacional, la izquierda puede entorpecer la aprobación de la leyes a su paso por el Senado y abrir comisiones de investigación muy incómodas para un Gobierno al que le crecen los escándalos de corrupción. Además, el líder conservador se verá obligado a renunciar a sus planes para reformar la Constitución francesa para introducir la "regla de oro"(la estabilidad presupuestaria), por no contar con la mayoría necesaria de tres quintos en ambas Cámaras.

Para los socialistas, en cambio, el declive del Sarkozysmo es una oportunidad única para regresar al poder después de una década en la oposición. Para el futuro presidente del Senado, Jean-Pierre Bel, el domingo fue "un día histórico. Por primera vez en la V República, el Senado va a conocer la alternancia. Nuestra victoria es una afrenta para la derecha. El cambio está en marcha". El 9 y el 16 de octubre las primarias socialitas expondrán ante el público el programa de quienes aspiran a protagonizar ese cambio político. Por eso, sabedores de que son observados por simpatizantes y dettractores, los seis candidatos se esfuerzan por evitar a toda costa enfrentamientos estériles que dejen al PS, una vez más, a las puertas de una victoria electoral, que, según los sondeos, sólo los errores propios y el ascenso de la ultraderecha pueden robarles esta vez.