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Coronavirus

Sánchez quiere prorrogar hasta julio el estado de alarma en Madrid

La excepcionalidad se levantará en aquellas regiones que superen la desescalada, aunque siga vigente en otras. El presidente cede ante soberanistas y PNV, devolviéndoles las competencias de Interior por su apoyo

Pedro Sánchez compareció ayer en su –ya tradicional– rueda de prensa de los sábados para confirmar ante la opinión pública lo que el Gobierno lleva días negociando en privado con los grupos parlamentarios: una prórroga ampliada del estado de alarma de al menos un mes de duración, respecto a las precedentes de 15 días que habían solicitado hasta ahora. Sin embargo, el presidente fue incapaz de precisar las fechas concretas que abarcará esta quinta ampliación de la excepcionalidad, limitándose a señalar vagamente que será «aproximadamente» «alrededor» de un mes. El plazo concreto aún no está cerrado, sigue bajo negociación, porque lo cierto es que en Moncloa asumen que un mes no será suficiente y que habrá que superar obligatoriamente el horizonte de julio.

El actual estado de alarma vence el próximo día 24 de mayo, con lo que una ampliación de un mes, lo situaría en torno a la festividad de San Juan. El presidente reconoció que coincidiendo con el inicio del verano muchas regiones habrán superado la desescalada, pero otras no lo habrán hecho aún y esto es lo que obliga a Moncloa a tener que ampliar los plazos frente a lo que inicialmente habían calculado. En concreto, Madrid, Barcelona y algunas unidades sanitarias de Castilla y León acumulan un retraso de dos semanas respecto al grueso de la Península y hasta dos fases respecto a los territorios más avanzados como algunas islas. Este lapso temporal ya existente y que podría modularse a medida que avancen los días, unido a la eventualidad de que surjan posibles rebrotes obligan a un estado de alarma «asimétrico» –como lo es la desescalada– que llegaría hasta principios de julio. No en vano, el presidente del Gobierno reconoció ayer que la excepcionalidad se irá levantando paulatinamente en aquellas regiones que superen todas las fases y alcancen la «nueva normalidad», aunque siga vigente en otros territorios.

Sánchez mostró su «esperanza» y «vocación» de que la que solicitará el próximo miércoles al Congreso y aprobará este martes en el Consejo de Ministros «sea la última prórroga». Algo que tampoco fue capaz de asegurar, porque «todo va a depender de la evolución del virus y no de criterios políticos», dijo. No obstante, aunque en Moncloa siguen defendiendo que el estado de alarma es la mejor herramienta –que ha demostrado que «ha funcionado» para vencer al virus–, se abren ya a explorar modificaciones en la legislación ordinaria para no tener que volver a recurrir al artículo 116 de la Constitución en caso de que en otoño se den nuevos rebrotes. Esta suerte de «plan B», menos intervencionista va en la línea de otras de las especificidades que se introducirán en la nueva prórroga, para granjearse el apoyo de sus socios de investidura para sacarla adelante.

En la línea de la ya anunciada «cogobernanza», el Gobierno tiene previsto ir diluyendo el poder del mando único en favor de las comunidades autónomas, aunque retendrá las facultades específicas para limitar la libertad de movimientos de los españoles, con el objetivo de evitar nuevos rebrotes o tomar el control en caso de que estos surjan en el futuro. Para ello, solo es necesaria la «autoridad delegada» del Ministerio de Sanidad, por lo que Moncloa da un paso decisivo en la descentralización de competencias, permitiendo que decaiga el mando único en lo relativo a Interior, Transportes y Defensa. «Los territorios irán recuperando su plena capacidad de decisión», aseguró ayer el presidente. De esta forma, Sánchez cede ante los soberanistas y nacionalistas vascos que presionaban para recuperar el control de la seguridad pública, que volverá a recaer en sus policías autonómicas y, de este modo, se garantiza su apoyo en el Congreso. Solo País Vasco, Navarra y Cataluña tienen transferida esta competencia y su devolución era una de las prerrogativas a las que habían condicionado su aval al estado de alarma.

No obstante, el Gobierno sigue negociando a estas horas los apoyos para superar el trámite parlamentario de aval a la prórroga, aunque lo tendría prácticamente asegurado con los votos de los citados socios. El objetivo es «lograr un gran consenso», esto es, consolidar los votos que obtuvo la anterior votación, los del PNV y Ciudadanos, al tiempo que se atrae a ERC, que hace dos semanas votó en contra. Sin embargo, desde el partido naranja, su líder, Inés Arrimadas, ya advirtió de que no está a favor de una prórroga de un mes de duración.

«En el mismo equipo»

En cuanto a las críticas vertidas por la Comunidad de Madrid, que acusa al Gobierno de intentar boicotear el paso de la región a las sucesivas fases, Sánchez pidió unidad y «arrimar el hombro», asegurando «jugar en el mismo equipo de todas las comunidades autónomas y provincias» en la lucha contra el virus. «La desescalada no es una carrera», repitió, recordando que cada territorio tiene que estar al menos 14 días en cada fase para poder progresar a la siguiente.

El presidente señaló que el Gobierno está actuando con «extremada prudencia» y que las decisiones que se toman tienen «bases sólidas» y no están sujetas a criterios políticos, sino a criterios técnicos y de los expertos. «Antepongamos lo que nos une y no entremos en discrepancias que no son tales», reclamó. Sánchez se reunirá hoy por décima vez con los presidentes autonómicos en una videoconferencia para detallarles el contenido de la nueva prórroga del estado de alarma.