Tensión

Sánchez-Feijóo: una relación bajo mínimos

El Gobierno inicia el curso político rompiendo los puentes con el PP y aprueba el decreto energético gracias a sus aliados

Sin atisbos de reconstruir puentes. El Gobierno y la nueva dirección del PSOE siguen inmersos en su objetivo de desgastar al PP y de rebajar su credibilidad como principal partido de la oposición. Los ministros del PSOE, y ahora, el propio presidente Pedro Sánchez, han entrado en el cuerpo a cuerpo con Alberto Núñez Feijóo, como hoja de ruta previa al año electoral que comienza con autonómicas y municipales y con la vista puesta en las generales de diciembre 2023. Los socialistas han empleado este mes de agosto en entrar al choque con el Partido Popular en todas sus intervenciones acusándole de no hacer oposición e incluso dinamitando todos los puentes para renovar el Consejo General del Poder Judicial con una filtración de un acuerdo anterior a la nueva dirección de los populares.

La prueba de fuego sucedía ayer en el Congreso de los Diputados con el examen entre el Gobierno, la oposición y los aliados para aprobar decretos sustanciales para la legislatura. Pero el terreno se encargaba de abonarlo previamente Pedro Sánchez quien elevó ayer mismo el órdago en una agrietada relación PSOE-PP al asegurar que el cambio experimentado por el PP con la llegada de Feijóo «ha sido a peor». Desde Bogotá confesó a los periodistas, según informa Efe, que no tiene ninguna relación el principal líder del PP, y llegó a presumir de que cuando él era líder de la oposición hablaba mucho más con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Le acusó, incluso, de enarbolar una actitud «contraria al sentido común», que va contra el interés general. «De dos años a esta parte sufrimos una oposición negacionista que carece de sentido de Estado y que no cumple con sus obligaciones constitucionales».

Feijóo no rehuyó el envite y le censuró por no llamarle para pactar el decreto energético que se convalidaba ayer en el Congreso y elegir, sin embargo, al «bloque de la mayoría plurinacional».

Con estos mimbres, ni los ministros del PSOE ni en el PP confiaban en un acuerdo de última hora para aprobar el decreto energético, lo que implicaría, a su vez, una tregua en los cinco meses de relaciones entre el PSOE y la nueva dirección del PP. No ocurrió. El combate directo fue reflejado en el Pleno del Congreso de los Diputados, donde la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, –encargada de defender el decreto– acusó a los populares de ser «la derecha más rancia de Europa» a la par que –singularmente– les pedía el apoyo– con un «¿qué excusa tienen ahora?», para terminar reprochándoles una actitud «obstruccionista y desleal». Ante esto, desde el PP, respondieron sin tapujos cargando contra los errores del Gobierno ante el decreto energético y por la nula negociación con el PP. «Tenemos al peor Gobierno de Europa», denunció la portavoz Cuca Gamarra para aventurar que el decreto «lleva a la ruina a los españoles» y los «parches» e «imposiciones» de este decreto «tendrán consecuencias negativas».. «Muchos insultos, pero ni una sola llamada», incidió.

Así, Gobierno y PP comienzan la carrera electoral sin visos aparentes a dar luz verde a negociaciones encalladas. Desde el Ejecutivo, convencidos de que pueden ganar la batalla a Feijóo al analizar que comienza a sufrir el efecto desgaste de no dar ningún paso decisivo distinto a la antigua dirección popular. Las encuestas, sin embargo, no reafirman estas corazonadas de los socialistas. Mientras, en el PP, siguen decididos a tender la mano al Gobierno, si renuncia a sus pactos con Unidas Podemos y sus socios independentistas. Entre medias de esta relación, desde se Vox maniobra en ese intento de competir con los populares, al retar al PP a presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional, siguiendo el sendero de Ayuso en Madrid.

Reconciliación con los socios

Mientras, en el Ejecutivo quitan hierro a este bloqueo y confían en aguantar la legislatura y en que sus aliados no podrán pasar a la oposición per se ante .la certeza de que ello significaría dejar el camino despejado al bloque de la derecha. El pleno de ayer mostró la reconciliación con sus socios que implicó, ipso facto, cesiones. El decreto de medidas de ahorro energético se convalidó gracias a los votos de la mayoría de la investidura, pero no exento de críticas por la falta de acuerdo. PNV, Esquerra y Bildu apoyaron la iniciativa con la intención de mejorar posteriormente las medidas: los nacionalistas vascos defienden incluir sus exigencias en el próximo decreto que tendrá que aprobarse en septiembre para apuntalar el ahorro energético, mientras que los dos grupos independentistas defienden tramitar este decreto como proyecto de ley para incluir sus exigencias en el proceso de enmiendas. Logró 187 apoyos.

Por otro lado, el Ejecutivo logró –esta vez sí– dar luz verde a la ley del solo «sí es sí», con dos meses de retraso tras una errata en el texto que hizo devolverlo al Senado. El Congreso también aprobó el decreto sobre el nuevo régimen de autónomos, que se tramitará como proyecto de ley, y la nueva norma sobre coordinación ante incendios, convalidada como real decreto, éstas dos últimas sí con el apoyo del PP. También sale adelante la Ley Concursal y la Ley de Ciencia, ésta gracias a un acuerdo in extremis entre ERC y el ministerio, a pesar de su decisión inicial de apoyar una enmienda del PP en su paso por el Senado.

División de corbatas, abanico y calor

Diputados y ministros se reincorporaron ayer al trabajo después del descanso. Acudieron puntuales al «primer día» entre reencuentros y abrazos. En pleno verano y con una máxima de 33 grados en la capital, los trajes veraniegos de Sus Señorías marcaron la tendencia. Iban preparados, no solo con sus papeles y argumentarios, sino con sus trajes, conscientes de que en el Congreso ya no hacía frío. El termostato marcaba los 27 grados. Así, aseguraban dar ejemplo ante la crisis energética en el día que debía convalirarse el decreto de medidas de ahorro energético. La institución, hasta ahora, destacaba por las chaquetas o pañuelos que siempre debían portarse ante las bajas temperaturas. División a la hora de «colgar» la corbata, como había pedido el presidente del Gobierno para «ahorrar». Los diputados del PSOE cumplieron el «dress code» a rajatabla, empezando por el portavoz del PSOE, Patxi López. El ministro José Luis Escrivá, sin embargo, se saltó el «protocolo», como los diputados del PP, Vox y Cs. Lo que no faltó fueron los abanicos. En invierno, veremos abrigos y pañuelos al bajar la calefacción a 19 grados.