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La hora de la verdad para Wilders

La Razón
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El éxito de los populistas de derechas en las municipales holandesas del 3 de marzo ha de interpretarse como un inequívoco voto de castigo contra los partidos tradicionales (democristianos y laborista), que apenas han reunido juntos el 30% de los votos.

El ascenso del Partido de la Libertad (PVV) del islamófobo Geert Wilders es especialmente preocupante en un país que celebrará elecciones generales el 9 de junio. Si se extrapolan los resultados municipales a unas legislativas, los ultras se convertirían fácilmente en la segunda fuerza del Parlamento, ocupando 24 de sus 150 escaños. Ya en las euorpeas de junio de 2009 dieron la campanada al convertirse en la segunda fuerza más votada del país, por detrás de los democrtianos (CDA).

Wilders, como a principio del siglo XXI el asesinado Pim Fortuyn, enarbola un discurso populista y xenófobo que seduce a muchos votantes decepcionados de clase media que antes votaban a los laboristas. Para este electorado, es creíble el peligro de "islamización"del que habla el PVV en un país con un millón de musulmanes que a duras penas se integran en la "sociedad multicultural"holandesa defendida por la izquierda.

Para el líder del PVV, que ha sido procesado por incitar al odio, el Viejo Continente se convertirá en "Eurabia"si no se frena la llegada de inmigrantes musulmanes. "Salga a pasear por la calle y comprenderá a la perfección dónde nos encontramos hoy. Ya no nos sentimos en casa. poco tiempo habrá más mezquitas que iglesias", afirmaba.

El discurso islamóbobo puede ser muy rentable para ganar votos, pero luego qué... El PVV nunca ha desempeñado labores de Gobierno a nivel local o nacional. Ahora que ha ganado en Almere y ha quedado segundo en La Haya se verá que políticas defienden los ultras en temas claves como educación, sanidad, seguridad ciudadana, medio ambiente... Si Wilders aspira a convertirse en el próximo primer ministro de Holanda, ya va siendo hora de que diga qué quiere hacer cuando esté en el poder. Hasta ahora el Partido por la Libertad ha podido jugar la carta victimista de ser marginado por el resto de partidos políticos, pero esta estrategia no le funcionará durante mucho más tiempo.