El Euroblog
Equilibrismos políticos en Dinamarca
Dinamarca estrena Gobierno y por primera vez al frente del mismo se encuentra una mujer. La socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt (45 años), que acabó en las elecciones del 15 de septiembre con una década de Gobiernos conservadores, encabeza una heterogénea coalición de centro izquierda entre su partido, los socialistas y los liberales radicales, apoyada en el Parlamento por la formación ecocomunista Lista Única. La capacidad de la primera ministra para conjugar posiciones enfrentadas determinará el éxito y la duración del nuevo Ejecutivo.
Para llegar al poder, sin embargo, Thorning-Schmidt, ha tenido que renunciar a muchas de sus promesas electorales. El Partido Liberal Radical, más cercano al Gobierno saliente de Lars Lokke Rasmussen que a sus nuevos socios, ha vendido muy caro su apoyo. Aparcadas quedan las promesas de aumentar la jornada laboral y subir los impuestos a las rentas más altas. A su pesar, Thorning-Schmidt ha tenido que asumir el aumento de la edad de jubilación y la reforma laboral acordados por el Ejecutivo liberal-conservador.
En opinión de la nueva primera ministra, "es un muy buen programa de Gobierno que conseguirá que Dinamarca salga adelante". Para conseguirlo, el Ejecutivo ha anunciado un paquete de estímulo económico valorado en 10.000 millones de coronas danesas (unos 1.350 millones de euros).
En lo que sí habrá un antes y un después en Dinamarca es en la política europea. A escasos tres meses de asumir la Presidencia semestral de la UE, las nuevas autoridades danesas han anunciado que suspenderán el plan para reinstaurar los controles fronterizos permanentes, una decisión que creó gran malestar en Bruselas y en la vecina Alemania, que acusaron a Copenhague de violar los Acuerdos de Schengen sobre libre circulación de personas. En su lugar, el nuevo Gobierno pretende realizar un control aduanero efectivo fruto de "un despliegue móvil, flexible y basado en el trabajo policial de acuerdo con las reglas comunes que rigen en la UE".
Thorning-Schmidt ha prometido también un referéndum para acabar con dos de los "opting out"que Dinamarca arancó a sus socios europeos para ratificar el Tratado de Maastricht en 1993 (la cooperació judicial y en política exterior). Sin embargo, el ingreso en la moneda única queda aparcado "sine die". En medio de la crisis que atraviesa el euro, la población no se muestra dispuesta a renunciar por ahora a la corona danesa.
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