Gobierno
Sánchez cede ante Torra y se sentará con un imputado por el “procés”
Moncloa acepta dialogar sobre el «conflicto político» con miembros ajenos al Govern y un imputado por el referéndum ilegal. Suma a su delegación a los ministros María Jesús Montero y José Luis Ábalos
La mesa de diálogo entre gobiernos se ha convertido en un foco de controversias en lugar de un foro para la resolución del que las dos partes reconocen ya como un «conflicto político» en Cataluña. El tira y afloja constante entre Estado y Generalitat, primero a cuenta de la fecha de la reunión y ahora sobre la composición de las delegaciones, abona las diferencias en lugar de allanar el acuerdo. El último desafío se perpetró ayer por parte del Govern al emitir un comunicado –sin consensuarlo con Madrid ni con sus consejeros– en el que anunciaban la composición de la delegación catalana. Por parte de JxCat, acudirán el conseller de Políticas Digitales y dirigente muy próximo a Carles Puigdemont –de hecho, es uno de los posibles candidatos a la Generalitat–, Jordi Puigneró; Elsa Artadi; y, el ex jefe de gabinete de Puigdemont y Torra, Josep Rius. Por parte de ERC, estarán el conseller de Exteriores, Alfred Bosch; la portavoz y diputada de ERC, Marta Vilalta; y el diputado Josep Maria Jové. Tanto Vilalta como Jové también estuvieron al frente de las negociaciones de ERC con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. Jové, además, está imputado por la organización del 1-O, donde tuvo un papel destacado.
El malestar en Moncloa por esta cuestión se hizo palpable inmediatamente. El Gabinete de Pedro Sánchez impuso la ley del silencio y comenzó a maniobrar con contactos a dos bandas con la Generalitat, pero también de manera aislada con ERC para intentar contener la crisis. Adriana Lastra y Gabriel Rufián estuvieron en contacto durante todo el día, según ha podido saber LA RAZÓN. Tanto socialistas como republicanos son conscientes de que el objetivo de Torra y JxCat es «reventar» la cita, para que no se produzca antes del acto de Carles Puigdemont el sábado en Perpiñán. De hecho, los miembros colocados en la mesa son todos afines al ex president, quedando fuera los sectores más pragmáticos. La causa común se convirtió entonces en lograr que no se salgan con la suya. 12 horas después, al filo de las nueve de la noche, Moncloa cedió y aceptó finalmente negociar con un imputado por el 1-O, pero incluyó dos miembros más a su delegación: a los ministros de Hacienda, María Jesús Montero, y de Transportes, José Luis Ábalos.
En el Ejecutivo mostraron durante toda la jornada su disconformidad porque la propuesta de la Generalitat contraviene el compromiso de que fuera «entre gobiernos». Un compromiso que, repiten constantemente desde el ala socialista, «nosotros hemos cumplido». No en vano, los ocho integrantes de la delegación estatal tienen cartera en el Consejo de Ministros, mientras que la mitad de los componentes que proponen desde Cataluña no forman parte del Govern. A esto se suma la figura de Jové, investigado por el 1-O. Una foto, sentado junto a Sánchez en Moncloa, que fuentes gubernamentales rechazaban pero que finalmente tendrán que aceptar.
Por esta razón, desde el PSOE se demandaron ayer sin éxito cambios en la propuesta trasladada desde la Generalitat. Hasta que hoy no se apruebe en la reunión del Govern hay margen para la maniobra, reconocían. Así lo deslizó la presidenta del partido, Cristina Narbona, que se resistió a aceptar la composición trasladada por la parte catalana. «De aquí a dos días –cuando se reúne– veremos finalmente cuál es esa composición». En Ferraz se evitaba así valorar «algo que entendemos que hay margen para que quede resuelto», en lo que se entendía una concesión de tiempo para que se produzca el movimiento exigido.
Finalmente se optó por aceptarlo porque el margen para los cambios era mínimo y, además, Torra ya advirtió ayer de que la composición de la delegación del Govern para la mesa de negociación sería ratificada y aprobada previsiblemente hoy durante el Consell Executiu. Asimismo, algunos sectores de ERC defienden a ultranza integrar a miembros ajenos al ejecutivo catalán porque consideran que la negociación puede resultar más efectiva. La portavoz de Esquerra, Marta Vilalta, sostuvo ayer que el equipo del Govern se ha diseñado «a conciencia» y bajo criterios de «representatividad, confianza y cohesión». «Nos hemos entregado con cuerpo y alma para poder hacer la mejor delegación posible», afirmó Vilalta, quien también quitó hierro al acuerdo de investidura con el PSOE, que fijó las condiciones de la mesa. «Entendemos que la delegación cumple con el preacuerdo. Es la mejor delegación», destacó.
A todo esto se suma un nuevo elemento de presión, y es el hecho de que el jueves se voten en el Congreso los objetivos de estabilidad para el proyecto de Presupuestos. El Gobierno necesita el aval de ERC en esta votación y en Esquerra hay dos almas, una que se muestra abierta a garantizarlos y otra que vincula el sentido de su voto a la buena marcha de la mesa de diálogo que mañana debería celebrarse en Moncloa.
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