Terrorismo
Mikel Lejarza: «ETA se está recomponiendo. Es la disolución de España»
El agente más conocido por su alias «El Lobo», rememora el 50º aniversario de su infiltración en la organización terrorista en el libro «Secretos de confesión»
Mikel Lejarza sigue teniendo miedo. Hoy, medio siglo después de convertirse en el agente infiltrado que entró en ETA, sigue con cuidado de no ser reconocido. Eso es lo que hace que tenga aún que tomar todas las medidas de seguridad, como llevar con él una pistola cargada. «El Lobo» hace tiempo que decidió contar toda su aventura humana y policial al periodista Fernando Rueda con quien ha escrito «Yo confieso» y ahora «Secretos de confesión», ambos en Roca Editorial.
A la hora concretada suena el teléfono del responsable de este texto. «Hola, Víctor. ¿Cómo estás? Soy Fernando Rueda. Estoy con Mikel en el reservado de un restaurante. Podemos hablar». Y así empieza esta conversación con los autores de un libro que habla tanto de Lejarza en primera persona como de sus jefes o su familia.
Es inevitable empezar este diálogo con una cuestión: ¿vale la pena vivir así, mirando a todas partes, escondido de todos? «Sí, sí que vale la pena porque el hecho de que se haya evitado alguna muerte ya es importante. Si he evitado alguna muerte, algún atentado, vale la pena. La tristeza está en que aquella operación no se culminó del todo. No se favoreció que pudiera seguir. A veces, lo piensas y ves los sinsabores de la vida, piensas que ojalá no lo hubieran hecho, que hubiéramos seguido... En fin», reconoce Lejarza.
Mientras ultimaban «Secretos de confesión», Lejarza y Rueda quedaron fuertemente impresionados por la brutal agresión que estuvo a punto de costarle la vida el pasado verano al escritor Salman Rushdie. La amenaza que en 1989 el ayatolá iraní Jomeini había decretado contra Rushdie seguía activa. El periodista apunta que «durante la promoción de este libro, pero también de la del anterior siempre surge la pregunta de por qué se esconde Mikel. Él estaría muy feliz ahora mismo comiendo contigo en un restaurante, pero no se pueden hacer esas cosas. Su situación es más peligrosa que antes, como ha sucedido con Rushdie, que 33 años después ha sido acuchillado. La amenaza que hizo ETA en 1975 sigue». Los dos me recuerdan lo que pasó con Denis Donaldson, un irlandés que formó parte del IRA a la vez que era informador del MI5 británico. La organización terrorista dejó las armas en 2005. «A Donaldson lo mató el IRA al año siguiente», subraya Lejarza. «Hay que tener cuidado porque puedes convertirte en blanco, en un blanco cualquiera para alguien cercano a la organización. Hay movimientos y se están preparando para volver», dice «El Lobo».
Con esa última respuesta, ¿está queriendo decir que ETA no ha acabado? Pero ¿no habían dejado las armas? Mikel Lejarza lanza un suspiro y apunta que «en realidad ETA no se ha descompuesto mucho. La venció la Guardia Civil, que es el cuerpo que más ha sufrido junto con los militares. Ellos son quienes han sufrido más odio por parte de los terroristas. Cuando la Policía Nacional también entró en la lucha, con los GEO, ETA ya sabía que no podía hacer nada». Todo cambió para la organización terrorista, según Lejarza, «cuando pasaron a ser una banda de delincuentes que se dedicaba a asesinar. Era un paso hacia adelante sin un fin que tuviera un algo. No se olviden que se odiaban entre ellos mismos, que se mataban a ellos mismos. Sí, dejan las armas, pero dejan grupúsculos y son los hijos de los hijos de aquellos que estaban en ETA lo que siguen. Se están recomponiendo. Es la disolución de España. Ese el fin que tienen ellos». ¿Cree que el actual Ejecutivo puede evitar que suceda algo así? «El Lobo» vuelve a suspirar y contesta que «al Gobierno le importa todo esto un carajo. Me da mucha pena pensar en lo que pasará en el futuro».
Fernando Rueda, probablemente el periodista que mejor conoce a Lejarza, subraya que lo que me está contando quien ha sido el mejor agente infiltrado de nuestro país «es su visión personal. Él sigue en la pelea. Tiene claro que todo lo que pueda hacer por el país, lo hará. Si en algo se ha distinguido, y eso es algo en lo que nos parecemos los dos, es en pelear por aquellas cosas que conseguimos. Mikel es alguien que siempre ha estado frente al poder, que trabaja para el Estado frente al Gobierno. Por eso lo han llamado desde franquista a rojo o cercano al PP».
Sigamos con la actualidad. ¿Qué le parece a Lejarza que el actual Gobierno pacte con Bildu? Tras unos segundos de silencio, «El Lobo» dice: «Si le soy sincero, es algo en lo que prefiero no pensar. Es algo en lo que no puedo entrar. Me tengo que comer mi opinión sobre este tema. No, no quiero decir nada de lo que en realidad pienso sobre lo que usted me está planteando».
A Lejarza le duele cómo los diferentes gobiernos, con independencia de su color político, han tratado a las víctimas del terrorismo. Es algo por lo que no puede evitar protestar. «Hay una serie de víctimas que no han sido nunca reconocidas y nunca se reconocerán. Hay una cosa que siempre cuento, pero que nadie me escucha. Hablo de cuando iba al norte, al principio, y paraba en la comandancia de Vitoria, además de en otros cuarteles. De repente, oía un “¡pum!» y preguntaba qué es lo que pasaba. Me contestaban que “nada. Es otro que ha caído”. La presión a la que se sometía aquellos muchachitos de veinte años que mandaban para el norte era tan insoportable que se suicidaban. ¿Y esas no son víctimas del terrorismo? Claro que lo son. Sus familiares no quiero pensar en cómo están porque de ellos, de esos chicos, se ocultaba todo, hasta sus entierros. Hay muchos más que no se han dicho y nadie habla de ellos».
Mikel Lejarza está condenado de por vida a vivir peligrosamente. ¿Eso hace que él también se vea como una víctima del terrorismo? «Creo que víctima del terrorismo no me reconocerán ni ahora ni después. Si llegan a acabar conmigo de alguna manera, será por medio de delincuencia. Nadie dirá que “hemos sido nosotros”. Lo que dirán es que estaba sentenciado por todo el pueblo, por lo que dirán que lo han liquidado porque la sentencia de muerte era para todo el pueblo. Quedaría como Denis Donaldson, que es lo que buscan ellos ahora mismo. Si ellos pudieran yo quedaría de esa manera, pero no se lo voy a poner nada fácil».
Fernando Rueda ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a escribir estos libros. Sabe que su amigo le ha contado muchas cosas que hasta hace poco o no se conocían o simplemente eran objeto de especulación. Sin embargo, también sabe que hay una parte que Lejarza sigue ocultando. «Creo que él tiene suficiente información como para que podamos escribir un tercer libro. Estoy seguro de eso. A corto plazo trabajo en una novela basada en el personaje de “El Lobo”. Sobre ese tercer libro, él me dice que será póstumo. “No te preocupes que ya te llegará la información. Si algún día me pasa algo, a ti y a otros periodistas os llegará esa información”, me dice. Lo que espero es que no tenga que esperar los treinta o los cuarenta años que le quedan de vida y que, antes de eso, podamos escribir esa tercera obra», asegura Rueda. ¿Este secretismo es por tratarse de información sensible para la seguridad del Estado? Rueda contesta que «es una parte de la historia de España que yo publicaría porque son cosas que ocurrieron hace veinte o treinta años, pero Mikel tiene ese sentimiento de lealtad a su servicio. Intentaré enterarme de algo si lo pillo en un momento de debilidad, aunque es difícil con él».
Cuando nos despedimos les pregunto qué es lo que comerán. Mikel me responde que unos entrantes y un pescado. «Fíjate que Mikel no te da detalles de qué pescado, ni cómo lo preparan para que no se pueda identificar el restaurante en el que estamos comiendo», puntualiza Fernando Rueda. Mikel Lejarza ríe aprobando la observación de su amigo y biógrafo.
«Hay mucho trabajo por hacer»
La posibilidad de que ETA pudiera volver de alguna manera, como sugiere «El Lobo», ¿se basa en alguna nueva operación? ¿Podríamos encontrarnos con el hecho de que en el entorno de los simpatizantes con los etarras hubiera un infiltrado? «Solamente le diré que se está trabajando en ello y a tope. Hay mucho trabajo por hacer en estos momentos», comenta Lejarza. El que fuera uno de los mejores agentes que ha tenido el servicio secreto también es una voz muy crítica con los partidos nacionalistas, especialmente con el PNV. «¿A quién favorecía que ETA actuara? Al PNV le iba muy bien y siempre controlaban la dirección de ETA. Si a ellos no les interesaba un jefe de la organización en ese momento, pues se cambiaba. Siempre había un control sobre la dirección. Ahora se ha convertido todo esto en un cachorro muy peligroso», admite con resignación Lejarza. El agente me recuerda también que todavía no se han aclarado las extrañas muertes de algunos de los responsables de la banda, como son los casos de «Pertur» o «Txomin», probablemente asesinados por sus compañeros de grupo.
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