Análisis

Las cifras que faltan en las notas de Sánchez

España camina hacia el millón de personas que pasan a una situación de exclusión social

Pedro Sánchez ayer después de su comparecencia para rendir cuentas sobre su Gobierno durante el año 2020
Pedro Sánchez ayer después de su comparecencia para rendir cuentas sobre su Gobierno durante el año 2020Luis DíazLa Razón

«España está en un proceso de lento empobrecimiento. Esto no tiene otra salida y este año va a ser muy duro». El balance es de un directivo de una de las Big Four, ajeno, por completo, a la contienda mitinera en la que naufraga nuestra política. Cuando se sale de ese microcosmos, que ayer se expandió hasta el infinito en la pelea entre Gobierno y oposición por imponer su propaganda en el imaginario popular, lo que hay es una radiografía demoledora del presente y del futuro por parte de quienes están en las decisiones y observan con neutralidad lo que se mueve en el país.

Me comentaba ayer un veterano europarlamentario que la propaganda no es sólo un mal endémico en España. En casi toda Europa se hacen en estas fechas «ejercicios de mercadotecnia a la mínima oportunidad que se tenga». Quizás aquí sí estamos a la cabeza en Gobiernos que esconden la sobriedad justa y en oposiciones que exageran la desgracia.

El balance con el que ayer se invistió Pedro Sánchez es, a lo más, un titular de periódico, que da «comida» a las tertulias, pero que no cambia la confianza que ofrece nuestro país a los inversores y a Bruselas: los dos «amos» del ritmo futuro de nuestra recuperación.

¡La oposición exageró ayer tantas cosas...! ¡Pero es que a Sánchez se le olvidaron tantas otras...! La crisis de la Covid-19 dará un golpe brutal al mercado laboral de los mayores de 55 años. Según la EPA, rondan el medio millón, el 12,5 por ciento de la población activa, y el 43 por ciento lleva en paro dos o más años. Los menores de 34 años duplican prácticamente esa tasa de desempleo. Cáritas y otros estudios económicos privados señalan que la tasa de pobreza se dispara hasta cerca del 30 por ciento. El empobrecimiento crece, la desigualdad también, y a pesar del esfuerzo de los ERTE o del ingreso mínimo vital, poco efectivo por sus limitaciones, España camina hacia el millón de personas que pasan a una situación de exclusión social.

Las empresas que han echado mano de la vía de escape de los ERTE prevén mayoritariamente no reincoporar a la totalidad de la plantilla cuando agoten este colchón. El Banco de España ha advertido de que las empresas tendrán graves problemas de liquidez y morosidad, y otros informes privados apuntan en sus balances que cuando termine la anestesia de los avales del ICO, en el mejor de los escenarios una de cada siete empresas, o dicho de otra manera, un 14 por ciento, está en alto riesgo de quiebra, lo que podría llevar a la pérdida de unos dos millones de empleos.

La vicepresidenta Calviño o el ministro Escrivá saben de la que se nos viene encima en el primer semestre del año. Hay que presentarle a Bruselas el plan de recuperación y convencer a quienes abren y cierran el grifo de los fondos que esta vez sí afrontaremos las reformas estructurales que se nos exigen desde hace años para la sostenibilidad de las pensiones, en el mercado único o en el mercado laboral.

El balance del Gobierno de coalición dedica un epígrafe a los compromisos vinculados a «la España feminista». En proceso está el registro de planes de igualdad, adoptar medidas de igualdad retributiva y la entrada en vigor, a partir del 1 de enero, de la ampliación a 16 semanas del permiso de paternidad. Lees el relato oficial y una hasta tiene la tentación de sentirse espectacularmente rubia, alta y nórdica, pero resulta que el balance «feminista» de este año también incluye la desgracia de que la brecha en el empleo femenino se ha disparado hasta máximos que no se veían desde los años previos a la crisis financiera de 2008. Al cierre del tercer trimestre de 2020, la tasa de paro de las mujeres era del 18,39 por ciento, cuatro puntos por encima de la de los hombres.

Sánchez nos hurtó saber la estimación real sanitaria –víctimas– y económica de la pandemia. Pero también nos dejó grandes dudas políticas, como la de saber hasta dónde está dispuesto a llegar en Cataluña en este incierto contexto electoral. Pero bueno, al presidente le queda el atenuante de que Rajoy habría hecho lo mismo que él.