Tras la cumbre en Sol
Moncloa recrimina a Ayuso su deslealtad
En el Gobierno perciben un intento de liderar la oposición, centrando su crítica en la política nacional
Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso se reunieron ayer en Moncloa por espacio de una hora y media. Un encuentro protocolario y debido, por el que el presidente del Gobierno recibió a su homóloga madrileña, después de que esta haya sido investida en tal condición. Una cita, eso sí, de menor duración que las que durante el último mes Sánchez ha compartido con el andaluz, Juanma Moreno, y con el catalán, Pere Aragonès. El presidente y Díaz no se reunían a solas desde que se celebrara la «cumbre de las banderas» en la Puerta del Sol, hasta la que el jefe del Ejecutivo central se trasladó en lo más duro de la pandemia en la Comunidad de Madrid como un gesto de apoyo, que le confirió, de facto, a Ayuso la condición de igual y le otorgó el liderazgo de la oposición al Gobierno en la gestión de la crisis sanitaria.
Una oposición que Díaz Ayuso intentó de nuevo liderar ayer desde la Moncloa. Así lo perciben fuentes del Gobierno que no pasaron por alto la voluntad de la presidenta de centrar los temas en la política nacional, en lugar de en la autonómica. En contraposición, desde el Ejecutivo recuerdan que «el presidente enfoca estas reuniones desde la lealtad constitucional y la relación entre las distintas instituciones». Una lealtad que, demandaron, sea «de ida y vuelta», pidiendo el «máximo respeto a las competencias que tiene cada administración». En el Ejecutivo no gustó que Ayuso utilizara su posición de presidenta autonómica como una «plataforma de confrontación» en su visita a Moncloa. «Siempre se da la bienvenida a todos los presidentes autonómicos se tenga una mayor o menor sintonía», resuelven en el Ejecutivo.
Esto en respuesta a las duras palabras que Ayuso dirigió desde la sala de prensa al presidente del Gobierno, al que acusó de no alinear sus intereses con los de España o de «dejarse humillar, despedazar y hundir» por los independentistas con la concesión de los indultos. En el Gobierno se limitaron a considerar estas posiciones «reflexiones globales sobre el país», reconociendo que también se había manifestado en estos términos en privado y recriminando que este tipo de bilaterales deben servir «para profundizar en la singularidad y la casuística de cada comunidad», no para hacer oposición nacional al Gobierno. Una postura que a quien corresponde defenderla es a Pablo Casado en el Congreso.
En el Ejecutivo sostienen que cada cual es libre de decidir «qué discurso se quiere traer a Moncloa». «El Gobierno respeta el discurso, pero hay que aprovechar para traer los problemas de los españoles». En este sentido, encuadran la opinión de Díaz Ayuso sobre los indultos o el independentismo, como una posición como líder del PP no como presidenta de Madrid y se han preguntado «por qué quiere hablar de estos temas y no de los de Madrid». No obstante, el clima de la reunión fue cordial y, por momentos, con tono informal. Desde el entorno de la presidenta madrileña consideran que la relación de Sánchez es mejor con Ayuso que con Casado e incluso el presidente le trasladó a ella demandas tradicionales como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que sigue bloqueado.
La ministra portavoz, María Jesús Montero, que compareció tras la reunión quiso desmontar también algunos de los argumentos de Ayuso. Puso en valor la «cogobernanza» como un «instrumento útil» que se inauguró en la «crisis de la pandemia» para «concitar el diálogo». La también titular de Hacienda criticó que se exponga eso de «España nos roba» y recordó que la Comunidad de Madrid es la autonomía que más recursos ha recibido del fondo COVID y otros mecanismos, hasta 829 millones del Fondo de Recuperación. «Se escucha y parece que hay un agravio comparativo, pero recibió un 21% del fondo de 16.000 millones. Tuvo un 13% más de ingresos que en 2019», resumió Montero.
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