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El CGPJ retomará los nombramientos al Supremo en marzo si no hay pacto PSOE-PP

Renovación judicial pendiente. «No haremos dejación de nuestras funciones», aseguran desde el Consejo

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El magistrado Carlos Lesmes es presidente en funciones desde diciembre de 2018 del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial / EFEFERNANDO VILLARAgencia EFE

El pasado 16 de enero, el Consejo General del Poder Judicial decidió paralizar el nombramiento de cargos judiciales en la confianza de una pronta renovación de la institución, una vez constituidas las cámaras, el Congreso y el Senado, después de las últimas elecciones generales y también una vez que se había conseguido formar Gobierno. Sin embargo, si este impás se prolonga por un plazo de tiempo más largo el órgano de gobierno de los jueces y magistrados retomará las conversaciones para elaborar las ternas a los distintos cargos y, de ese forma, abordar esos nombramientos. En concreto, según señalaron a este periódico fuentes del propio Consejo, el plazo fijado se acabaría en marzo. Si pasadas las dos primeras semanas de ese mes, PSOE y PP no tienen perfilado un acuerdo que permita renovar el GPPJ, que lleva en funciones más de un año, se reanudarían los nombramientos.

Un plazo prudencial

De hecho, en el acuerdo que adoptó el CGPJ en enero ya se estipulaba que «los procesos selectivos para la cobertura de las vacantes judiciales y gubernativas volverían a ponerse en marcha si en un tiempo prudencial no se constatan avances de cara a esa renovación, a fin de evitar perjuicios en el servicio público de la Administración de Justicia». Ese plazo, según las citadas fuentes, se ha fijado en el próximo mes de marzo. «Quedó claro que esa espera prudencial no superaría en ningún caso esos meses». De hecho, no se descartaba que la Comisión Permanente ya proponga el próximo mes algunas de las ternas para que el pleno pueda nombrar a los titulares para las plazas que están pendientes. «Depende en última instancia del presidente, porque podemos retomar en marzo y nombrar ese mismo mes, o retomar el próximo mes y llevarlo como máximo al pleno del mes de abril». En todo caso, añadieron al respecto, «si resulta que a mitad de marzo llegan a un acuerdo para la renovación, pues lo dejaríamos de nuevo, pero todo depende de ese hipotético acuerdo». Pero en ningún caso se está por la labor de «hacer dejación de nuestras funciones», por lo que si los responsables políticos no cumplen con su obligación de renovar este órgano constitucional «haremos lo que tenemos que hacer», es decir, abordar de nuevo esas renovaciones.

Sobre esta cuestión, en el seno del Consejo no existe un optimismo denodado al respecto, sino más bien todo lo contrario, por lo que la opción que más enteros gana en estos momentos es la de que se retomen los nombramientos pendientes. De hecho, tanto desde el CGPJ como política reconocieron que esa posibilidad es «muy difícil». En este momento, son cinco las plazas convocadas para las que el Pleno del Consejo General del Poder Judicial debía designar próximamente un titular: tres de magistrado en la Sala Segunda del Tribunal Supremo, la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias y la presidencia de la Audiencia de Ourense. Para cubrir las vacantes de la Sala Penal del Supremo que se producirán por las jubilaciones de Luciano Varela, Alberto Jorge Barreiro y Francisco Monterde –tres de los que formaron parte del tribunal que juzgó el «procés» optan como candidatos, entre otros, los magistrados de la Audiencia Nacional José Ramón Navarro –presidente-, José de la Mata –instructor del «caso Pujol»-, Concepción Espejel –presidenta del tribunal que juzga al ex mayor de los Mosso d’Esquadra Josep Lluis Trapero– y Teresa Palacios. En total, son once los magistrados de la Audiencia Nacional que presentaron sus candidaturas, al igual que otros 17 jueces.

La existencia de tres vacantes en la Sala Segunda del alto tribunal supone que el 20 por ciento de su planta –formada por el presidente y catorce magistrados– esté sin cubrir, por lo que de prolongarse en el tiempo esta situación el normal funcionamiento de la sala se vería gravemente resentido.