«Cerco» a Díaz

Sánchez no aceptará una reforma laboral sin acuerdo con la patronal

El equipo de los sindicatos asume que «no le dará esa baza política» a la ministra de Trabajo. Los empresarios toman distancia: «Nos salva que Bruselas tiene atado de manos al presidente»

Una reunión «clave». Así se refieren en Moncloa a la cita de las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanza Díaz por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para intentar poner hoy sordina a las diferencias internas sobre la reforma laboral. El marco del Consejo de Ministros parece que no les vale, y esta reunión del Gobierno para ponerse de acuerdo consigo mismo se presenta en Moncloa con unas expectativas que no se perciben ni en el ámbito sindical ni tampoco en la patronal.Si la vicepresidenta Yolanda Díaz escucha lo que dicen en la delegación sindical, donde ella tiene más fuerza, debería prepararse para disfrazar la rectificación de posiciones o para ir activando la salida del Gobierno.

La batalla es política, nadie se engaña, pero en el equipo técnico de los sindicatos, el que está con los «papeles» en la mesa de negociación, habla con claridad y anticipa que «no va a haber derogación de la reforma laboral de Rajoy».«Eso no ha estado nunca encima de la mesa». Y no sólo eso, sino que también asumen que no habrá acuerdo en el que no estén los empresarios. La pelea está en cuatro puntos, con la presión del Gobierno para que los firmen sindicatos y patronal. Y las fuentes sindicales consultadas confirman que, tal y como ha jugado las cartas la ministra de Trabajo, es «imposible» que pueda haber un acuerdo sin el apoyo de la CEOE.

Luego están los discursos y el ruido político, que cada parte necesita hacer para vender lo mejor posible su posición ante su parroquia, peroel pulso que ha planteado Yolanda Díaz tiene un componente político que «Sánchez no puede perder». «En ningún caso está en condiciones de darle esa baza».

Desde el ámbito morado sostienen, sin embargo, que tiene que haber acuerdo PSOE-Podemos sobre la reforma laboral si los socialistas quieren contar con sus escaños para sacarla adelante en el Congreso. Afirman también que la patronal no firmará, pero que no habrá una guerra, y que Calviño tendrá que encargarse de dar garantías a Bruselas y salvar la reforma en el ámbito comunitario, aunque no tenga el apoyo de la CEOE.

El «cerco» de Sánchez a Yolanda Díaz se ha estrechado tanto que en medios socialistas sostienen que, «aunque sea muy buena manejando la comunicación», ha jugado tan fuerte su órdago que puede que «no tenga otra salida que coger la puerta del Gobierno».

La guerra interna contra la vicepresidenta y ministra de Trabajo ha pasado a primera línea y el ventilador se ha puesto en marcha con filtraciones de la parte socialista que buscan dinamitar la imagen de la vicepresidenta. También juegan sucio desde la facción morada, donde todo vale para sostener el mantra de que «se persigue a Yolanda porque el PSOE tiene miedo de su potencial electoral».

Bajo ese ruido, transparente absolutamente ya a la opinión pública, se sentarán hoy en la misma mesa el presidente del Gobierno y sus dos vicepresidentas, y bajo la presión de los cuatro temas sobre los que se busca un acuerdo con los agentes sociales: la simplificación de contratos y la temporalidad, la regulación de las subcontratas, el reequilibrio de las partes en la negociación colectiva y el establecimiento de un mecanismo permanente de flexibilidad, en línea con la experiencia de los ERTE para que el ajuste no se produzca con intensas destrucciones de empleo.

La patronal observa con cierta tranquilidad los movimientos políticos y la presión sindical. A diferencia de otros pulsos, ahora creen que cuentan con la protección de Bruselas. «Nos salva que Europa tiene atado de manos a Sánchez». Pero Sánchez está atado de manos por Bruselas en cuanto a la recepción de los fondos, pero también está atado en clave política por sus socios de investidura. El PSOE no puede darle una baza a Yolanda Díaz. Pero ERC, en una competición también directa con Unidas Podemos, tampoco está por la labor de validar nada que permita a los morados colgarse una medalla de la que ellos no saquen ningún rédito como partido. Y en la rivalidad entre PNV y EH Bildu juegan los mismos componentes.

Son demasiadas piezas, por la debilidad del Gobierno, como para que encajen todas a la vez. En vísperas del encuentro «clave», los satélites socialistas estaban ayer a pleno motor.

La postura de la cuota de Gobierno socialista, con la que hoy se sentará la ministra de Trabajo para firmar un acercamiento de posiciones, es que Yolanda Díaz «ha dejado mensajes contradictorios en las últimas horas porque está buscando cómo dar marcha atrás».

«Saldrá una reforma laboral que será una posición de Gobierno, y no se puede seguir en la mesa de negociación y hacer la guerra por libre para apuntarte tantos en clave electoral».

El pronóstico socialista es justo el contrario del que airean desde la parte morada. Dicen que la vicepresidenta y ministra de Trabajo irá rebajando el pulso para acomodarse a la negociación y al criterio que marque Moncloa porque «fuera del Gobierno hace mucho frío y no está en condiciones de hacer la guerra sin partido y sin coche oficial». El último pronunciamiento de Sánchez al respecto consistió en reducir la derogación de la reforma laboral a reconstruir «algunas cosas», conforme a lo pactado con Bruselas en el plan de recuperación.