Reaparece hoy
Malestar en Podemos por el acto de Iglesias: “Es una vuelta encubierta”
Dentro del partido se revuelven ante el nuevo cargo del exlíder como presidente de la fundación morada y la dirección asegura que no regresará a la primera línea
El futuro de Pablo Iglesias seguirá ligado a Podemos y viceversa. Quien se despidiera de la política activa en el mes de mayo tras su batacazo en las urnas en la Comunidad de Madrid quiere ahora ser un activo rentable en la historia futura del partido, a pesar de haber dejado paso a una nueva dirección que trata de tejer un cortocircuito con algunos de los sellos que hasta ahora identificaban al partido; el hiperliderazgo y la conexión de la dirección con el resto de territorios, reto de nacimiento de los morados, que todavía no logra recomponerse de las luchas internas de poder en la era dirigida por Iglesias.
El también ex vicepresidente, tras su promesa de no volver a la política, ha irrumpido desde principios de septiembre para pasar a encarnar un liderazgo muy cercano a la formación. Un regreso por la puerta de atrás, después de su renuncia a volver a formar parte de la formación. Algo que transmitió a sus más cercanos el pasado 4-M nada más conocerse los resultados electorales en la Comunidad de Madrid que le alejaban de la presidencia. Su intención de dejar sus cargos públicos en el partido. Sin embargo, ahora, pese a su silencio temporal, quien lo fuera todo en Podemos dibuja un futuro muy ligado a los medios de comunicación, donde, quienes le conocen aseguran que es el camino que «más le divierte», pero también abre una puerta a continuar vigilando de cerca el proyecto que él mismo creó hace ya siete años.
Será el nuevo presidente de la Fundación de Podemos, el Instituto 25-M, que él mismo fundó. Un trabajo no remunerado que le fue encomendado por la nueva secretaria general, Ione Belarra y por la actual presidenta, Idoia Villanueva. Ambas desean que se encargue en tándem con el también cofundador, Juan Carlos Monedero, de tejer las alianzas internacionales para reforzar la marca morada en el exterior, trabajo que hasta ahora asumía en solitario este último. Su trabajo será también el de la formación de los cuadros políticos del partido. Con esta decisión, Belarra trata de explotar su figura en el momento en el que ha regresado a los medios como «tertuliano» y así rentabilizarlo electoralmente ante futuros comicios en un momento en el que los morados no terminan de despegar en las encuestas, pero a la vez, con su decisión, algunos cuadros en la formación, opinan que, así la dirección le obstaculiza una posible vuelta a la primera línea. Un sector crítico explica a LA RAZÓN que «no tienen claro como sentará su regreso en la nueva dirección». A la par, este nuevo cargo, tampoco ha gustado en algunos sectores morados, desde donde comienzan a preguntarse sobre si se trata de una «vuelta encubierta» y critican sus pasos después de haber prometido desvincularse totalmente del partido. Se refieren a las constantes opiniones sobre la actualidad política que desliza el ex líder de Podemos desde los medios de comunicación. En opinión de estos cuadros, «puede perjudicar a Podemos tener que hacer frente día a día a las declaraciones de Iglesias en los medios».
Y es que el ex vicepresidente, además de compaginar su vida como columnista, analista político y profesor con la presidencia de la fundación 25-M, reaparecerá hoy públicamente al acudir a la fiesta anual del PCE, que conmemora durante todo el fin de semana su centenario. Una cita en la que se espera, además, su primer discurso público tras el 4-M puesto que se espera su participación en el debate «Gobernar o tener poder» junto al secretario general del PCE y secretario de Estado, Enrique Santiago.
El momento para su reaparición es, además, clave. Su salida del partido supuso uno de los grandes debates en la formación debido a la ausencia de un liderazgo fuerte para tomar los mandos del partido. Era el momento preciso para la refundación y para realizar un análisis profundo sobre la solidez del proyecto político, según los críticos. Sin embargo, Iglesias dejó atado todo a su salida y el proceso de refundación quedó desdibujado. Tanto el devenir de la nueva dirección, a nivel orgánico con la ministra de Derechos Sociales Ione Belarra al frente, como el liderazgo de Unidas Podemos en el Gobierno, con la vicepresidenta Yolanda Díaz como cabeza visible. Sobre la también ministra de Trabajo pasa, además, el futuro electoral de Podemos. El partido se encuentra a la espera de que ésta decida dar el paso públicamente para convertirse en la próxima candidata de Unidas Podemos para las elecciones generales. Son conscientes de la figura al alza de la gallega, la única que puede volverles a asegurar una nueva estancia en Moncloa. Sin embargo, Díaz prefiere guardar silencio y decidir ella misma los tiempos. En su entorno cercano aseguran que será ella quien comunique públicamente sí se presentará en 2023 a las elecciones por el espacio político y cómo y con quién lo hará. No es un secreto que la vicepresidenta trabaja ya en este sentido testando los ánimos de las fuerzas hermanas –con los comunes en Cataluña y con Compromís en Valencia– para presentar una marca más allá de Unidas Podemos. Se encuentra en la «escucha activa» de los partidos a la izquierda del PSOE para gestar un proyecto político más amplio. Un camino al que ya se abre el partido morado, a pesar de las reticencias iniciales y al que solo ponen vetos a la entrada del Más País de Íñigo Errejón o del nuevo partido de Teresa Rodríguez, en Andalucía.
Así, en la fiesta del PCE, a la que ya acudía Pablo Iglesias en el pasado, se visualizará la imagen de la cohesión entre todas las fuerzas que conforman el espacio confederal de Unidas Podemos. Y es que los partidos integrantes de la coalición electoral se encuentran dispuestos a reforzar sus alianzas y a ensanchar el espacio político. En la citada efeméride participarán también la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, la titular de Derechos Sociales, Ione Belarra, la ministra de Igualdad, Irene Montero, y el responsable de la cartera de Consumo y coordinador federal de Izquierda Unida Alberto Garzón.
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