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Sarkozy, el candidato-presidente

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Sarkozy, el candidato-presidentelarazon

Un mes antes de lo que tenía previsto, Nicolas Sarkozy anunció ayer a los franceses un secreto a voces, su candidatura a la reelección en las elecciones presidenciales de abril y mayo próximos. La ventaja del aspirante socialista, François Hollande, en los sondeos ha obligado a mover ficha al presidente antes de que sea demasiado tarde. Y es que muchos de sus compañeros de partido, la UMP, reconocen en privado que, o cambian las tendencias demoscópicas en las próximas semanas, o "Sarko"seguirá los pasos de Valéry Giscard d'Estaing, el único presidente de la V República que sólo ha ocupado el Elíseo un mandato.

Aunque hasta ayer se hizo de rogar, lo cierto es que el presidente lleva haciendo campaña electoral desde hace meses a cuenta del erario público, tal y como denuncian los socialistas. Así, por ejemplo, hace una semana, Sarkozy aprovechó una visita a la central nuclear de Fessenheim para atacar las propuestas de Hollande en materia energética.

Ansioso y nervioso por lo que se le viene encima, el líder conservador promete luchar y hacer campaña "de lunes a domingo"para convencer a sus conciudadanos de que merece una segunda oportunidad. Lo malo es que no está nada claro que los votantes estén dispuestos a volver a confiar en un presidente que ha decepcionado a una inmensa mayoría. Para unos, ha sido timorato en las reformas que prometió en 2007, mientras que para otros ha gobernado favoreciendo a las clases más acomodadas. Como muestra un botón: para oficializar su candidatura eligió el informativo de la TF1, la cadena privada propiedad de su amigo Martin Bouygues.

La segunda estrategia con la que aspira a remontar las encuestas se basa en tratar de arrebatar la base electoral al Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen, a la que los sondeos otorgan entre un 15% y un 20% de los votos en la primera vuelta. Como en 2007, "Sarko"aspira a conquistar al electorado ultraderechista con un discurso centrado en la mano dura contra la inmigración y la delincuencia, que en el universo del FN suelen inevitablemente ir unidas. De ahí su respaldo a las polémicas declaraciones de su ministro del Interior contra las civilizaciones no occidentales.

La estrategia electoral de la UMP no descarta la posibilidad de que Le Pen no consiga los avales necesarios para ser candidata al Elíseo y, en consecuncia, la extrema derecha acuda huérfana a la cita electoral. En este hipotético caso, los ocho puntos de diferencia entre Hollande y Sarkozy se esfumarían y ambos candidatos estarían empatados en intención de voto. Sin embargo, lo que no considera la UMP es que esta vez los votantes ultraderechistas prefieran al original antes que a la copia y, en caso de no presentarse Marine Le Pen, artifice de un considerable lavado de cara del viejo y rancio partido fundado por su padre, opten por quedarse en casa el 22 de abril.

pgarcia@larazon.es