Estrategia

Golpe fiscal de los barones para acercar a Feijóo a Moncloa

Ofensiva de bajada de impuestos territorial. Las elecciones de mayo se jugarán en el ámbito impositivo y el PP anticipará su programa de generales

La política impositiva es el «arma» que utilizará el PP en las elecciones autonómicas y municipales de mayo para dar un golpe al poder territorial de la izquierda, y, al mismo tiempo, allanar, ése es, al menos, su objetivo, el camino a Alberto Núñez Feijóo hacia La Moncloa. Cada dirigente autonómico jugará sus cartas dentro de la misma estrategia. Hace una semana abonó el terreno la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y ayer lo hizo el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, en una estrategia en la que, de fondo, sobrevuela la meta de las elecciones generales. En esta campaña autonómica y municipal Feijóo se apoyará en sus presidentes autonómicos para ir desplegando las bases del programa fiscal con el que pedirá el voto a los españoles. Ni crisis energética, ni guerra, ni recesión, ni precios disparados. El PP está decidido a sostener el lema de que «bajar impuestos es de centro-derecha», como base de una alternativa de confrontación con la política de izquierdas, más dirigida hacia «las medidas paliativas» para controlar los daños sociales de la crisis. En el 95, cuando José María Aznar asaltó el poder territorial, antes de su primera victoria en unas generales, las del 96, la estrategia fue parecida, sólo que en aquella ocasión Aznar también se apropió de la bandera de la regeneración democrática.

Bajadas de impuestos versus ayudas sociales. El Gobierno de Sánchez cuenta a su favor con un exceso de recaudación, por la subida de la inflación, y con los fondos europeos, que el PP reprocha que utilice con «interés partidista», a modo de «cheques» para ganar votos: en este contexto electoral los dos bloques tienen ya marcado el espacio en el que van a disputar su pulso.

Juanma Moreno hizo ayer un significativo movimiento en Madrid, la cuna de la presidenta Ayuso. Arropado por una selecta delegación empresarial y mediática de Andalucía, anunció la eliminación del Impuesto de Patrimonio y la deflactación del IRPF por parte de su Gobierno. El interés de la jugada es doble: por un lado, respaldar a Feijóo con una política impositiva que en Génova dan por hecho que tirará a favor del «número uno» en las urnas. Y, además, el presidente de la Junta llamó a que no se caiga en la tentación de situar el domicilio fiscal en Madrid, para beneficiarse de la política impositiva de Ayuso, y los que pasan largas temporadas en Andalucía tengan allí su residencia fiscal.

El presidente de la Junta cubrió con creces las expectativas que había generado el anuncio de su presencia en Madrid, en un desayuno del Grupo Joly. Y la sala, preparada en el Hotel Palace, se quedó pequeña para acoger a empresarios, ex ministros y la plana mayor del PP. Ante este aforo, siguió idéntica estrategia a la que la presidenta de la Comunidad madrileña utilizó la pasada semana en el debate sobre el estado de la región: la bajada de impuestos con mayúsculas. Andalucía, con Gobierno del PP, suprimirá el Impuesto sobre el Patrimonio a partir de 2023. «Esta bonificación al cien por cien no tendrá impacto negativo en las cuentas de la Junta porque apenas supone un 0,6 por ciento de lo que se recauda, pero sí atraerá talento y producirá un incremento de contribuyentes por IRPF, y por otras imposiciones directas, mucho mayor», explicó. El político andaluz busca que rentas que ya pasan largas temporadas en su comunidad autónoma fijen su residencia fiscal allí. En Madrid, y con Feijóo al lado, también anunció que deflactará la tarifa autonómica del IRPF a los tres primeros tramos del gravamen, hasta los 40.000 euros, justo la propuesta que lleva reclamando el líder popular al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desde que asumió la dirección del PP.

A esto se le suma otra bajada de impuestos, enfocada a pymes y clase trabajadora, por valor de 360 millones de euros, sólo en 2023.

Hace una semana Ayuso anunciaba también su decisión de continuar con su política de rebajas fiscales, una tarifa cero para autónomos y la bonificación al 25 por ciento del impuesto de donaciones y sucesiones entre hermanos, tíos y sobrinos. En el mismo paquete que la deflactación del IRPF en todos los tramos. En esta misma línea, a finales de agosto, el presidente de Castilla y León, el popular Alfonso Fernández Mañueco, arrancó el curso con un plan de rebajas fiscales. Rebaja del IRPF a todos los contribuyentes, beneficios fiscales para la compra de vivienda en el ámbito rural y las «más altas» ayudas a la natalidad en el medio urbano y rural. El engranaje de todos estos movimientos fiscales de los dirigentes territoriales del PP es afianzar el relato que identifique sus siglas con el mensaje de que son el partido que baja los impuestos y devuelve el dinero a los bolsillos de los ciudadanos, «para que decidan libremente cómo se lo gastan» en un crítico contexto de inflación y subida de precios.

Moncloa, por su parte, tuvo que reaccionar tras la contundente derrota del PSOE en las elecciones autonómicas andaluzas de junio y se ha aplicado después del verano a construir el discurso de que ellos son los únicos que se ocupan «de la clase media y trabajadora».

Feijóo: «El ejemplo contra el insulto»

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, aseguró ayer que el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, representa un ejemplo a seguir porque los andaluces han demostrado que el «miedo y el insulto» se han convertido en un «bumerán contra el PSOE». «Es uno de los más brillantes representantes de la nueva política. Andalucía ofrece lecciones de extraordinario valor en este momento», defendió.