El Euroblog

Sócrates tira la toalla

La Razón
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Tras los rescates de Grecia e Irlanda, ahora es Portugal quien reclama la ayuda europea para evitar una bancarrota. Con unos bonos basura que ya no compran ni sus propios bancos y una creciente dificultad para acceder al crédito, el Gobierno dimisionario de José Sócrates no ha tenido más remedio que rendirse y ponerse en manos de Bruselas. Por ahora, Lisboa no ha reclamado la asistencia del Fondo Monetario Internacional. La situación, según Sócrates, se ha había convertido en "una amenaza para la economía del país".

Sócrates, que dimitió como primer ministro el pasado 23 de marzo después de ver cómo el Parlamento rechazaba su cuarto Plan de Estabilidad y Crecimiento (PEC), tuvo que hacer tripas corazón y aceptar la decisión que toda la clase política lusa llevaba evitando desde hace meses.

Como en el caso irlandés, en Portugal se suma la crisis política a la crisis económico-financiera. La caída del Gobierno socialista, que contaba con una mayoría insuficiente en el Parlamento desde las elecciones de 2009, ha despejado las pocas dudas que tenían los mercados sobre la capacidad del país vecino para afrontar sus compromisos de austeridad. Y es que la inestabilidad política viene siendo una norma de la última década, en la que han dimitido tres primeros ministros (Antonio Guterres tras perder unas municipales en 2001, José Manuel Durao Barroso al ser nombrado presidente de la Comisión Europea en 2005 y ahora Sócrates).

Gane quien gane las elecciones anticipadas del próximo 5 de junio tendrá que poner en marcha medidas más duras que la subida de impuestos y la bajada de pensiones que proponía Sócrates en su último PEC. La UE condicionará la ayuda financiera, estimada en 75.000 millones de euros, a un claro compromiso para sanear las cuentas públicas portuguesas (un 8,6% de déficit y un 82% de deuda). Los sacrificios serán tan duros que el Gobierno que los tenga que llevar a cabo sufrirá una fuerte contestación en la calle. Para la derecha, favorita en las encuestas, la victoria electoral se puede convertir en un regalo envenenado. En cambio, Sócrates puede presentarse al país como el hombre de Estado que hizo todo lo que estaba en su mano para combatir la crisis financiera y culpar a la oposición de torpedear las reformas por sus ambiciones políticas. ¿A quién crearán los portugueses el 5 de junio?