Sin control
Los inmigrantes viajan de Canarias a la Península con una orden de devolución en vigor
La falta de control en los aeropuertos y puertos permite esta irregularidad
Los inmigrantes, en su mayoría marroquíes, que viajan desde Canarias a la Península, por vía aérea o marítima, tienen una orden de devolución a sus países comunicada. La imposibilidad de que sea ejecutada en un plazo perentorio hace que queden en una situación que les permite, a los que tienen medios y documentación en regla, adquirir el correspondiente pasaje y emprender viaje.
Tal y como adelantó LA RAZÓN en esta web el pasado 22 de noviembre, ahí es donde radica el problema: el “coladero” que han encontrado las mafias para hacer llegar a la Europa continental a los inmigrantes, con el dinero suficiente y la documentación en regla.
Según han informado a este periódico fuentes que trabajan sobre el terreno, las órdenes de devolución se han convertido en un puro formulismo. Nada más llegar la patera, a los inmigrantes se les toma la filiación, el que tiene pasaporte lo muestra y a los que que vienen indocumentados se les entrega una ficha que rellenan con ayuda de intérpretes. En cualquier caso, quedan reseñados en el registro ADEXTRA que, en teoría, debería servir para que no circulen libremente hasta el punto de poder abordar un barco o un avión y, previo pago del pasaje, viajar a la Península.
No ocurre así y se da la paradoja de que llegan a un puerto o aeropuerto continental en una situación de irregularidad.
El Ministerio del Interior, que ha reiterado hoy mismo que no organiza los viajes en los que llegan los inmigrantes (de hecho, son ellos los que se pagan el pasaje con su dinero o con la ayuda de alguna organización), ha articulado una serie de medidas para evitar la actual situación de descontrol.
Se van a intensificar la vigilancia de los que llegan y, a los que se les pueda demostrar que llegaron en patera a Canarias y están inscritos en el registro ADEXTRA, se les debería comunicar, según las citadas fuentes, una orden de expulsión inmediata. En cualquier caso, la retirada del pasaporte, presentaciones regulares en el Centro de Control de Extranjeros (CERCOREX) y otras medidas cautelares.
Está todavía cercano en el tiempo lo ocurrido en Niza, cuando un tunecino que había llegado irregularmente a Europa a través de Lampedusa, se coló en Francia y cometió el triple asesinato yihadista. Es imaginable la reacción que se produciría si alguno de los que han aprovechado el “coladero” de Canarias comete algún delito que conmueva a la opinión pública.
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