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Colau elige a ERC, PSC y la CUP para formar gobierno
Abre una ronda de contactos para buscar aliados, de la que ha descartado a CiU, Ciudadanos y PP
Pese a haber dormido apenas tres horas, después de una noche de sorpresas y celebraciones, a Ada Colau ni el cansancio que acumula le borraba ayer la sonrisa. Encabeza la lista más votada y eso, en Barcelona, es el único pasaporte válido para hacerse con la vara de alcalde. Pero si la campaña le ha parecido cansada, que Dios le pille confesada, porque la negociación para tejer los acuerdos necesarios para gobernar se prevé maratoniana.
Con apenas once concejales de 41, sólo uno más que CiU, que resiste con diez, Colau encabeza la primera fuerza municipal con menos músculo de la historia. Pero lo más apocalíptico es que, además, tiene delante el ayuntamiento más fragmentado de la historia. Hay siete fuerzas: BComú, CiU, Ciudadanos, ERC, PSC, PP y la CUP. Y sólo con una, CiU, suma la mayoría suficiente para sacar adelante proyectos.
Sin embargo, Colau confirmó ayer que no traicionará el mensaje que ha repetido por activa y por pasiva a lo largo de esta campaña: no pactará con Xavier Trias. Tampoco lo hará con la derecha, PP (3) y Ciudadanos (5). Aunque en un futuro no descarta pactos puntuales. La líder de BComú tendió la mano a las izquierdas. Tiene la «suerte» de que las fuerzas progresistas –ERC (5), PSC (4) y la CUP (3)– suman 23 concejales, dos por encima de los 21 necesarios para cruzar la línea de la mayoría absoluta. Suerte entre comillas, porque cada partido pone sobre la mesa condiciones para llegar a acuerdos. «Pedimos responsabilidad a otras fuerzas para que colaboren en este proyecto de ciudad, toca poner objetivos por delante de las siglas», trasladó Colau. Y el objetivo de ERC es la independencia. Por eso, para pactar, pondrá condiciones para seguir adelante con el proceso soberanista. La CUP, que llegó a negociar sin éxito con BComú para integrarse en su candidatura, también exige que se rompa con la inercia de los partidos tradicionales para poder llegar a un acuerdo. La tercera fuerza que necesita Colau es el PSC, uno de los partidos tradicionales de los que habla la CUP. Si líder, Jaume Collboni, se ofreció a negociar sin límites ni prejuicios.
Hablar con agentes sociales
Colau descolgó el teléfono ayer mismo para hablar con ERC, la CUP y el PSC. Como punto de partida para negociar, sitúa su «plan de choque para los primeros meses de mandato», un documento con 30 medidas concretas que presentaron antes de tener listo el programa electoral, que propone una tasa para las eléctricas, crear 2.500 empleos con una inversión de 50 millones o una renta municipal para las familias pobres. También exige un compromiso para luchar contra la corrupción y con el derecho a decidir de los catalanes, para satisfacción de Alfred Bosch (ERC).
Para ser investida el 13 de junio, en primera votación, debería asegurarse aliados. Aunque el escenario más probable es que gobierne en minoría con pactos puntuales y otros más estables, siempre y cuando se respete su modelo «alternativo» de ciudad.
Para dar fe de que lidera un cambio, extenderá la ronda de negociación a los agentes socioeconómicos, la federación de vecinos, los sindicatos, los empresarios de pymes y también la Asamblea Nacional Cataluña, para respiro de Artur Mas.
Muestra de que la relación con CiU es mala, Colau acusó al Gobierno de Trias de «firmar contratos de última hora que pueden comprometer el presupuesto de los próximos años». CiU le replicó que su paciencia se agota, que asuma el chip de alcaldesa y acabe con las «calumnias».
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