Opinión
Cartas desde Singapur: Hidrógeno “bla, bla, bla”
El hidrógeno verde es la gran apuesta que ha de hacer España.
El planeta está roto por demasiadas partes. En cualquier universo paralelo seríamos catalogados como especie invasiva. Hemos crecido a un ritmo descontrolado sin consciencia de sostenibilidad. Al menos hasta ahora. Desde que empezamos a utilizar el carbón como principal fuente de energía en 1880 no hemos hecho más que vivir a base de combustibles fósiles. Ahora la tecnología nos permite un cambio. Con la población mundial al alza debemos de hacer un uso más controlado de los recursos de la Tierra y proteger el medioambiente. No es fácil ya que nuestro estilo de vida no es sostenible. Consumimos recursos a un ritmo un 60% superior al de la capacidad que tiene el planeta para regenerarlos.
La mentalidad está cambiando, pero sigue habiendo mucho “bla, bla, bla” como destacaba Greta Thunberg en su última intervención en Milán. Al mismo tiempo, los gobiernos aprovechando los fondos de recuperación, están poniendo a disposición de la industria muchos recursos para facilitar la transición ecológica. Hay que aprovechar esta oportunidad para convertir a España en un referente mundial de la nueva economía verde. En nuestro país hubo una primera oportunidad con las energías renovables que dejó mucho que desear. Esta, sin embargo, puede convertirse en la piedra angular de una nueva economía: la del hidrógeno verde o renovable. El mercado gira alrededor de la descarbonización; de reducir las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI). De momento, los combustibles fósiles siguen dominando nuestras vidas. Según el estudio realizado por BP “Statistical Review of World Energy 2020″ la energía que consumimos se distribuye de la siguiente manera: el 36%, proviene del carbón; el 23%, gas natural; el 16%, energía hidroeléctrica; el 11%, renovable; el 10%, nuclear; el 3%, crudo y el 1% restante sin categorizar.
En la actualidad la población mundial emite al año 51 mil millones de toneladas de GEI a la atmósfera de las cuales España genera 330 millones. El objetivo del gobierno es reducir un 23% en 2030, 57% en 2040 y 90% en 2050 hasta alcanzar los 29 millones de toneladas.
Para conseguir llegar a cero emisiones sólo hay un camino y es el de la energía limpia. Existen dos grandes tendencias: La electrificación y el hidrógeno. En mi opinión, el hidrógeno verde es la gran apuesta que ha de hacer España. ¿Qué es el hidrógeno verde? Es aquel que se produce a partir de la electrólisis del agua y de energías renovables. (Actualmente menos del 1% de la producción mundial.) El hidrógeno que se genera hoy en día proviene principalmente del carbón, del procesamiento de metano o de gas natural. Por lo tanto, sigue generando altas emisiones de GEI. El hidrógeno renovable es un mercado que en 2020 se estimaba en 300 millones de euros y que en 2028 se espera llegue a los 9.800 millones. Esto implica una tasa de crecimiento anual compuesto de 54,7% para los próximos siete años según un estudio de mercado de Allied Market Research.
¿Estamos bien posicionados para hacernos con ese mercado? Un estudio de McKinsey indica que sólo Chile está por delante de España en cuanto a coste de producción de hidrógeno renovable con un precio que oscila entre los 3,5 y los 3,75 €/kg. Nuestra infraestructura de energías renovables nos permite estar muy cerca. De mantenernos en la carrera, nos situaríamos en la década del 2030 como principales exportadores seguidos de Arabia Saudí y Australia. Es un mercado naciente, pero en las próximas décadas muchos serán los países que podrán generar hidrógeno renovable en el rango del euro por kilogramo. Por eso hay que llegar antes.
El Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico lanzó en octubre del año pasado una hoja de ruta del hidrógeno renovable en el que contempla la inversión de 8.900 millones de euros para proyectos de producción. Algunos de estos proyectos son para la generación de amoníaco para fertilizadores en Puertollano (Ciudad Real), hidrógeno para la demanda turística en Lloseta en la isla de Mallorca, un proyecto de producción de combustibles sintéticos en Bilbao y una refinería de hidrógeno cuya ubicación sigue siendo confidencial.
A mi parecer los proyectos apuntan en la buena dirección ya que reflejan la dinámica general del mercado que apuesta claramente por la revolución del sector transportes y de la generación y almacenamiento de energía. Considero que el posicionamiento de España como referencia para la transición energética es vital para reducir nuestra dependencia energética del extranjero, ahorrar en importaciones, generar empleo verde y de calidad, y crear una industria que revolucione todas las demás; la piedra angular. Aprovechar el impulso para desarrollar las áreas portuarias, crear centros industriales de refinamiento de hidrógeno, así como centros de exportación. Tenemos comunidades autónomas como Andalucía, Extremadura, Castilla y León, Castilla La Mancha y Galicia bien equipadas con infraestructura renovable para acometer el cambio. Lo anterior es posible si no contaminamos de “bla, bla, bla” nuestra agenda. Dejemos ese rol a otros países. España tiene una oportunidad única para rebajar su dependencia del turismo, proveer a los españoles de esperanza y orgullo y de devolver al planeta lo que le hemos quitado.
P.D: España, te echo de menos.
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