
Opinión
La bomba de humo de Mónica García para contentar a Pedro Sánchez
El Gobierno está hundido en las encuestas y camina en el alambre de una legislatura que pueden dinamitar Junts y Pablo Iglesias

La Sanidad –especialmente la Salud Pública–, ha sido siempre un pretexto útil al que han recurrido los Gobiernos cuando necesitaban desviar el foco de problemas de otro calado que enervaban a la ciudadanía. Esta apelación a lo sanitario como cortina de humo no ha sido una excepción tampoco en el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
En estos días en los que proliferan las revelaciones sobre casos de corrupción, una más que deficiente gestión de los servicios públicos y los bulos oficiales el presidente ha dado orden a Mónica García de agitar el árbol de su ministerio para copar con noticias sanitarias ese espacio perdido entre la opinión pública. En esta treta hay que enmarcar varios anuncios de la anestesióloga como la vuelta de tuerca a la estrategia contra el tabaco que lleva exprimiendo mediáticamente más de un año y medio sin que se concrete en nada, la inauguración «fake» de un hospital como el de Melilla en el que no funcionan las urgencias ni las UCI, ni hay pacientes ingresados, la calderilla repartida para mejorar la atención primaria y la atención mental, y la ELA, cuyos pacientes imploran ayudas que no llegan de una ministra a la que se le llena la boca hablando de su supuesta defensa de la sanidad pública. La meta es desviar conversaciones en las tertulias y difuminar las informaciones sobre Koldos, Aldamas, mujeres, hermanísimos y fontaneras. Es prioritaria para un Gobierno hundido en las encuestas y que camina en el alambre de una legislatura que en cualquier momento pueden dinamitar Junts y Pablo Iglesias. De los desesperados intentos de García por contentar a su amo Sánchez, el más desolador por el fracaso cosechado es el del hospital de la ciudad autónoma. El viaje exprés de Sánchez y de la ministra a Melilla para hacerse la foto colocando la placa dio auténtica grima.
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