Memoria Histórica

De Novés a Cuelgamuros, el exterminio de los Benayas

La familia de Delfina Hernández, asesinada en 1936, encontró sus restos y pudo llevarle al fin flores al «Valle de reconciliación eterna»

La Casa de las Cadenas de Novés y el Valle de los Caídos
La Casa de las Cadenas de Novés y el Valle de los CaídosFotoLa Razón

El comienzo ayer de las obras previas a las exhumaciones de 118 cuerpos en el Valle de los Caídos supone la meta ansiada de sus allegados desde hace años, pese a la oposición de 260 familias que temen que esa intervención pueda alterar lo que quede de los suyos en un maremágnum de humedades y huesos –existe un episodio documentado de dudoso éxito como el de las exhumaciones navarras de 1980–. Pero hay también quienes han descansado al saber que allí reposan los suyos.

Delfina Hernández y Román Benayas, el día de su boda, en 1928
Delfina Hernández y Román Benayas, el día de su boda, en 1928Familia BenayasLa Razón

Como sucede en la tragedia que, en plena Guerra Civil, se fraguó en Novés (Toledo). Sus protagonistas, los Benayas, familia de agricultores que «tenía gente a la que daba trabajo», recuerda Marina Benayas, nieta de una de las 133 mujeres que hay enterradas en el Valle de los Caídos.

El alcalde perdió todo el poder en favor del comité local, cuyos miembros «se emborrachaban e iban a buscar» a quienes querían ajustar cuentas. «Todo iba bien hasta que vinieron los sindicatos a dar mitines y surgieron las rencillas, los asesinatos, las violaciones. La envidia...». Marina relata que su abuelo Román «ya tenía noticias de que antes o después, conforme veía cómo iban cogiendo gente, iban a ir a por él». Él «tenía una pistola escondida en una jardinera en el patio y cuando los del comité fueron a su casa quería echar mano del arma, pero la criada debió verle esconderla y avisó a los milicianos: “¡Tiene la pistola, va a cogerla!”. Así que, de forma voluntaria, Román se entregó para salvar a su mujer y a sus dos hijos».

En principio creía Marina que «lo habían llevado a la Casa de las Cadenas –sede del cuartel de milicias del comité–, donde torturaban y a alguno le daban de cena sus propios testículos», pero este verano supo que «directamente le encerraron en el calabozo del ayuntamiento, y al día siguiente le montaron en un carro con otros dos en dirección al cementerio. Uno se tiró, porque sabía el final», pero el destino estaba sellado para todos. A su abuelo «dicen que le dieron una mala muerte; participaron algunas mujeres, sacándole los ojos –ya llevaba un brazo partido–, y bailaron sobre su cadáver».

La casa de Román en Novés estaba a la derecha y desde allí bajó andando hasta la Casa Consistorial, en cuyo calabozo fue recluido hasta su ejecución al día siguiente
La casa de Román en Novés estaba a la derecha y desde allí bajó andando hasta la Casa Consistorial, en cuyo calabozo fue recluido hasta su ejecución al día siguienteLa RazónLa Razón

Su abuela, Delfina Hernández, «se fue de huida a Madrid con un hermano de mi abuelo, que la llevó con los niños a la calle Princesa, donde hoy está El Corte Inglés. Agotada del viaje, se acostó con un camisón y una bata negra. Pero la criada de la casa alertó de que había llegado una familia de Novés: una mujer, un hombre y dos niños. Se presentaron y no solamente se llevaron a mi abuela, sino también a otra criada, a su novio y a toda la familia. Se salvaron otra criada, mi padre y mi tío [con 5 y 7 años], y otra niña». Este grupo, «cuando volvió de pasear» se encontró con que «los habían trasladado a diferentes checas: los mataron a todos».

Lo que Marina y su hermana Teresa pudieron averiguar fue que su abuela «había sido asesinada por “espías fascistas” y que vestía un camisón y una bata negra cuando la mataron en la Carrantona, en Vallecas, junto a una niña que llevaba de la mano, de unos 15 años».

Marina Benayas
Marina BenayasLa RazónLa Razón

A su padre, Marino, y a su tío Ernesto «los recogieron para mandarles a Rusia, destino de los huérfanos». Pero ocurrió que «cuando estaban leyendo las listas, un trabajador de la Renfe, al oír Benayas se alertó, porque el apellido le sonaba de su pueblo. Así que se acercó al que hablaba y le dijo: “Acabas de mentar a dos niños, Benayas... ¿Me los puedo llevar?”. “Sí, dos menos para Rusia”, le contestó. Y se los trajo al pueblo y los entregó a los padres de mi abuela. Pasaron mucha hambre, vendieron todo para darles de comer».

Su tío Ernesto se casó, tuvo un hijo y una hija; y también su padre. Marina es «la más pequeña de las cuatro nietas de Delfina» y su hijo el mayor «es la viva imagen de su abuela». Convivieron con el hiriente recuerdo del pasado, pero su tío y su padre decían que «bastante dolor llevaban dentro como para desenterrarlo. Mis primos, mi hermana y yo queríamos saber por lo menos dónde llevar a mi abuela un ramito de flores».

Los hijos de Ernesto, el primogénito de Román y Delfina, que se llaman como sus abuelos, junto a Teresa, hermana de Marina, en la cúpula de la basílica de Cuelgamuros
Los hijos de Ernesto, el primogénito de Román y Delfina, que se llaman como sus abuelos, junto a Teresa, hermana de Marina, en la cúpula de la basílica de CuelgamurosFamilia BenayasLa Razón

Incluso, dice Marina, «hemos convivido con gente que mi padre sabía que formó parte del comité que mató a su padre y a su madre, pero nunca tuvieron las agallas para dar la cara, y él ya había perdido demasiado. Hoy tiene demencia, pero nunca olvidó cómo olía la madre a la que siempre ha llorado».

Ella asegura ser «como mi abuelo, genio y figura, y me puede todo esto. No hace muchos años una mujer me dijo con rabia: “Eres igual que tu abuelo”. Al fin y al cabo en los pueblos las raíces perduran. Solo hace falta ver, cuando llegan las elecciones, la mala sangre que tienen y la entereza de esta familia, que fue exterminada al completo». Porque «junto a Delfina y Román también murieron cuatro hermanos de Román –Indalecio, Leovigildo...–, sobrinos, cuñados... solo quedaron niños... se llevaban todo por delante. Mi bisabuela, de ver muertos a todos sus hijos, evidentemente murió de pena».

Marina contactó con la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos (ADVC), cuyo presidente, Pablo Linares, les ayudó a cumplir su deseo. «Estaban buscando los restos de los abuelos, pero estaban buscando mal, porque ella sí figura en los registros y él no aparece por ningún sitio, aunque es posible que esté como “desaparecido”. Qué emoción supuso saber dónde estaba Delfina».

Teresa Benayas, con el ramo de flores que llevaron a su abuela Delfina al Valle de los Caídos
Teresa Benayas, con el ramo de flores que llevaron a su abuela Delfina al Valle de los CaídosFamilia BenayasLa Razón

Tras pedir permiso a Patrimonio Nacional, pudo acceder con ellos «ante la misma puerta del osario, en el quinto piso de la capilla del Santísimo, a la izquierda del Altar Mayor, donde la familia dejó una corona de flores en un día muy emotivo».

Recordando aquel día, Marina tiene un deseo: «Solo quiero que tras la pared blanca en la que reposan los restos de mi abuela, sus hijos y nietos encontremos en la Constitución Española un lugar como es el Valle de reconciliación eterna para España». Y su intención es «rezarle después de 84 años buscándola. A mi abuelo jamás le encontraremos».

El Gobierno aborda 118 exhumaciones “sin crear falsas expectativas”

Como ya adelantó hace diez días LA RAZÓN, el Gobierno ordenó reanudar ayer las exhumaciones de los restos de 118 víctimas de la Guerra Civil en el Valle de Cuelgamuros, “sin crear falsas expectativas” debido a la complejidad de los trabajos derivada del estado que presentan las inhumaciones.

Según ha informado el Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, la reanudación de las exhumaciones se producen tras la paralización que supuso las medidas cautelares impuestas por el juzgado nº 10 de Madrid ante los diversos recursos presentados.

“Una vez levantadas las medidas cautelares por parte del TSJM el pasado mes de julio y después de que el Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial estableciese que el consistorio no tenía competencia para suspender la licencia de obra, desde Patrimonio Nacional se ha procedido a reanudar los trabajos para terminar así con el sufrimiento que esta situación estaba ocasionando a los familiares de las víctimas”, señalan desde el departamento encabezado por Félix Bolaños.

Además, han indicado que este plan de exhumaciones “tiene el aval del Consejo Médico Forense” y cuenta con los medios materiales necesarios para llevar a cabo las labores de localización y extracción, “así como con los medios humanos y profesionales especializados en materia de antropología forense”.

De este modo, aseguran, se garantiza “la adecuada proporcionalidad entre los medios necesarios y los resultados que se pretenden alcanzar, sin crear falsas expectativas dada la complejidad de los trabajos, derivada del estado de los enterramientos”.

Los restos de las personas inhumadas en el Valle --denominado ‘de los Caídos’ hasta la reciente entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática-- se encuentran en columbarios de distintos tamaños y en muchos de ellos hay huesos de más de una persona.

Además, el paso del tiempo y la humedad han deteriorado el estado de los columbarios provocando que, en algunos casos, haya restos de varias personas mezclados, lo que dificulta aún más los trabajos de identificación.

Asimismo, desde Presidencia han indicado que tras las primeras apreciaciones de carácter forense, se llevarán a cabo, “siempre en las propias dependencias de la basílica, los análisis antropológicos y la toma de muestras que serán después utilizadas para los análisis genéticos”, que estarán a cargo del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid, dependiente del Ministerio de Justicia.

Una vez sean identificados los restos que hayan sido requeridos por los familiares de las víctimas, se procederá a elaborar los informes técnicos forenses para llevar a cabo la entrega de éstos a las familias.

Está previsto también que aquellos restos que no sean objeto de devolución a sus familiares por no haber sido establecida su identidad sean retornados al correspondiente columbario.

Asimismo, desde el departamento de Bolaños aseguran que el proceso estará guiado por criterios de carácter técnico y forense y el plan se desarrollará de acuerdo con el cumplimiento de los principios de "legitimidad, legalidad, respeto y confidencialidad". Los trabajos serán desarrollados desde Patrimonio Nacional, y están financiados con un fondo de 650.000 euros procedentes del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.