Juicio "Tándem"
Anteriores jefes de la Policía se desligan de los negocios privados de Villarejo
Eugenio Pino, Agustín Linares y Pedro Díaz-Pintado reconocen que sabían que las empresas del comisario existían, pero no aceptan la versión de que sirviera como instrumento del Ministerio del Interior
La sesión del juicio de “Tándem” de este lunes era determinante para apoyar la tesis de que “todo el mundo” conocía cómo trabajaba el comisario José Manuel Villarejo, principal investigado y para quien la Fiscalía pide más de 100 años de prisión. Y los tres exjefes de la Policía que pasaron toda la mañana declarando no han ayudado en exceso a su versión que busca demostrar que todos eran conocedores de su estructura empresarial y que, además, ésta servía de sustento al Ministerio del Interior para muchas de las operaciones policiales. Los tres antiguos Directores Adjuntos Operativos (DAO) Eugenio Pino,Agustín Linares y Pedro Díaz-Pintado se han desligado de los negocios del comisario: que sí sabían de su existencia y que no conocieron que sirvieran para las estructuras del Estado.
“Usted no viajó bajo mi mandato nunca”, exclamó Linares a un Villarejo que actuó durante parte de la mañana como su propio abogado tratándose a sí mismo en tercera persona. “¿No recuerda que con ocasión del accidente de los Rodeos [aeropuerto de Tenerife] estaba mi defendido con usted en el despacho?”, preguntó el comisario para hacer ver a la Sala de lo Penal que su relación con los altos mandos de la Policía era estrechísima. Linares -que declaró el primero- asumió haber comido con él, haber tenido trato y visitas, pero las respuestas negativas pusieron de los nervios al comisario. “Me dijo textualmente que le haría ilusión volver a tener placa”, aclaró el que fuera DAO hasta 1994 sobre la reincorporación al cuerpo del investigado.
El que más se explayó fue Pino cabeza policial entre 2012 y 2016 y a quien se le atribuye la jefatura de la llamada “policía patriótica”, considerado además todavía hoy cercano al círculo de Villarejo, aunque en sus respuestas ha intentado alejarse algunos metros necesarios para que no le salpiquen los delitos. Pino definió el trabajo del comisario como “antena”, es decir, tenía funciones de jefe, pero ningún subordinado directo a su cargo. Asignado el “puesto 28″ del catálogo que maneja la Policía en cuanto a organigrama, pero sin estar asignado “en ninguna parte”.
Tenía una serie de funciones encomendadas y manejaba a colaboradores, según la versión de Pino. “El señor Villarejo era una de las personas que más sabía en su momento. Su relación con el mundo laboral, empresarial y financiero nos proporcionaba aspectos parciales que nos complementaban información”, dijo. La clave sobre la que gira la defensa del comisario tiene mucho que ver con que sus superiores supieran de sus trabajos privados. Pino ha reconocido que sabía que tenía una clínica en el sur o que su mujer tenía un periódico. Aunque sobre el hecho de que éstas sirvieran para operaciones policiales, entre las respuestas difusas ha sobresalido el no.
Y, concretamente, sobre las piezas que son objeto de este juicio relacionadas con el espionaje para un empresario de Málaga, la familia Cereceda y un despacho de abogados, Pino no tenía ni idea.
El fiscal Anticorrupción Miguel Serrano ha querido profundizar en dos aspectos: las notas que elaboraba el comisario y los fondos reservados que manejaba. “Es generoso. A la hora de la verdad en vez de pedir un huevo pide un filete. Es más exquisito”, señaló Pino sobre el arte de Villarejo para manejar fondos reservados en operaciones complicadas. “Tiene más vocabulario para hablar de armas, de caballos o de lo que fuere. Y el dinero lo maneja”, destacó. Sobre las notas informativas que elaboraba algunas eran de carácter secreto y otras no.
Como declaraciones anteriores ante el instructor del “caso Tándem” en la Audiencia Nacional, Pino explicó que él no se enteraba de muchas de las cosas que entraban en la DAO porque tenía muchos más funcionarios y asuntos que atender. Se lo filtraban si había algo relevante y, si no lo había iba directamente a la Unidad correspondiente. Así, no sabe afinar muchos de los trabajos de Villarejo.
La investigación previa a Villarejo
Otro de los aspectos en los que ha querido entrar Anticorrupción ha sido un informe que se elaboró en 2015 por el inspector jefe de la DAO José Ángel Fuentes Gago y que concluyó que la actividad privada de Villarejo era compatible con sus funciones en la Policía. Motivo, precisamente, que ahora la Fiscalía pone en tela de juicio.
Pino ha explicado que se hizo por orden expresa de sus superiores en el Ministerio y se ha desvinculado totalmente del resultado de esa investigación. Que era una información reservada y no una investigación al uso -en cuyo caso tenía que haberla hecho un superior jerárquico a Villarejo y Pino no lo era-, que no sabe si Fuentes Gago entrevistó al propio Villarejo y que tampoco supo si finalmente se archivó.
- Usted era el jefe, ¿no se interesó por el resultado de ese informe?, preguntó Serrano.
- Yo tenía a 3.000 funcionarios en la DAO, se excusó Pino.
- No creo que ninguno estuviera investigado para ver si su actividad empresarial era compatible con su función policial, remachó el fiscal.
Con todo, el que fuera DAO aclaró que él quiso cesar en varias ocasiones al comisario, pero que por unas cosas y por otras no lo terminó de hacer. Apoyó la teoría del odio mutuo entre Villarejo y el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán y la inquina personal con el entonces jefe de la Unidad de Asuntos Internos Marcelino Martín Blas.
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