Patrimonio
El día que «Terminator» estuvo en el Valle de los Caídos
Schwarzenegger saldó en 2013 una visita que tenía pendiente desde el rodaje de «Conan el Bárbaro»
En 1981, Arnold Schwarzenegger rodó algunas escenas de «Conan el Bárbaro» en El Espinar (Segovia), detrás del Valle de los Caídos. Cuando el coche de producción le llevaba desde su hotel en Madrid a la zona de la filmación, contó que le llamó «mucho la atención aquella cruz tan grande que se veía en la montaña», pero el plan de rodaje le impidió entonces averiguar nada más. Más de treinta años después, «Arny» regresó a España para promocionar su propio evento multideportivo, Arnold Classic Europe, y el Reebok Spartan Race, uno de los circuitos de carreras más prestigiosos del mundo, y aprovechó para organizar aquella visita pendiente en San Lorenzo de El Escorial.
En ese intervalo de tiempo, el actor y exgobernador de California se había convertido en una celebridad mundial por sus diferentes papeles en el mejor cine de acción facturado en Hollywood, con la saga «Terminator» como icono más representativo. Pero cuando a media mañana del viernes 11 de octubre de 2013 llegó al aparcamiento lateral junto a la explanada principal del recinto quiso hacerlo como un turista más, aunque era complicado que pasara desapercibido, y menos con la «numerosa comitiva que llevaba», según recuerda Pablo Linares, presidente de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC). «Iba con unas 15 personas y llegaron en cinco coches, incluida una furgoneta grande, así que crearon toda la expectación del mundo».
A Linares, que suele pasar mucho tiempo en el complejo monumental, le dijeron el día antes que iba a producirse la visita, pero pensó que era «una broma», hasta que el mismo viernes le avisaron de la taquilla: «Pues es verdad, aquí está». Y allí se presentó él inmediatamente para ser testigo y dar fe, antes de que el grupo pagara los 9 euros por persona que cuesta la entrada y cuando todavía se movía por la amplia explanada frente a la Basílica.
«Al principio tuve oportunidad de hablar con él un rato, en mi poco inglés y su nulo español», cuenta a LA RAZÓN Pablo Linares, que después se apartó para poder hacer fotos «y Schwarzenegger ya se cerró en banda, incluso se escondía entre la gente» para evitar a aquel entregado anfitrión que disparaba la cámara «como los paparazzi», y «eso debió pensar que era», apunta el responsable de la ADVC desde su creación en 2009.
El popular actor, que fue inmediatamente reconocido por el público presente, estuvo «muy interesado» en las explicaciones que iba recibiendo ya desde el exterior –llevaba guía e intérprete–, pero además «hacía preguntas, por ejemplo la altura de la Cruz, que acaba de lograr el Récord Guinness como la más grande del mundo», afirma Linares, que entró a la Basílica a la vez y eludió la prohibición de usar la cámara dentro–«¿cómo no iba a hacerlo?»– para seguir su tarea de «difusión» e incluso intervenir para llamar la atención a aquel viajero en el tiempo en forma de «Terminator». «Le tuve que decir que sacara las manos de los bolsillos; no es que sea especialmente cuidadoso con esto, pero me pareció mal, hay que tener un respeto en un lugar sagrado», afirma. Linares le hizo una foto delante de la tumba de José Antonio Primo de Rivera, pero le pidieron que «no tomase imágenes junto a la de Franco», que sería exhumado el 24 de octubre de 2019, seis años después.
La visita «suele durar una hora», pero «luego» estuvo «en la zona de la Abadía», tomando un café –el vaso estuvo «expuesto en una vitrina en el local», cerrado hoy– y una napolitana de chocolate–, «y se prolongó casi tres».
Uno de los empleados de Patrimonio Nacional estaba esperando a la salida de la Basílica con otro compañero para que les hiciese un retrato de recuerdo. Estuvo ensayando veinte minutos una frase: «Arnold, una foto ‘you and me’?». La estrella hizo un gesto negativo con la mano, el desairado se le quedó mirando y le soltó: «Es lo mismo, yo soy más de [Sylvester] Stallone». Más solícito, el actor «accedió después a posar junto a dos chicas en la parte de atrás».
En otro momento, «como Schwarzenegger estaba en el baño de la cafetería no me querían dejar entrar», rememora Linares. Con sus ganas a cuestas, este insistió y se encontró compartiendo urinario «de reojillo» con el famoso intérprete.
¿Y los benedictinos que viven en el Valle de los Caídos? No le vieron, pero al día siguiente preguntaban «quién había venido». Al explicárselo el propio Linares, uno de los monjes contestó: «Sí, creo que me suena», prueba de esa vida que llevan «absolutamente enclaustrados en su mundo particular».
Pablo Linares acabó el día con otra nota de humor. «De dónde vendrás a estas horas», se quejó su mujer al llegar a casa más tarde de lo esperado. «Si te digo que he estado con Terminator no te lo vas a creer...», le contestó él, tras haber recopilado unas fotografías que «dieron la vuelta al mundo».
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