Coronavirus
“Vamos a tener que pagar los sueldos sin tener ingresos”
El cierre total pone en peligro a estos empresarios, que ya hacen cuentas en negativo. “No quiero ni pensar qué haremos si la situación se alarga”
«Que sepas que vas a tener vacaciones pagadas. ¡Ya veremos de dónde sacamos el dinero!», le dice Félix, medio jocoso, a su empleado Yuri, que suena a ruso pese a que él es peruano. Al otro lado del teléfono, Yuri tose y tiene dificultades para respirar, aunque asegura que hoy se encuentra un poco mejor. El «ruso» está ahora en cuarentena domiciliaria, después de que, tras esperar a que en el centro de salud respondieran a su llamada, el médico le confirmó lo que Félix y él ya intuían: positivo en coronavirus.
Félix es socio de la empresa de demoliciones y gestión de amianto GDA, y en esta soleada mañana de domingo no puede -ni quiere- disimular su gran preocupación, no sólo porque tiene a otros tres trabajadores en cuarentena, sino porque el cierre total de la actividad económica no esencial decretado por el Gobierno, desde hoy y hasta el próximo 9 de abril, puede poner en «serio peligro», dice, el futuro de su joven empresa. «¿Pero cómo se puede considerar que no es esencial una actividad como la mía, que consiste en retirar amianto de la calle?», se pregunta Félix, parapetado tras una pulcra mascarilla, sus manos enfundadas en guantes sanitarios. A última hora de la mañana, el empresario conduce su automóvil en dirección a Fuente el Saz, donde tiene la sede su pequeña empresa de 20 trabajadores, casi todos con contrato fijo y unos sueldos que rozan los 1.400 euros.
«Mañana (por hoy) tenía que retirar varias cargas de amianto en unos edificios en construcción de Arganda y Collado Villalba y depositarlas en una planta de residuos peligrosos. Son unos colectores antiguos que hay que retirar, porque tienen amianto, pero con este nuevo parón que ha ordenado el Gobierno se van a quedar en la superficie. También estábamos trabajando en la demolición de los suelos de varias terminales del aeropuerto de Barajas que se están reformando, pero ahora toda la obra pública se va a quedar parada», se lamenta.
Félix conduce con prudencia por si se topa con un control policial y lleva la radio apagada. De haber estado conectada, tal vez habría escuchado a la ministra portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, anunciar desde La Moncloa, donde se ha celebrado el Consejo de Ministros extraordinario que ha autorizado el cierre total de las actividades no esenciales, que el Ejecutivo «tomará medidas para que cuando todo esto pase podamos resucitar y reconstruir nuestro modelo productivo», y que esta nueva vuelta de tuerca al confinamiento domiciliario tiene como objetivo «ganar tiempo para que el sistema sanitario no se colapse y pueda atender a todas las personas». Pero Félix tiene ahora una sola idea fijada en su cerebro: cómo sortear esta situación sobrevenida y salvar su pequeña empresa, que sólo tiene un año de antigüedad. «A nuestra empresa no le falta trabajo, pero nuestro pulmón financiero da para aguantar dos meses, ni uno más», explica.
«Estas vacaciones pagadas de nuestros empleados nos van a costar unos 25.000 euros, entre salarios y seguros sociales. Es decir, que vamos a pagar sueldos pero sin tener un euro de ingresos», calcula el empresario. «Ahora mismo tengo a cuatro trabajadores en cuarentena por el coronavirus, y lógicamente les tengo que mantener en nómina aunque no estén trabajando, porque tampoco tienen la baja médica. No quiero ni pensar qué vamos a hacer si esta situación se alarga», añade.
Y, a continuación, explica los malabarismos que ha tenido que hacer para que el contagio no causara más estragos en su empresa. «Hemos formado tres cuadrillas de trabajo independientes», relata, «de forma que si una cuadrilla se contagiaba, no afectase a las otras, porque no tenían contacto entre sí. Pero todo se torció cuando Yuri nos llamó hace una semana para decirnos que se sentía muy mal, que tenía tos seca, le ardían los pulmones y le dolía la cabeza. Vamos, de manual. Y no resulta nada fácil vivir aislado en una casa pequeña y humilde, donde conviven muchas personas».
Suena el teléfono. Al otro lado de la línea está Antonio, socio de Félix al 50% en GDA. «En abril, si sumas este parón de casi dos semanas y las vacaciones de Semana Santa, significa que apenas se va a trabajar una semana y media. O sea, que prácticamente es un mes a pérdida. Y a eso añádele que muchas empresas van a paralizar todos sus pagos hasta que todo esto pase, y no sabemos cuándo va a ocurrir. Nosotros no tenemos fondos ilimitados a los que recurrir para ir tirando, pero en cambio vamos a tener que pagar la Seguridad Social, el IVA, las nóminas, el alquiler de las oficinas, el teléfono, la luz... Si hay trabajo pero no hay tesorería, las empresas acaban cerrando», añade Antonio. «Y si un mes ocurre algo inesperado y te quedas sin liquidez y no puedes pagar a Hacienda o a la Seguridad Social», apunta Félix al otro lado de la línea, «entonces ni puedes contratar ni cobrar facturas mientras tengas esa deuda».
Félix y Antonio son partidarios de esta paralización casi total de la actividad, pese a que calculan que va a tener un gran impacto económico en su pequeña empresa. Creen que debió haber una planificación mayor y previa por parte del Gobierno.Y la mayoría de la clase empresarial, como Félix y Antonio, ha acogido con gran suspicacia y desasosiego esta nueva medida, que se adopta cuando España se acerca ya a los 80.000 contagiados y ha superado la espeluznante cifra de 6.500 fallecidos por coronavirus.
«Lo que yo haría si estuviera en el Gobierno», se aventura Antonio, «es aplicar una moratoria en el pago de los seguros sociales y de los impuestos, de forma que el pago se posponga al segundo trimestre. Ojo, yo no estoy pidiendo una condonación de esa deuda, sino una carencia, porque insisto, no tenemos un fondo de liquidez para afrontar esta situación». Y Félix vuelve a meter baza: «Además, tenemos mucha maquinaria de alquiler en las obras: grúas, montacargas... y no sabemos qué va a pasar a partir de ahora, al quedar todo paralizado. ¿Nos va a cobrar el alquiler la empresa propietaria de la maquinaria, pese a que va a estar parada casi dos semanas? Estamos hablando de mucho dinero».
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