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El PP buscará rematar a Vox con la «indiferencia»
Los barones socialistas ven perdida la batalla electoral si se mantiene la coalición con Podemos
Pedro Sánchez se enfrenta al ruido creciente dentro de su partido por parte de dirigentes autonómicos y, sobre todo, alcaldes, que en unos meses tendrán que jugarse sus puestos en las elecciones autonómicas y municipales de la próxima primavera. El negacionismo de la dirección socialista respecto a la amenaza de cambio de ciclo choca contra lo que temen sus cargos orgánicos y contra el análisis que hacen en privado de los motivos de la hecatombe andaluza.
Al presidente Sánchez no le vale con un cambio de gobierno ni con la cumbre de la OTAN para activar la remontada, y cada vez son más las voces que apuntan contra la coalición con Podemos y dan por hecho que los morados saltarán del Gobierno para marcar su perfil propio en busca de una supervivencia política que Andalucía ha puesto en duda.
Los barones socialistas se ven desarmados para frenar el desgaste que arrastra a las siglas. Políticamente, «los socios no nos van a dar ni agua», y Cataluña ha dejado de ser «el posible refugio sobre el que sostener la ilusión de que sea el granero con el que compensar los votos que se pierden en otros territorios por los pactos con ERC y con Bildu en el Congreso de los Diputados». «Estamos vendidos mientras no se cambie la política en Madrid», claman fuentes del Gobierno de Aragón, gobernado por el PSOE.
El PSOE tampoco puede encontrar refugio en la economía porque las perspectivas de aquí a final de año no son nada buenas. Y esto es otro lastre añadido sobre las perspectivas de los candidatos socialistas. Voces como la del presidente de Aragón, Javier Lambán, reclaman una reflexión sobre el alcance de la crisis, pero nadie se atreve, de momento, a criticar en público al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE.
El PSOE asume, además, que se ha quedado sin el recurso de alentar el miedo a la extrema derecha. No ha funcionado en Madrid ni en Castilla y León. Y el voto útil arrastrado con ese argumento ha ido al PP y no a la izquierda en Andalucía. La Junta Directiva Nacional del PP, máximo órgano entre congresos, se reúne hoy para celebrar y rentabilizar el éxito electoral conseguido en Andalucía. Tanto Feijóo como el presidente en funciones de la Junta, Juan Manuel Moreno, harán sus discursos en abierto a los medios de comunicación para darles más repercusión. El resultado andaluz alienta al PP a seguir trabajando por el voto útil sin renunciar a la moderación y mediante la vía de «ignorar» a Vox en su discurso y en su estrategia. El PP no se mide con los de Santiago Abascal, «no hay nada peor en política que la indiferencia».
Además, superado el examen andaluz, el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tiene manos libres para responder a las salidas de tono de la cuota de Vox en su gobierno. Por decisión acordada con la dirección nacional, Mañueco se ha mantenido estas semanas en un perfil secundario para no alimentar polémicas que pudieran beneficiar electoralmente a Vox. Ahora, Génova entiende que ha llegado el momento de no dejar pasar ni una a Vox, y que sea este partido el que asuma las consecuencias de la «desestabilización».
Feijóo reclamará hoy al partido que siga avanzando por el camino de una oposición de propuestas y alternativas, moderada, y que insista más en la gestión que en la crítica vacía.
En el PP se ven capaces de cambiar la tendencia de las encuestas para seguir ganando posiciones a costa del voto útil, de centro, y también socialista moderado; y creen que Andalucía les ha abierto la puerta a poder conseguir una mayoría lo suficientemente holgada a nivel nacional como para gobernar en Moncloa sin hipotecas ni acuerdos con Vox.
«Han tocado su techo electoral. A partir de ahora sólo les queda bajar. Y tendrán que pensarse muy bien si en una investidura de Feijóo votan del lado del bloque de la izquierda, con independentistas y Bildu», razonan en la sede nacional.
Por otra parte, en esta nueva etapa del PP, con Feijóo como presidente nacional, otra consigna marcada a fuego es la de evitar el choque ideológico con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Este equipo sabe que necesita a Ayuso, con su perfil propio, en Madrid, de la misma manera que necesita también respetar la pluralidad de los «matices» territoriales para ensanchar su base electoral.
Feijóo no quiere competiciones ni encontronazos entre barones. Respetará la autonomía de Ayuso, pero no aceptará injerencias en su estrategia y en su discurso nacional. Sobre la base de la fuerza con la que irrumpe Juanma Moreno en escena, después de su holgada mayoría absoluta, ayer ya empezaron las primeras interpretaciones en clave de enfrentar a Génova con Ayuso. La presidenta aplaudió el triunfo de Moreno, pero también ratificó que ella no se moverá ni un milímetro de su posición y de sus políticas en Madrid.
Y ni Feijóo ni Juanma Moreno harán ningún gesto expreso que pueda interpretarse como una corrección a la líder madrileña o un toque de atención respecto a su estrategia política.
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