José María Marco
Madrid y el voto joven
Tras la crisis del PP, Almeida ha encontrado la forma de asentarse y progresar
En estos momentos, el PSOE es la quinta fuerza entre los jóvenes madrileños, con un 4,5% de los apoyos entre los 18 y 29 años. Por delante van Cs, con un 5,1%; Vox, con un 6,8%; el PP, con un 10,8%, y Más Madrid, con un 15,9%, según la encuesta publicada ayer en estas páginas. Aun contando con la volatilidad que está manifestando el electorado de izquierdas –que contrasta con la fidelidad demostrada por el de derechas–, resulta significativo que los socialistas no logren atraer al voto joven: ni los esfuerzos de Sánchez por encarnar a un Peter Pan eternamente progresista ni los ataques de los socialistas a una derecha que ha dejado de asustar ni la autopublicitada modernidad del socialismo consiguen convencer a los jóvenes. En la izquierda se decantan por Más Madrid, opción más postmoderna y fluida –llamémosla así–, que pone el acento en la identidad, en los estilos de vida y lo medioambiental antes que en la ideología y el poder. Resulta un acierto de Más Madrid, pero no parece que sea una buena noticia para el conjunto de la izquierda, que se aleja de las preocupaciones de los adultos, en particular los de menos capacidad económica.
Otro dato interesante es el resultado no muy brillante de Vox, que se queda lejos de establecerse como alternativa creíble al PP en un sector de la población que se ve a sí mismo como la punta de lanza de la modernidad. Avanza de forma muy notable el conjunto de centroderecha, pero –aunque también lo haga, de 4 a 6 concejales– no lo hace tanto el poder de atracción de Vox entre el electorado joven. Es un contraste con lo que pasa con formaciones similares en otros países, en particular en Francia, donde partidos como Vox atraen a quienes no se identifican con el sistema. Tras la crisis del PP, Almeida ha encontrado la forma de asentarse y progresar, hasta el punto de que no necesitaría a Vox para gobernar. Esta última formación, en cambio, no encuentra en Madrid ni el discurso ni la figura que resulten atractivos para los jóvenes en una ciudad que tiene por característica principal, ahora, el haber estrenado marca, «sex appeal» y posición global.
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