Política

Iglesias el camaleón

Pablo Iglesias tiene por delante un reto muy difícil: definir el futuro de Podemos. Celebrará la III Asamblea extraordinaria en marzo, en medio de un mar de contradicciones.

Pablo Iglesias posa en La Moncloa con su cartera de vicepresidente segundo del Gobierno
Pablo Iglesias posa en La Moncloa con su cartera de vicepresidente segundo del GobiernoEDUARDO PARRA / EUROPA PRESS15/01/2020larazonEDUARDO PARRA / EUROPA PRESS

Han cambiado muchas cosas desde el último Vistalegre. En primer lugar, los fundadores de la organización han ido yéndose después de duros enfrentamientos con Iglesias hasta que solo ha quedado él en la dirección. El formato de la Asamblea también será diferente a los dos anteriores, quizá como preludio de lo que quiere hacer el líder con Podemos. La Asamblea presencial durará solamente un día frente a los tres días que se emplearon en las anteriores ocasiones, de esta manera, controlará mejor los mensajes y la puesta en escena.Abandonan su sitio fetiche, la plaza de toros de Vistalegre, por un lugar más convencional y, probablemente, más pequeño en el que celebrar el congreso, por último, el calendario precongresual está diseñado y atado para evitar que se puedan fortalecer las posiciones discrepantes. Es decir, Iglesias quiere más poder y menos voces críticas y, para ello, está convirtiendo el movimiento nacido del 15M en un partido convencional. Sabe que tener una vicepresidencia y cuatro ministerios no convierte a Podemos en un partido de gobierno, pero Pedro Sánchez le ha dado alas, Iglesias pidió la luna y se la dieron en una bandeja, por eso ahora quiere más.Le gusta ser vicepresidente, pero lo que desea realmente es ser presidente, se ha sentado dos martes cerca de ese sillón y se ha visto a sí mismo al frente de un gobierno. No solo es una cuestión de ambición, también lo es de supervivencia.

Ningún partido político puede vivir indefinidamente de la protesta y de la movilización en la calle, necesita tocar poder.Pero gobernar requiere moderarse y abandonar algunas posiciones máximas y eso no satisface a las estructuras internas que llegaron a Podemos para hacer una revolución y no están dispuestas a que se convierta en un partido presidencialista al servicio de Iglesias.También sabe que no tiene una organización vertebrada por toda España que pueda defender el mismo proyecto en todos los lugares, ni tampoco disciplinada, por eso necesita más poder interno, porque desde el gobierno no puede negociar constantemente con los coroneles podemistas.El problema de Iglesias es que es imposible cuadrar un círculo, no puede seguir siendo equidistante con los independentistas ni desdecirse todos los días como ha hecho con el nombramiento de Delgado sin que haya desgaste. En realidad, lo que le gustaría es dirigir el PSOE, pero como eso no puede ser, se conforma con intentar gobernar algo parecido al Partido Socialista.Las cosas no pintan bien, si no cambia Podemos y lo modera, las contradicciones le echarán del gobierno, si lo hace, se puede quedar sin poder. Le bastó un espacio en televisión para llegar hasta aquí, pero ahora necesita algo más que una Asamblea a lo búlgaro para sobrevivir y aunque es un camaleón, no puede olvidar que Sánchez está esperando a que se despiste.